El camarada Arenas nada tiene que temer por esa r entre paréntesis añadida al PP; su Marca Registrada de Revolucionario todavía está a salvo por estos lares cuando más la necesitamos. Como tampoco nada tienen que temer los fanáticos que en nombre del dios hermano en la Fe, Alá, están dispuestos no sólo a arrebatarnos la vida en un atentado despiadado indigno de las enseñanzas samuelistas del Señor de la Montaña, sino también a entregarla en sacrificio para ganarse el Paraíso, de ese eufemismo que han dado en llamar “Prisión Permanente Revisable” para eludir los problemas constitucionales derivados de los artículos 10, 15 y 25 como ha señalado El Consejo General de la Abogacía Española donde no se contempla la figura de la “Cadena perpetua” por aquello de que nuestras cárceles tienen la función de reeducar a quienes entran en ellas, como si los de afuera nos sobraran los modales.
El caso es que, si este endurecimiento formal de las penas, parece del todo inadecuado para afrontar el salvajismo camicace e indiscriminado del terrorismo yihadista, uno podría sospechar que nuevamente nos hallamos frente a un arrebato gubernamental que legisla a golpe de actualidad para sosegar los ánimos y transmitir sensación de que todo está controlado. Y por una vez, resulta que es verdad, mas no en el sentido ingenuo de la expresión:
Si ustedes se paran a pensar fríamente la cuestión, de un tiempo a esta parte, los Gobiernos criminales esperan como agua de Mayo un atentado en su territorio que afecte psicológicamente lo suficiente a la población para endosar contra el régimen de libertades civiles esos paquetes de leyes precocinados que todavía la crisis económica no había logrado hacer pasar por adecuados a la ciudadanía en una especie de Pedagogía Negra consistente en hacernos creer que el recorte de libertades, el endurecimiento de las leyes, así como el aumento del presupuesto para la maquinaria represora del Estado, entiéndase nuevos centros penitenciarios, equipación antidisturbios, cámaras de videovigilancia callejera…, obedece a la necesidad de procurarnos seguridad, es decir, por nuestro propio bien.
Esta escalada en la tensión social, a ojos de los más simplones puede apreciarse como un soberbio acto de afirmación del estado de Derecho, de la autoridad gubernamental y por extensión, del Partido que ostenta el Poder y de quienes les apoyan. En cambio, cualquier analista contempla la escena como lo que es, un claro signo de debilidad, motivado no tanto por la presencia de una amenaza externa –que la hay – cuanto por la galopante respuesta interior a sus despropósitos. A estas alturas parece próxima la disolución de formaciones que han demostrado ser comparsas de la farsa como IU, y que poco tiempo más durará la impostura de un PSOE cuyo destino no es otro que el que en su día siguiera el PSI de Bertino Craxi y compañía. Pero como quiera que en esta España mía, en esta España nuestra, la izquierda mencionada ha permitido que la derecha no sea manca, sucederá que sin su presencia cómplice, el final del PP como partido también asoma a la vuelta de la esquina en el 2016, pues como en una disposición domino, caída una de las fichas, tarde o temprano caerán todas las demás que han ido juntitas de la mano en la traición cometida contra el Pueblo y la Patria.
Sea entonces, que la Prisión Permanente Revisable, adopta la forma de un Lucy in the Sky with Diamonds, un mensaje encriptado a manejar entre las élites del partido para apercibirlas de los cambios drásticos que se avecinan en la política española con idea de que les dé tiempo de posicionarse en la futura situación. Así el PP(r) estaría trabajando ya en una nueva organización política capaz de reemplazar a la actual en cuanto esta se venga abajo de la noche a la mañana, formación que seguramente usará una metáfora que deje en el olvido siglas o ideologías anteriores y al que puedan sumarse las gentes ignorantes que se fían más de las palabras que de los hechos.