De nuevo, las autoridades se han visto forzadas a decretar la suspensión de todas las competiciones escolares previstas para este fin de semana, debido a la mala climatología.
Los entusiastas del ajedrez entre los que me cuento todavía, en estas ocasiones nos sentimos algo fuera de lugar: ¿Por qué vamos a suspender las partidas de ajedrez si las celebramos entre cuatro paredes y a cubierto? –Nos preguntamos en voz alta – ¿Es que va a nevar en la casilla e4 y las torres van a necesitar cadenas para bajar a dar el Mate del Pasillo? – Se escucha bromear a monitores y padres.
Ciertamente, el juego de ajedrez, en su desarrollo in situ, se ve poco afectado por los avatares del tiempo fuera del reloj, cosa en la que no se diferencia del baloncesto, el judo, el balonmano que también suelen disputar sus encuentros a cubierto. Bueno…hasta cierto punto; porque jugar por debajo de los diez grados en un polideportivo o en un gimnasio teniéndote que estar quieto durante una o dos horas, no es asunto grato para nadie y menos para niñas y niños de primaria; qué vamos a contar si entre partida y partida, por falta de espacio en la cancha y salvaguardar algo de orden y silencio en la sala de juego, se hace salir al patio a los participantes que hayan terminado sus encuentros.
Pero el auténtico motivo que a mi juicio responde la cautela de las autoridades, no se debe tanto a minusvalorar el esfuerzo y sacrificio de los que escolares, padres y federativos somos capaces de mostrar durante la competición, cuanto a los riesgos y peligros que supone que miles de personas se desplacen por carretera estando estas llenas de hielo y nieve.
Si las autoridades no toman la decisión de suspender las actividades del Deporte Escolar, el reglamento obliga a jugar y sería toda una insensatez obligar a desplazarse con menores en estas condiciones tan adversas a miles de personas. De suceder una desgracia que la estadística confirma…¿A quién echaríamos la culpa?
Creo que la suspensión de las actividades del Deporte Escolar, es muy acertada desde el punto de vista señalado. Pero también lo es desde una perspectiva educativa: los jóvenes deportistas han de entender que por encima de la Competición, por delante del afán de ganar, mucho antes de cualquier meta, hay algo mucho más importante que es la seguridad y hacer las cosas bien, aunque ello suponga aplazar una, dos y las veces que haga falta una partida de ajedrez, un partido de fútbol, o un encuentro de balonmano.