No sé si ustedes recordarán la relación causa-efecto pregonada por los medios de comunicación durante los años ochenta y noventa entre los votos democráticamente recibidos por HB en las urnas y los atentados de ETA, convirtiendo en poco menos que bombas lapa el contenido de los discursos proferidos en sus mítines y en balas las papeletas depositadas por los ciudadanos en su libre ejercicio de elección de representantes. En cualquier caso, yo la rescato de la hemeroteca, al objeto de servir de ayuda en su discernimiento a cuantos se hallan todavía con la duda de votar o dejar de votar a partidos como el PP o el PSOE, pues si votar a HB era apoyar a ETA ¿Qué significado tiene en las circunstancias actuales, volver a votar al PP y PSOE?
Hoy en día, sabiéndose lo que se sabe de estas dos organizaciones implicadas de continuo en casos de corrupción multimillonarios, conociéndose con qué impunidad se manejan en su saqueo organizado de las Instituciones, estando al tanto de sus conspiraciones contra la ciudadanía y el Estado, delitos por los que en cualquier otra parte serían condenados por Alta Traición a la Patria, sólo el interés cómplice y la más supina ignorancia podrían justificar que un ciudadano volviera a depositar su confianza en tan dañinas siglas.
No seré yo, quien desde mi postura liberal luche contra el interés individual que cada cual en su conciencia desee defender; las personas tienen derecho natural a hacer, incluso el mal a terceros, en su propio beneficio, eso sí, asumiendo después su responsabilidad que puede depararle igualmente un gran perjuicio. Lo que sí estoy en condiciones de hacer, es evitar que quienes se decanten por tan vergonzosas siglas desprovistas de cualquier ideología que no sea la extensión del crimen y el delito por rapiña generalizada del entorno social, pues ni el PP es demócrata-cristiano o conservador, ni el PSOE socialista o socialdemócrata, puedan en lo sucesivo esgrimir esas excusas de “Yo no sabía” “Lo desconocía por completo” “Nadie me había dicho nada” “De haberlo sabido…” tan redundantes entre la población alemana de postguerra al ser interrogada sobre la existencia de los campos de concentración y las atrocidades nazis.
Aquellos que hasta este 2015 hayan depositado su confianza reiteradamente en el PPSOE, nada tienen que temer en el futuro próximo, si de modo convincente, dan claras muestras de su arrepentimiento, a la manera en como los fieles se dan golpes de pecho en la Iglesia, pues si el mal de muchos es consuelo de tontos, también exculpa a tantos, cuál amnistía general, que estarán en situación de exhibir su decepción personal con sus representantes, de explicitar su enfado por sentirse engañados por los dirigentes y hasta llorar amargamente por haber entregado sus vidas a unas formaciones cuyos ideales han sido mancillados por auténticos granulas, y resto de fraseología que empieza a circular por los bares y plazas a voz en grito.
Pero ha empezado el tic-tac y el tiempo para el arrepentimiento personal, presentar actos voluntarios de autocorrección, contrición y reparación del daño causado, ha iniciado su cuenta atrás y sería una pena que no fuera aprovechado por los infelices que afectados por una mal entendida coherencia interna, una ingenua lealtad y una estúpida obediencia, se quedaran atrás en esta carrera colectiva que ha empezado por la salvación de la dignidad nacional.
Es verdad, que las garantías democráticas que protegen la intimidad del voto, posibilitarán que la gran mayoría de quienes reconocen ir a votar con una pinza en la nariz, mientan en las encuestas a pie de urna por vergüenza, escurran el bulto de su felonía escudándose en la obediencia debida al Partido, le echen la culpa a otros a la primera pregunta acerca de los motivos de tan mal comportamiento cívico…por lo que, a priori, lo tienen más fácil para irse de rositas o de gaviotas, según sea el caso, que aquellos infelices militontos de base que todavía se atrevan a ofrecer sus nombres para confeccionar las listas locales de relleno que acompañan a los candidatos a ocupar las rentables concejalías de obras públicas y urbanismo, así como los bien retribuidos cargos de alcaldía, pues ellos, sí quedarán señalados como apestados sociales para el resto de sus vidas por haber dado su público apoyo necesario al sostenimiento de la ignominia.
Sin embargo, al final, en nuestra cultura escrita, todo acaba por saberse, como estamos observando con los papeles de Bárcenas, la lista Falciani, las tarjetas Black… Y no es cuestión de servir de chivo expiatorio en el nuevo escenario a salir tras las elecciones, para conjurar los males del barrio a manos de sus vecinos, de la empresa entre los compañeros o incluso en la misma familia en boca de los suegros, recuérdese que las masas pocas veces se atreven a ajustarles las cuentas a los máximos responsables, sino a los desgraciados que tienen más a mano, por lo que yo recomendaría a cuantos hasta la fecha hayan alardeado de votar al PP o al PSOE, empiecen a fabricarse pruebas de su distanciamiento sustancial antes de la debacle general, a cuyo efecto podría servir enviar un correo electrónico a la ejecutiva más próxima solicitando la baja inmediata del Partido o un burofax para que quede reflejada la fecha del documento; algún gesto público entre los amigos como romper el carnet o escupir en la foto de un periódico donde aparezca su líder; incluso prestarse a filtrar información ejerciendo de acreditada fuente periodística o de espía al servicio de los adversarios políticos; aunque para ser medianamente convincente, no hay nada mejor que ir con la papeleta en boca desde casa hasta la mesa electoral, para que todo el mundo sea testigo de que has dejado de estar con los enemigos del Pueblo y has hecho lo correcto.