La palabra Hipopótamo se incorpora al Diccionario de Bellas Palabras como representante de esas otras voces curiosas que sin gozar de una hermosura estética cuentan indiscutiblemente con cierta gracia que las convierte en agradables al oído y la mente de la comunidad hablante, especialmente la infantil, como Cacahuete o Cocodrilo, auténticas rivales directas para encabezar la entrada.
Todas estas expresiones cuentan en su haber con varios factores positivos como son, superar la bisílaba o poseer un replicante silábico, caca; coco; popo; Sin embargo, Hipopótamo ha prevalecido sobre estas y otras muchas por poseer, además, la suerte de ser esdrújula, cuya virtud queda mejor abordada precisamente en la entrada correspondiente a la palabra “Esdrújula”. De no haber sido por esta cualidad, seguramente Cocodrilo se hubiera impuesto.
De esta guisa, Hipopótamo ha logrado sortear la a priori cacofonía casual de su etimología griega donde al describirse por los viajeros a un animal desconocido en su fauna decidieron llamarle Caballo de río, es decir Hipo-potamo de hippos (Caballo) de donde viene hipo-dromo o que tengamos hipo, Potamos (Rio) de donde procede que el agua sea pot-able.
El ser una palabra esdrújula, pentasílaba, y con sílaba replicante ha imperado sobre la fea terminación en –amo. Pero quizá, el iniciar la palabra con la H, sea el factor determinante que haya reforzado todo lo anterior en su provecho, pues esta letra, nunca pasa desapercibida, dando ese toque de distinción y nobleza que se aprecia en Hipopótamo que no tiene el cocodrilo.
Porque la H gracias a sus dos patas firmes en su grafía sujeta la palabra mejor que una T, haciéndola más estable en el pensamiento de quien la lee como sucede en Hacienda, Historia, Honor e incluso en Humo. La propia hache es una grafía bella que por no poseer sonoridad entre la comunidad parlante de habla española, dificulta paradójicamente que se encuentren bellas palabras iniciadas empero con hache, al no poder aprovechar las sinergias grafológicas y fonéticas.
Evidentemente, la hache otorga una mayor presencia escrita a términos como hacha, hola, hucha, hueco, hoyo…sin cuya hache serian poca cosa; tanto es así que palabras que en su escritura llevan hache, al ser pronunciadas por gentes ignorantes de su grafía tienden a pronunciarlas con gue como sucede con güevo, güérfano o güeco. Mas, también supone todo un engorro, por ejemplo, en palabras como hilo, pues el hilo sin hache sería mucho más fino y apropiado para describir la naturaleza de lo referido. Por eso, actúa de modo más beneficioso para la palabra cuando esta es grande como en Hipopótamo donde su estabilidad ayuda a soportar la polisílaba embelleciendo así todo el concepto que de empezar con vocal sería insostenible.
Una ventaja de la voz Hipopótamo que le ha ayudado no poco a conservarse en el leguaje coloquial pese a su complejidad, es curiosamente su tamaño, pues evoca la envergadura del animal como también sucede con elefante o rinoceronte. A este respecto, deberíamos preguntarnos si el Mamut no desapareció debido a su corto nombre.