Como ciudadano, llevo días preocupado. ¿Por la incertidumbre política en España? ¡No! ¿Por la posible salida del euro de Grecia? ¡No! ¿Por las consecuencias culturales que pueda comportar la amistad de Isabel Presley con Vargas Llosa? ¡No! Lo que me quita el sueño, lo que me tiene el corazón en un puño, es haber tenido noticia de la cena privada que el pasado Miércoles 1 de Julio, a las 21:00 horas, en un conocido restaurante madrileño, reunió a Juan Carlos Rey de España con los cuatro presidentes vivos de la Democracia, González, Aznar, Zapatero y Rajoy, lo que sumado hace un total de cinco.
Si fuera cierto que la cena era para agasajar al Capo di tutti capi al cumplirse un año de su abdicación como se ha transmitido a la prensa y el ambiente hubiera sido el de cualquier reunión de amiguetes como ha declarado el dueño del local, mi alarma sería hipocondríaca. Pero me da a mi, que algo se está cociendo y muy gordo, porque no es una serendipia del destino que el mismo día que entra en vigor la Ley Criminal de Seguridad Ciudadana, estos cinco personajes, actores principales de la política española, se hayan citado para comer jamón de jabugo y huevos con patatas de la Casa Lucio.
Motivos tengo para sospechar: En esa mesa están reunidos el delfín de Franco quien prometiera jurar los Principios fundamentales del Movimiento; quien nos metió en la OTAN al tiempo que desmantelara toda la industria pesada a las órdenes de Alemania en clara traición a la Patria; el que nos introdujo de lleno en una guerra ilegal como la de IRAK a cambio de una vergonzosa foto en las Azores, pasar unos días en el rancho con Bush y una medalla del Congreso de los EEUU que nunca llegó, mientras privatizaba las más rentables empresas del Estado; el que nos metió de lleno en la crisis al despilfarrar nuestros recursos con cheques bebé, partidas de 400 euros de ida y vuelta, el lamentable Plan-E…y quien miente más que habla, estando al frente de la más formidable maquinaria de corrupción que ha conocido nuestro país, el Partido Popular. Sabido esto ¿Hay o no hay motivo para la preocupación de la ciudadanía?
¡Lo sé! ¡Lo sé! No vale de nada preocuparse. Y tampoco parecen eficaces nuestras oraciones dominicales en Comunión con los Obispos y el Santo Padre para que el Señor nos envié una señal de esperanza jubilar en forma de meteorito en situaciones como esta que ya se cuenta como una ocasión perdida para librarnos del mal, por muchos esfuerzos que hagan los periodistas por saltarse la censura a este respecto, con su mordiente subrayado de que, allí se encontraban los cuatro presidentes vivos de la democracia, pues no otra cosa se me antoja expresar una obviedad como esa, de no ser que hubiera alguna posibilidad de que a la cena asistieran sus cadáveres, sugerente cuadro que superaría en expresividad al de Perros jugando al Poker de Coolidge. Porque estos cinco individuos es imposible que se hayan juntado para algo bueno, al menos, algo bueno para nosotros.
¿Qué fechorías habrán planificado en nuestra contra? ¿De qué nuevas maldades no se habrán abstenido imaginar para la población? ¿Qué distintos suplicios nos tendrán reservados para después del verano o tras las elecciones Generales? Seguramente, con solo hablar de ello habrán disfrutado de lo lindo pensando en subir de nuevo el IVA al 23%, dejar que el precio de la luz campe a sus anchas en el mercado, aprobar por decreto el despido libre, la eliminación de las vacaciones, la supresión del salario mínimo, mantener el desempleo en cotas del 20% para que las masas sean más dóciles, privatizar el fondo de pensiones, la sanidad, recortar el gasto en educación…
La solución de nuestros males no vendrá entonces ni de la mejora económica, ni de la estabilidad política, sino de nuestra capacidad de llegar a sus estómagos por vía gastronómica.
La entrada rezuma una retranca y mala uva que soslayo.
Esa cena puede indicar que algunos de los más complicados escenarios que se nos plantean a los españoles están siendo abordados ya sumando fuerzas y sumando análisis. El ordago secesionista con el que Mas, con ERC, las CUP y algunos otros «compañeros de viaje», pretende debilitar a España tras fracturar a la ciudadanía de Cataluña con el falaz y cruel esquema metiche del «¿ A quién quieres más, a papá o a mamá?»
Está aún pendiente el pronunciamiento del TEDH respecto del desobediente trío, Atutxa, Knorr y Bilbao, y su pretensión tras ser condenados por el TS y desestimada su demanda de amparo por nuestro TC. Mal asunto para la justicia el que se arrastre ese pleito durante más de una década. Y peor asunto aún, que sea la aparente y relativa impunidad de aquellos encumbrados delincuentes, segun nuestro TS, lo que haya animado a la via de la desobediencia, el frauds de ley, el abuso de poder y hasta la revuelta seditiosa a Mas y a sus aliados.
Estamos en 2015, no en 1934 y el 27 S no será un nuevo 6 O, pero no descarto que a los nuevos «Dencas» les atraiga la idea de cosechar un cierto número de «mártires» para su causa.
No me interesa nada de nada el «paraíso de la republican independiente catalana». Es más, resulta frontalmente contrario a mis intereses.
Salud y saludos.