El Gobernante Hijoputa y la creación de empresas Parte I

Nos hallamos en el Despacho del Palacio Real del Principado de Orbajosa donde el Consejero discute con el Príncipe acerca de la idoneidad de modificar el tratamiento protocolario del Cargo. Escuchemos su conversación:

-Consejero: ¡Oh! ¡Príncipe! Ahora que en democracia hemos olvidado cuán enemigo del Pueblo es el Gobernante por naturaleza, en la supina idiotez de suponer que por haberlo escogido democráticamente aquel ha de comportarse de igual modo, no es momento de recordárselo con título semejante al que deseáis ostentar ¡Majestad!.

-Príncipe: Dejaros de ¡Majestad! ¡Alteza! ¡Serenísimo! ¡Excelencia! y empezad a dirigiros a mi persona tal y como se os ordena en este decreto.

-Consejero: Como deseéis ¡Majestad! Perdón…quiero decir ¡Hijoputa! Perdón, perdón, perdón….

-Príncipe: Deja de pedir perdón. Ya te acostumbrarás. A partir de ahora no deseo ser llamado por otro título que este. Creo que me sienta muy bien y se corresponde mejor con mi forma de gobernar. Así que sin más dilación, demos inicio a la agenda del día.

-Consejero: Como desee el Hijoputa. Hoy hemos de tratar la cuestión de la creación de empresas por un particular.

-Príncipe: ¡Ah! ¡Sí! Es verdad…Un asunto feo. Pero dime, ¿No hemos sido capaces en todo este tiempo que llevamos gobernando sea bajo una dictadura sea bajo una democracia de disuadir a la chusma con el ejemplo de los Autónomos? ¿Cómo es posible que a día de hoy haya gente todavía que pretenda crear su propia empresa? ¿Qué se ha hecho mal? ¿Me he equivocado en algo?

-Consejero: Créame, si le digo que usted como Hijoputa que es, no puede hacer más por impedir que la población en su conjunto desista de emprender un negocio por trabajar por su cuenta. Sin embargo…

-Príncipe: Sabes bien que odio los sin embargos, los peros, los emperos, los noobstantes, los contodos…Ve al grano y ten cuidado con lo que dices, no olvides que soy Hijoputa.

-Consejero: No lo olvido. Es una cuestión estadística. Aunque el Hijoputa Gobernante se haya esforzado en poner todas las trabas posibles al trabajo por cuenta propia y a la creación de empresas, al objeto de tener a todos los ciudadanos dóciles y obedientes en la nómina dependiente del empleo y el funcionariado, por no hablar de la sumisión que inunda la lista del paro, pese a que la mayoría de los súbditos ha comprendido bien el mensaje que se le envía, los hay que sea por obstinación, torpeza, quien sabe si por rebeldía, aun se empeñan en crear empresas y eso que hemos conseguido filtrar tintes peyorativos a la categoría de “Empresario” que un poco más y es sinónimo de explotador.

-Príncipe: Dices que es una cuestión estadística…¡Hum! Dices que no puedo hacer más como Hijoputa que soy…¡Hum! Creo que no sabes bien lo Hijoputa que soy y lo Hijoputa que puedo llegar a ser. Quiero en un plazo de tres días sobre esta mesa un memorándum de la Hoja de ruta burocrática que hemos diseñado para impedir que los ciudadanos en este país puedan llegar a crear una empresa. Y ya veremos si no se puede hacer más. ¿A qué esperas?

-Consejero: Pero ¡Majestad! En sólo tres días nos será imposible tener redactado dicho memorándum… es necesario recabar información de al menos cuatro administraciones y de una docena de ventanillas distintas.

-Príncipe: Ya te he advertido que no me gustan los peros y que dejes de dirigirte a mi persona como ¡Majestad! ¡¡¡Llámame HI-JO-PU-TA!!! Para que no lo olvides, quiero ese memorándum para mañana mismo. Ahora ve y no molestes mientras me ocupo de asuntos más gratos como es el favorecer la corrupción o la concesión de subvenciones.

El consejero, apesadumbrado se retira sin dar la espalda al Príncipe pensando para sus adentros ¡Hay que ser Hijoputa!

Continuará…

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