La Delegación del Gobierno de Madrid ha encontrado hasta 11 razones para prohibir la denominada “Procesión atea” organizada por la Asamblea Vecinal La Playa de Lavapiés. Sin entrar en los pormenores del rifirrafe que se traen con el asunto, si quisiera dar mi opinión respecto a lo inoportuno y gesto de mal gusto, que supone por parte de cuantos desean promover el respetable Ateismo, pretender coincidir en su proselitismo precisamente, durante, los igualmente respetables, momentos más santos de cuantos profesa la Fe Católica, aunque si fuera por mi, ambas opciones tienen todo el derecho de manifestarse dónde, cuándo y como les venga en gana, siempre que previamente condenen la violencia comprometiéndose a no hacer apología del terrorismo. Mas como digo, afea a los ateos ir a hacerles la Pascua a quienes desean estos días pasear por las calles de nuestras ciudades atestadas de letreros de Coca Cola, al proscrito en las aulas, pues para hacer gala del Ateismo, ya tenemos el resto del calendario sin carecer de templos o altares en los que adorar más que al becerro de oro, al oro del becerro.
El primero de estos templos es el Banco, donde entramos compungidos a realizar mensualmente nuestras ofrendas temerosos de no airarle para que nos conceda crédito y que no suba los tipos de interés; El segundo templo al que acudimos si no diariamente, al menos de manera semanal, es la Gran Superficie, donde entregamos el esfuerzo de nuestro trabajo a cambio del pan de cada día si está de oferta y donde podemos encontrar las santas marcas que nos prometen salud, belleza, comodidad, pareja estable, sexo seguro, casa con jardín y amigos con barbacoa…a cambio de nuestra fidelidad; El tercer templo al que sacrificamos la mayor parte de nuestra existencia, no es otro que el Puesto de Trabajo, lugar aburrido en el que purgamos las consecuencias directas de los excesos cometidos en el templo anterior del Consumo. El cuarto templo lo representa cualquier Institución Democrática a la que debemos dirigirnos siempre con sumo respeto y humildad sabedores de su enorme poder represor y cuyos sacerdotes son intocables; Un quinto templo es el Oráculo mediático donde reside su Pitonisa la Televisión, fuente inagotable de Verdad con cuyos augurios se procura la tan necesaria armonía y paz social y con los que hemos de comulgar diariamente, si es que no deseamos ofender a nuestras familias y comunidades; El sexto templo más colorista que los anteriores, lo hallamos en distintas formas de espectáculo donde acudimos sumisos como corderitos para que nos entretengan y poder adorar a estrellas fugaces que necesitan ser iluminadas por focos ajenos para poder brillar. Y finalmente, el séptimo templo algo más abstracto lo encontramos en la tecnología y la Ciencia, a las que confiamos nuestras vidas bajo la promesa de que nos dirijan con mano firme hacia el progreso y a las que disculpamos, cual imposible Teodicea que pretende explicar el Mal en un mundo creado por un Dios bueno, todo desmán o catástrofe por ellas provocados, como justo holocausto por un futuro mejor.
La Procesión Atea es una iniciativa para “tocar los cataplines” a los católicos españoles. Yo tengo mis dudas sobre el ateísmo de muchos de los promotores y participantes. Creo que se trata, más bien, del viejo y trasnochado anticlericalismo español de las Segunda República, que resucita en este país zapaterino del siglo XXI.
Si gran parte del catolicismo ibérico ha estado teñido de hipocresía, de superficialidad de “charanga y pandereta”, de una fe de carbonero, el ateísmo de nuestra piel de toro ha sido tabernario, anticlerical,muchas veces grosero y de mal gusto. Es de notar que en nuestra tierra el pensamiento ateo no ha producido figuras de relieve intelectual , comparables a las de otros países de Europa; y es que España, más que una tierra de incrédulos, es una tierra en la que abunda el cabreo hacia Dios. Por eso está tan extendida la blasfemia soez y muchas veces PSOEZ.