Las otras caras de Bélmez

 

Que lo paranormal, oculto y esotérico está de moda no hace falta que lo diga nadie. Pero que ello sea de utilidad pública para sacar a la luz un fenómeno que de no ser por la extrañeza que causa debería requerir de la intervención de la Audiencia Nacional, como ha ocurrido con la SGAE para que se le preste la atención suficiente, nunca se me hubiera pasado por la cabeza. Y es que, el escándalo causado por la decisión del Ayuntamiento de Bélmez de construir un museo para el estudio de las famosas “Caras” que han hecho mundialmente conocida a la localidad, con la ayuda de la Diputación de Jaén y los Fondos Feder de la Unión Europea, cuyo montante total asciende a los 858.000 euros, ha puesto de manifiesto, el despropósito de otras subvenciones otorgadas a otros “Caras” estas si ocultas tras los partidos políticos infiltrados en nuestras instituciones trufadas de empresas públicas y oenegés advenedizas, auténticas tapaderas para la democrática sustracción de infinidad de euros de nuestras arcas públicas a los que difícilmente se les puede asignar rostro y mucho menos seguir el rastro, que ya se cuidan de no aparecer por ningún lado donde un foco pueda iluminarlos y una cámara retratarlos, mas siempre pululando entre bastidores, alrededor del hedor de la mierda que tanto gusta mostrar al Telediario, de ahí la necesidad de presentarnos siempre planos cortos de los cabeza de turco, por muy vistos que los tengamos, cuando son las otras caras, las que deberían interesarnos.

Es posible que gracias a las “Caras de Belmez” programas como “Tercer Milenio” de Iker Jiménez, puedan igualmente contribuir a desenmascarar esas otras “Caras” dedicando parte de su preciado espacio televisivo a investigar las tramas de triangulación financiera de los auténticos perceptores, donde A concede a B que a su vez contrata a C, verdaderas conspiraciones contra la población civil, dedicando sus esfuerzos periodísticos a la decodificación de los libros de cuentas de las organizaciones afines a la estructura partitocrática; haciendo un monográfico sobre los misterios escondidos tras las enigmáticas subvenciones publicadas por el BOE de las que se benefician mayoritariamente agrupaciones fantasma cómplices de la rapiña general; acudiendo de noche a Palacios y edificios como el Congreso de los Diputados o el Senado al objeto de escudriñar con infrarrojos sus sospechosas instancias donde a buen seguro algún que otro espíritu contrariado o alma en pena, masculla más de una psicofonía en la que se escuche a modo de lamento ¡Que hay de lo mio! ¡Que hay de lo mio! en justo reclamo de un antiguo favor tramitado y podrán observarse por sus paredes inquietantes ectoplasmas de reconocibles formas egipcias como queriéndonos decir las claves que abren las cámaras acorazadas de algunos bancos…No les faltarán funcionarios testigos dispuestos a declarar que en toda gestión municipal, en todo trámite de la Diputación, en toda recalificación urbanística, sentían cómo una presencia extraña les congelaba el sueldo empujándoles a hacer cosas horribles contra la sociedad, otros sencillamente reconocerán oír voces que les ordenaban llevarse esto y firmar aquello, o que una fuerza poderosa les tenía como hipnotizados, habiéndolos que no duden en admitir abiertamente, haber hecho tratos con oscuras entidades que les prometieron la multiplicación de sus euros y bienes tras leer “El guardián entre el centeno”, aunque también los habrá que juren y perjuren haber sido abducidos por extraterrestres interesados en nuestros impuestos como única explicación a que los mismos se hallan esfumado. Hasta es probable que por allí aparezcan videntes, futurólogos y chamanes asegurando saber con exactitud el lugar secreto en que se halla nuestro dinero destinado a absurdas subvenciones sin extrañarme lo más mínimo que Rubalcaba sorprendiera a la audiencia dando detalles de los fondos reservados, aseverando que él, si sabe a dónde han ido a parar nuestros impuestos y cómo hacer para recuperarlos.

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