De lo que se entera uno leyendo el periódico…En la Era de la Información, parece que los extremadamente caros servicios de democratización ofrecidos por la OTAN a diestro y siniestro, requieren, aparte de jugosas Conferencias para la reconstrucción, ingentes aportes de experiencia diplomática al objeto de restituir un clima que haga posible la convivencia entre las partes enfrentadas sin necesidad de dividir el territorio liberado en dos nuevos Estados.
España, hace lo que puede por seguir el paso marcado por las grandes Potencias. Pero en estos tiempos de crisis, es comprensible que nuestras Fuerzas Armadas, apenas alcancen para democratizar Perejil, Las Chafarinas o El Peñón de Velez que para el de Gibraltar, ya no da el presupuesto. En consecuencia, aparte de ofrecer nuestro suelo como residencia habitual a dictadores del Golfo Pérsico y Saudies, ejerciendo de anfitriones turísticos, ahora el Gobierno de ZP ha visto un filón en nuestra reciente historia como fórmula para escaquearnos de cotizar la parte alícuota de los gastos que toda acción humanitaria comporta.
Así, ni corta ni perezosa, la simpática Ministra de Exteriores, ha ofrecido a los libios la experiencia española durante la Transición para que les sirva de guía en esta nueva etapa de paz y libertad. Con ello, como digo, el Gobierno pretende zafarse de otros modos más gravosos de contribución. Pero no creo yo que la Comunidad Internacional se lo permita y menos aún, nuestros socios protectores que hasta la fecha nunca han renunciado a pasarnos la factura de las distintas Misiones Humanitarias en las que nos involucran.
En cualquier caso, los libios, sí están en condiciones de aceptar dicho ofrecimiento. Pero yo de ellos, me lo pensaría dos veces, pues de aplicar nuestra experiencia durabnte la Transición, es posible que al final del proceso, se arrepientan. Con todo, ya han empezado mal…Para que el modelo de Transición española funcione como dios manda, era conditio sine qua non que Gadafi hubiera muerto en su cama y no de un tiro en la cabeza; que una vez muerto, se le construyera un pantagruélico mausoleo para honrarlo junto a sus víctimas; que sus familiares pudieran seguir gozando de sus propiedades como si nada…¡qué se le va a hacer! Ahora, lo único que cabe esperar, es que el pueblo vote en referendum una Constitución que garantice su libertad y la Restauración de la Casa Real; que los máximos dirigentes gadafistas se mantengan en sus puestos para mantener la fragil estructura del Estado libio; que el cuerpo de la Magistratura, el docente, el policial y sobre todo el ejército, conserven en sus puestos a quienes ya estaban en ellos para de esta forma se garantice un mínimo de servicios indispensables para el futuro de los libios; Por supuesto, aprovechando una Amnistía General para los presos encarcelados durante el atroz régimen del Tirano Gadafi, se ha de promulgar una Ley de Punto Final para evitar juicios y conflictos que impidan la reconciliación; Igualmente, no se ha de hacer revivir el sufrimiento pasado a los familiares de las víctimas y de los desaparecidos durante el conflicto; En coherencia, los tribunales han de impedir que se investiguen los crímenes de guerra, que se localicen las fosas comunes, que se de un entierro correcto a los cuerpos y sobre todo, que se pierda la memoria histórica de lo sucedido.
Mas, esta estratagema del Gobierno español para contribuir sin dinero a la causa libia, aún contando con el visto bueno de la OTAN – que lo dudo – tiene un gran defecto: Normalmente, cuando una Potencia se emplea a fondo en democratizar un país como Libia, suele hacerlo con los ojos puestos en su reconstrucción y en los contratos millonarios que para sus empresas su presencia allí le puede deparar en un futuro próximo. Claro que para que Repsol, Iberdrola, Zara y hasta Chupa Chups tengan parte en el pastel, España debería haber arrojado más bombas democráticas que las declaradas oficialmente, que parece ser que han sido ninguna, pues nos hemos limitado a tareas de vigilancia…Y en consecuencia, en tan grato momento Post Gadafi, cuando toca a reparto, nuestro país, no puede contar con otro pago por parte del Pueblo libio que con un equitativo intercambio de experiencias, en su caso, la que se adscribe al Tiranicidio. Y no es cuestión de hacerles un menosprecio, que cada Pueblo entrega lo mejor de su historia.
Oye, Lococo. ¿Lo de «Memoria histórica» no es una redundancia?.
El único caso que conozco de memoria que no sea histórica es «Regreso al futuro», pero creo que es una peli, y como todas las pelis, supongo que será mentira.
Saludos
Amigo Custodia compartida, Lococo es un apellido del que me avergüenzo profundamente. No tanto por su cacofonía cuanto por la maldad genética que soporta la historia de mi familia paterna que el que no es un mafioso siciliano, es un gangster de Chicago. Así sólo se me dicen los jueces y los bancos. Los amigos me llaman Nicola, aunque tambien me podeis llamar Dios.
Y tienes mucha razón sobre la observación que haces. Si me lo permites, me gustaría algún día hacer mención tanto de ti como de la redundancia que denuncias.
Perdona, Nicola, pensaba que era un alias. Yo estaría más orgulloso de esos antepasados que de que hubieran sido jueces, políticos o periodistas. Los malos van de frente y los buenos te atacan por la espalda.
Ya Pero el peor de mis familiares, una persona que va air directa al infierno, fue precisamente Presidente del Supremo Italiano y ha recibido la medalla de Isabel la Católica, por todo el mal que ha hecho al mundo. En Sicilia el apellido Lococo es como aquí García. Por eso yo sólo me avergüenzo de la rama de Castro Urdiales y de la mía propia.