Leo en un medio local que podría haber sido de cualquier otra capital que más de medio millar de personas sin hogar de Bilbao se van a beneficiar de un “kit de emergencia” para combatir el frío durante estas Navidades, patrocinado por el Excelentísimo Ayuntamiento de la localidad y dispensado por la Cruz Roja que está que no para. Mi deficiente inglés no alcanzaba para comprender del todo a qué se refería eso de “kit” y dado que el periodista que firmaba la noticia hablaba de “beneficiarse”, a lo mejor han coordinado esfuerzos municipales con la Diputación Foral, el Gobierno Vasco, entre las distintas Áreas de Bienestar Social, pisos de acogida y las más de 500 Oenegés del Territorio – pensé ingenuo de mi – se les ha concedido un lugar donde vivir con derecho a cocina, ducha, cama y televisión. Para sacarme del error, pronto aparecería el concepto de “Mochila” cuyo sentido de aventura a la intemperie se nos hace más apropiado.
Yo no sé, si fue cosa del reportero empujado por la ilusión del momento o de los promotores de la iniciativa que deseaban dar a conocer todo el altruismo del que son capaces los Organismos Oficiales en estos tiempos de recortes y cortes de mangas a la población, que en el artículo venía reflejado con todo lujo de detalles en qué consistía el mencionado “Kit de emergencia” al más puro estilo en como se nos anima a participar en una tómbola de feria:
¡Atención! ¡Ciudadanos de bien! En estos años de escasez y necesidad nuestra comunidad, una vez más, con enorme esfuerzo y sacrificio de todos va a hacer cuanto está en su mano para aliviar el sufrimiento que diariamente padecen los mendigos de nuestras calles, obsequiándoles en estas entrañables fechas un magnífico lote que incluye un formidable saco de dormir para que puedan disfrutar de vivir en libertad, una amplia mochila con capacidad para guardar sus pertenencias, una esterilla para mayor Confort en la acera, un uniforme completo de mendigo oficial con chaqueta, par de calcetines, par de guantes y capucha para llevar con dignidad su indigencia, además de un pack de higiene personal con gel de baño, champú, cepillo, pasta de dientes, crema hidratante, desodorante, espuma de afeitar y un peine que no por ser miserables dejarán de ser coquetos. Los kits para mujeres contienen también ropa interior, leotardos y artículos de higiene íntima femenina de última moda.
Para la ciudad del Guggenheim. ¡Todo un chollo! Con esta Cesta de Navidad para indigentes, nuestra localidad va a contar con los sin techo mejor equipados del mundo mundial. Porque ¡Señoras y Caballeros! por sólo 70 euros que es lo que ha venido a costar el “Kit de emergencia” contaremos con los vagabundos más limpios que quepa imaginar. ¡Por su olor los reconocerán! “¡Este es un vagabundo de Bilbao!” “¿ves lo bien afeitado que va?”… Bien aseados, bien peinados, con la piel hidratada y oliendo a las fragancias del caribe, será una delicia atenderles en los albergues municipales y en los comedores de Cáritas.
En mi opinión, más que un “Kit de emergencia” se trataría de un neceser para desahuciados. Por lo que puestos a reconocer que la miseria entre nosotros ha pasado de ser crónica a terminal, mejor haríamos en incluirles entre el material un equipo de autodefensa personal parecido al de un antidisturbios con casco, porra y escudo para repeler palizas espontáneas a plena luz del día a manos de los hijos de papa que no tienen ya para la consola, un extintor para escapar de las llamas improvisadas mientras duermen por la noche en los cajeros o entre las ruinas del tanatorio y un spray de pimienta antivioladores para que las más jóvenes se sientan seguras cuando entran y salen de los centros para menores. Porque es sabido que cuando la miseria amenaza a las Clases Medias, estas reaccionan; pero, en vez de luchar contra sus causas, acostumbran a atacar desesperadas contra sus efectos, como queriendo escapar de ellos.