Lance Armstrong, en una reciente entrevista que ha dado la vuelta al mundo varias veces, ha confesado abiertamente que se dopaba. A modo de justificación, ha esgrimido un exquisito argumento no carente de interés para la cúpula del Partido Popular. El Dopartista – palabro que acuño para el deportista dopado – ha venido a decir que la definición de “Trampa”, además de ilicitud, comporta adquirir una ventaja respecto al resto de competidores y dado que la mayoría del pelotón, quien más quien menos, corre bajo los efectos de alguna sustancia dopante, el suyo comportamiento, aun ilegal respecto a las normas de competición, no puede ser tildado de trampa, pues si decidió doparse, fue precisamente para estar en igualdad de condiciones que sus rivales y tener así una oportunidad de victoria. Y ahora ustedes se preguntarán ¿Y esto qué tiene que ver con los acuciantes problemas de corrupción que amenazan con hacer añicos a todo el Partido Popular?
Antes de responder, deseo romper una lanza a favor del PP: El Partido Popular, antes que español o democrático, es ante todo un Partido. Y como Partido que es, en virtud del Participio del verbo del que emana su primordial significado, es a su Parte a la que toca partir en tareas de Gobierno, siendo sabido que la parte que reparte se lleva la mejor parte. Luego, si la mejor parte, se reparte o comparte en participaciones equitativas entre los participantes de la Popular Party, eso ya es cosa a dirimir de puertas a dentro del Partido. Y esto, ¡debe quedar muy claro! El Partido Popular, como cualquier otro Partido se dedica a partir: todo su afán lo pone en partir España, en partir la ciudadanía, partir la opinión pública, partir la sanidad, la educación, la justicia y sobre todo la caja pública…al objeto de en su división obtener la parte mayor del beneficio para la gente de su Partido. ¡Eso es un Partido! Si no… ¿Qué necesidad hay de militar en un Partido si a la hora de partir-gobernar se da a todos lo mismo? Para eso ya está la decadente Iglesia Católica que garantiza el perdón de Dios a todo el género humano indistintamente de su condición moral y profesión de Fe. Por ende, me parece muy injusto que cuando todos los Partidos se dedican a lo mismo, ¡ y lo sabemos! únicamente a los que están en el poder se les acuse de corruptos por el mero hecho de cumplir con su oficio, cuál es, procurar para los suyos ventajas y privilegios mientras les toque el turno de manejar las Arcas Públicas; En eso consiste el denominado juego democrático y por ello mismo todos los Partidos se refieren a las elecciones como “Fiesta de la Democracia” donde ciertamente, se gane o se pierda, lo importante es participar.
Dicho lo cual, paso a despejar el interrogante planteado: El PP ha sido pillado con las manos en la masa, siendo esta los sobresueldos a sus dirigentes durante décadas. Pues bien, los sobresueldos en política, cumplen la función de las sustancias dopantes en la competición deportiva, a saber, la de estimular esfuerzos y minimizar el desgaste psicosomático de la persona que ha de soportar el día a día de su frenética actividad al más alto nivel. El político profesional, el Alto Cargo institucional, como el deportista de élite, está sometido en el ejercicio de su poder a una gran presión de los medios, a una vigilancia exhaustiva de todos sus gestos y movimientos y hasta a las críticas e insultos de ningundis como yo, cosa que sería imposible de sobrellevar psicológicamente con una paga sujeta a nómina fiscalizada como cualquier trabajador que para nada enjugaría el sufrimiento que le supone velar por los derechos de los demás cuando precisamente los demás no hacen otra cosas que estar a lo suyo. Y da igual la cantidad que se fije ¡No hay dinero con que pagar su sacrificio! Y es aquí donde aparece el sobresueldo.
El sobresueldo, aparece en la conciencia del gobernante como una compensación moral que le resarce de esos sinvergüenzas que le critican de continuo por su labor. El hecho de que esa cantidad escape al control de sus enemigos, los ciudadanos, es más que suficiente alegría para mantenerse en el cargo y sonreír en el Telediario, cosa que sucede indistintamente también de la cantidad en que consista el sobresueldo, porque sea en el sueldo, o en el sobresueldo, la cuestión no es el cuanto, sino el cómo.
En el juego democrático, todos los Partidos con Poder se dopan con sobresueldos y su práctica aumenta según se asciende en la escala de poder. Los sobresueldos pueden provenir del saqueo directo de Hacienda, por vía indirecta del soborno de grandes empresas, mediante recolocaciones al cese del cargo en los Consejos de dirección de conocidas firmas internacionales, bajo la forma de conferencias universitarias mejor pagadas que las de Steven Hawking. Un Partido que no se dope en política, está traicionando las esperanzas de su militancia puestas en el y su programa por cuanto las personas que se meten en política, lo primero que esperan de su Partido, es que pueda Gobernar ¡si! A todos los Españoles, pero siempre que primero se les beneficie a ellos. Y ¿qué confianza va a generar un Partido en la ciudadanía ajena, si es incapaz de procurar ventajas a su propia gente que le apoya a capa y espada?
Es posible que el PP haya hecho algo ilegal en este feo asunto de las cuentas millonarias suizas, pero como el propio Lance Armstrong, ello fue debido a garantizarse una oportunidad de victoria política ante un Partido Socialista que a este respecto se las sabe todas. Así se entiende la boca pequeña con que se ha pronunciado Rubalcaba.
El que parte y reparte se queda con la mejor parte!!!!