El pasado 16 d
e septiembre, cinco jóvenes antimilitaristas del MOC, Alberto Estefanía, Mikel de Luis, Julene Eiguren, Jon Joseba Marco y Miguel Ángel Martínez, fueron juzgados por haber ocasionado pequeños daños al muro lamentable del Gobierno Militar de Bilbao hace más de año y medio, durante una jornada conmemorativa por el XX aniversario de la Insumisión. La acción pacifista de carácter simbólica realizada a plena luz del día con picos y mazas, pretendía simular la demolición de los Muros lamentables institucionales que sustentan gobiernos militaristas embarcados en guerras que, como la de Afganistán o la de Irak, se realizan intramuros, por miedo a una opinión pública reticente que ni las aprueba, ni las apoya y que por supuesto las sufraga con sus impuestos.
Esta noble acometida, propia de quijotes sociales, que yo hubiera defendido como intrépida Performance o escenificación artística dirigida a la reflexión filosófica civil, en cambio, ha sido contemplada como un grave delito contra el Ejército por una vergonzosa fiscalía, incapaz de dar la cara ante los medios de comunicación, donde brilla por su ausencia el nombre de quién ha sido capaz de solicitar 23.000 euros por una nimiedad que ninguna casa de seguros se hubiera molestado en recurrir. No se me ocurre otro motivo para que la fiscalía de este ridículo caso, se esconda, como lo hace, de la prensa evitando el ineludible compromiso democrático con la transparencia que incluso es mandamiento entre los entrenadores de fútbol, cuál es, el de explicar a la sociedad públicamente los argumentos que tiene para reclamar tan desproporcionada multa. Sólo la falta de ellos o la profunda vergüenza que siente al esgrimirlos, podría justificar su inefabilidad antidemocrática. Todo lo contrario de la Juez Mª Jesús García Pérez, quien segura de su profesionalidad en el desempeño de su cargo, no tiene ningún problema en que el pueblo vigilante y observador le reconozca donde quiera que se encuentre, para animarla por correo electrónico, bajo la ventana de su despacho, o en persona, a que no ceda a las presiones a las que se ve sometida desde las altas esferas y se atreva a impartir justicia y no mera legalidad, como es su más íntimo deseo.
Pero, como amores son hechos y no buenas palabras, no me conformaré con escribir estas líneas para denunciar una situación anacrónica, donde lo apropiado para resarcir a un Ejército profesional como el Español, hubiera sido enviarles a Pepe Gotera y Otilio ¡Chapuzas a domicilio! De modo que, he tomado la personal decisión de animaros a todos a acudir conmigo el próximo Viernes 1 de Octubre a las 12:00 horas frente al Gobierno militar de Bilbao, para emular a los Judíos que se dan de cabezazos contra el Muro de las Lamentaciones. Porque es lamentable que Muros de la vergüenza como esos, se mantengan alzados ante nuestros ojos sin que hagamos nada por derribarlos.
Animo chabales! que ya queda menos del muro!
Ahi estaremos!
Hasta que los militares desaparezcan!