Mi mente, se toma libertades nunca por mi otorgadas, de modo que, cuando reflexiono sobre un asunto en particular, se cruzan pensamientos ajenos al mismo que obligan a la voluntad de la conciencia a dedicarles energía extra, mientras ultimo la anterior. Este es el origen del presente texto nacido a rebufo del titulado “Lo importante es participar” redactado a propósito de la reciente cuarta derrota sufrida por la candidatura de Madrid para convertirse en sede olímpica, pues según iba hilando las ideas que habían de confluir en aquel, con fuerza irrumpió entre todas ellas, a modo de singularidad gravitacional, un sentido muy distinto al que todos pos rutina damos a la expresión, cuya interpretación semántica va ciertamente mucho más allá de la estrictamente lúdico-deportiva y que tiene que ver con los intereses crematísticos privativos de la Casta Parasitaria adscrita a la Democracia criminal, pues qué otra cosa puede significar en boca de los políticos ¡Lo importante es participar! sino sencillamente tomar parte de los beneficios generados por la inercia de cualquier acción emprendida con el dinero despojado a los contribuyentes vía impositiva.
El Demócrata criminal, se pirra por participar en todo cuanto pueda de modo compulsivo y hasta hiperactivo, sin importarle lo más mínimo si se trata de la Salud pública, la Educación universal, Infraestructuras geoestratégicas, Cultura general, la Defensa nacional, adquirir vacunas inútiles para la gripe, introducir portátiles en colegios que se caen, construir aeropuertos sin aviones, fomentar las lenguas autóctonas en Madagascar, meternos en una guerra para garantizar la paz mundial…¡Lo importante es participar! Da igual que no esté en condiciones intelectuales de manejar los temas, ni posea preparación técnica o formación académica para ello, su innata condición delincuente le habilita para manejarse con soltura en los distintos asuntos en cuya gestión presupuestaria puede repartir las partidas entre los partidarios del partido y aún de la parte contraria casi sin despeinarse, motivo por el cual, siempre les vemos sonrientes a esa gentuza que nos gobierna y dado que de entrada lo que buscan es su máximo beneficio durante el mayor tiempo posible, no sienten escrúpulo alguno mientras participan en toda suerte de fechorías cual banda de malhechores como aceptación de sobornos, cobro de comisiones, desfalcos, malversación de fondos, estafas financieras, vaciado de cuentas de las Cajas de Tontos, menos todavía muestran algún tipo de vergüenza o arrepentimiento más allá de picaruelas dramatizaciones como “Lo siento mucho; Me he equivocado; No volverá a ocurrir!” cuando el pueril ¡Yo no he sido! o ¡Y tú más! Parecen no ser suficientes para encubrir el eterno engaño de que nos representan, motivo por el cual no dimiten y se aferran a sus cargos gracias a las complicidades de sus compañeros de partido en un solidario ¡Hoy por mi! ¡Mañana por ti! que les honra como Casta cuanto de admirable hay en el código de honor de la Mafia.
La participada participación de los participantes busca denodadamente en una primera fase del juego democrático, implicar al ciudadano pardillo a quien animan a participar en las Elecciones, inocente estadio que en Politología designamos con la obra de Fernando de Rojas “Entre bobos anda el juego”. En un segundo momento, la participación se restringe a los participantes de los Partidos criminales, donde se dividen entre distintas partidas de partidarios partidistas para departir en mítines, asambleas, ejecutivas y comisiones de partido, cómo se reparten la parte que les toca de nuestra partición social llevada a cabo por los gobernantes. Finalmente, después de haber partido a la sociedad, parten a las distintas Instituciones para ocupar sus sillones en nuestra representación desde donde reparten a partes desiguales favores, privilegios y beneficios entre los suyos y a los demás impuestos, recortes y sacrificios, si no es que no nos parten la cara en cuanto asomamos un poco la cabeza para protestar.