Como he dejado constancia en mi recientemente publicada “Historia Oculta de la Masonería. Volumen I: Carne Piedra y Fuego” en sentido estricto, el proceso de hominización apunta a la serie de características adaptativas adquiridas por los homínidos hasta separarnos de los primates, como por ejemplo, la bipedestación; pero en un sentido amplio, cabe entenderlo también, como el conjunto de técnicas con las que transformamos el mundo a fin de adaptarlo a nuestras necesidades, verbigracia, el dominio del fuego.
Un debate intrincado entre la Clase Ociosa, gira en torno a la cuestión de, si el proceso de Hominización, ha ido a la par que el proceso de humanización, entendido este último desde el plano Ético-moral, o por el contrario, mientras el primero no ha hecho otra cosa que evolucionar hacia estadios cada vez más resolutivos, el segundo, parece haberse quedado estancado, cuando menos, desde comienzos del Holoceno.
La discusión está viciada de entrada, si las posturas enfrentadas parten de la base de que el Hombre responde a factores externos que lo hacen emanar de un Principio original o tender hacia una determinada meta, siendo ambos angelicales o al menos una de ellas en el mejor de los casos. Porque, olvidado que hemos sido animales, somos animales y seguiremos siendo animales, cualquier cosa que no satisfaga tan ilusoria autocomplacencia sea esta remitida a un pasado perfecto como el Paraíso, sea proyectada hacia el futuro esperanzador donde hallaremos un mundo mejor, está condenada al vituperio general, pues entre escuchar un entretenido Mito o prestar atención a la tórrida Historia, lo primero siempre es más grato al entendimiento.
El Ser Humano, ya debería darse con un canto en los dientes por el mero hecho de mantenerse en su animalidad primigenia. En nuestros más tempranos inicios, ya éramos familiares, sociales y solidarios; desde cuando las hembras parián sus crías de una en una, desde que los testículos de los machos redujeron su tamaño por irse ligando a unas determinadas hembras, desde que aumentara el tamaño del cráneo y se estrechara la cadera que hizo necesaria la prenaturización del feto y la asistencia en el parto, etc. El problema del Ser Humano no estriba entonces en ser plenamente un animal, sino en comportarse como una bestia.
Porque somos animales cuando procuramos alimento, somos animales cuando mantenemos relaciones sexuales, cuando buscamos cobijo…Mas, somos auténticas bestias, al comer delante de terceros que se mueren de hambre sin ofrecerles si quiera lo que nos sobra, somos bestias cuando forzamos a otros para que mantengan relaciones sexuales, somos bestias cuando teniendo suficiente espacio en nuestras viviendas, podemos conciliar el sueño sin pensar en los conciudadanos que pasan las noches heladas a la intemperie por falta de recursos o sencillamente haber sido personas honradas y trabajadoras toda su vida.
Pero el comportamiento bestial de alguno de nosotros, aún de la mayoría de los miembros de la especie, no debería ocultar el hecho de que, junto al desarrollo de las técnicas líticas, la invención de la rueda, la canalización del agua, la construcción de edificios, el trazado de calzadas, la irrupción de la electricidad o el dominio de la energía atómica, han acontecido realidades no materiales como las artes, las religiones, las ciencias, los Estados o el derecho entre otros cientos, que mal que bien, igual que al cuerpo natural hemos vestido con pieles, lino y telas, al homínido le hemos dotado de humanidad.
Así, cuando el otro día que hacia un día de perros, advertí como dentro de un cajero automático, compartían tan reducido espacio vital dos Prescindibles, armados de un cartón de vino y una barra de pan acurrucados en un lateral con un respetable hombre trajeado que sacaba dinero de la terminal acompañado de una señorita con vaqueros ceñidos, no pude menos que enorgullecerme de pertenecer a una especie como la nuestra donde individuos tan dispares, en tan distinta situación, eran capaces de convivir en paz y armonía, dedicándose cada cual a lo suyo, pasando por alto sus diferencias. Si esto no es evolucionar en humanidad, que venga Dios y lo vea. ¡ Somos más humanos que nunca!
Ezin ederrago !