La relación Causa-Efecto, una de las ideas más arraigadas cuan escurridizas a la comprensión humana como prueba la recurrente insatisfacción experimentada por Magia, Religión, Ciencia y Filosofía en la eterna pretensión del individuo por gobernar a voluntad la vida de las personas mediante conjuros, amuletos y supersticiones; incidir aún en las decisiones divinas del destino a través de ofrendas, rezos y oraciones; estar en condiciones de predecir el comportamiento de la naturaleza elaborando hipótesis y teorías; en definitiva, entender la Realidad utilizando conceptos y categorías de cuya validez fuera de la conciencia y percepción del sujeto nunca estamos del todo convencidos…empero, acaso por ello mismo, resulta de lo más solícita para envolver cualquier discurso falaz que busque calmar la opinión pública antes que su ansia de verdad.
A este respecto, son muchas las trampas que Causa y Efecto ofrecen al manipulador compulsivo, a las que nadie escapa cuando operamos con una lógica doméstica cuyos estragos intelectuales son muy superiores a la temida etimología fonológica que hace derivar “Hamburguesa” de (Hambre del Burgo), entre las que cabe citar las conocidas falacias de “La afirmación del consecuente” y “La negación del antecedente” donde establecido que “Cuando llueve, la calle está mojada” si la calle está mojada se concluye por la primera que llueve, y si no llueve, se afirma por la segunda que la calle no está mojada, conclusiones ambas inválidas, al margen de una ulterior corroboración de los hechos que puede casar o no con las proposiciones efectuadas, pues, no porque la calle esté mojada es necesario que haya llovido previamente, bien puede haberse roto una cañería, ni porque no haya llovido la calle no pueda estar mojada. Sin embargo, aun siendo frecuentes estos espejismos lógicos en nuestra modo coloquial de razonar, además de la tradición y la costumbre denunciadas por Hume en su “Tratado sobre la Naturaleza humana” al criticar el Principio de Causalidad, lo cierto es que, abunda la tendencia de atribuir una relación de causa-efecto a cualquier secuencia de hechos donde los aparecidos primero en el tiempo se les atribuye la condición de “Causas” y a los que siguen después la de “Efectos” aunque tampoco se hace ascos a atribuirles su condición por interesado capricho cuando participan de simultaneidad.
Así, los políticos, sin el menos pudor, acostumbran a justificar la realidad social relacionando los datos de un modo arbitrario y gratuito, sabedores que la pobre gente que todavía cree en horóscopos mediáticos, homeópatas de barrio y gurús de cualquier especie, en su lamentable ingenuidad mental aceptarán sin empacho cuanto se les transmita ahora y después lo contrario gracias a tan mezquino procedimiento. De esta guisa, escuchamos declarar toda suerte de sandeces que pasan por verdades irrefutables, verbigracia, que el desempleo, la precariedad laboral, el aumento desmesurado del coste de la vida, la pobreza extrema en la que están entrando las clases medias, los desahucios, los recortes, etc, son debidos a la crisis, magna estupidez que busca atribuir la causa al fenómeno, como si la crisis fuera una entidad distinta a la enumeración de sus calamidades. Por medio de este ardid, el gobernante criminal se ve desligado del Mal a cuya existencia contribuye decididamente. Mas, para triunfar en política, es necesario atribuirse el Bien que sale a su paso fruto del azar o del esfuerzo común y para tal fin, nada mejor que echar mano también de la relación Causa-Efecto.
Fíjense, cómo ahora que baja la Prima de Riesgo, todos los miembros del PP y sus correveidiles, anuncian a los cuatro vientos que su descenso es debido a las medidas de austeridad emprendidas por el Gobierno o a tal o cual anuncio del director del BCE, como si los ciclos económicos del capitalismo tuvieran en cuenta más a los avatares parlamentarios que a la ineludible tendencia de obtener el máximo beneficio al menor coste mientras sea posible. Si la coincidencia en el tiempo entre la bajada de la Prima de Riesgo de España tuviera algo que ver con las políticas de Rajoy o las resoluciones tomadas por el BCE, más que con una estafa organizada por las altas finanzas para desvalijar los ahorros de la población perteneciente a las clases medias europeas, yo tengo una hipótesis de trabajo mucho más fidedigna, cuál es, la que asocia el auge de la formación Podemos con la Bajada de la Prima de Riesgo.
Remito al lector a corroborar en la hemeroteca, como conforme “Podemos” adquiere relevancia social, primero en su gestación, después con su presentación a las Europeas, más adelante con sus sorpresivos resultados en estas, más si cabe con las siguientes estimaciones de voto de cara a las elecciones generales y ahora que todas las encuestas les colocan como primera fuerza política en varias capitales, algunas Autonomías e incluso para el Gobierno Central…la Prima de Riesgo ha ido descendiendo paulatinamente en reilación directa con el aumento de Podemos en las encuestas, atreviéndome a postular que en caso de que Podemos obtuviera de los ciudadanos la responsabilidad de formar Gobierno, la Prima de Riesgo española bajaría hasta equipararse con la alemana, quien sabe, si la destronaría como referente internacional para calcular los interese de terceros países.
En un alarde de sofistería ramplona al gusto de los calumnistas, pedorristas y tertulistos que abundan en periódicos, radios y televisiones, podría continuar con una interpretación personal sobre lo que ello significa de apoyo de los mercados a Podemos, del respaldo que las empresas del IBEX otorgan a sus propuestas, del visto bueno que ello supone de parte de la Patronal a la figura ascendente de Pablo Iglesias, etc, pero creo que por hoy, es suficiente lección sobre manipulación.