Agentes de la Brigada de Juego del Cuerpo Nacional de Policía e inspectores de la Conselleria d’Interior del Govern balear han clausurado tres clubs de la tercera edad por jugar a bingo de manera ilegal. Según comentan varios de los testigos, lo han hecho al asalto con una viveza inusitada trayéndoles recuerdos de juventud como los experimentados durante el Golpe del 23-F, o para que nos entendamos los de mi generación al estilo de “Los hombres de Harrinson”.
La verdad es que la SGAE está creando escuela…Ahora resulta que el típico pasatiempo dominical que en ocasiones se celebra al amparo de la Parroquia tras la misa, es tildado de ilegal, quién sabe si por lo de cantar a capela el consabido estribillo. Como reconoce sorprendido uno de los delincuentes tardíos allí reunidos “ Nunca pensamos en hacer la competencia al casino; Los cartones son a 10 céntimos y el bingo se paga a 3 euros” Sin embargo, el problema para estos jubilados, no ha hecho más que empezar. De ser cierta la acusación, probarse los hechos y haber cometido el delito de jugar, además de hacer frente a la correspondiente multa, habrán de responder, también, ante Hacienda, por no haber realizado las debidas retenciones de los premios recibidos, así como del IVA y demás impuestos aplicados a cualquier actividad con ánimo de lucro.
Así las cosas, a nuestros ancianos no les queda otra que aguardar la muerte de aburrimiento, que aunque la gente lo desconozca, es la primera causa de mortalidad entre nuestros mayores, como bien lo han demostrado excelentes trabajos de investigación a cargo de los más prestigiosos departamentos universitarios de psicología. Porque ya me dirán ustedes: la naturaleza les impide moverse con agilidad, lo que no es óbice para que se fatiguen más de la cuenta; Los médicos les prohíben comer con sal, beber alcohol, fumar, o cualquier otro exceso; Sus familiares les dejan por su bien en el centro de desconexión social durante las fiestas y vacaciones; Las obras ponen cada vez más obstáculos para impedirles disfrutar de ver a otros trabajar para pagarles la pensión; Los viscosos de la SGAE andan al acecho durante sus romerías de salón; Y ahora esta…Los casinos en lugar de perseguir a las máquinas tragaperras que vician a la escoria social en cualquier chamizo de barrio obrero, se dedican a perseguir a nuestros abueletes por jugar al bingo.
No me extrañaría nada que a raíz de este nuevo despropósito, se ponga de moda un híbrido entre la sopa de letras y el juego del bingo, -ahora clandestino- para resarcirse de toda esta gentuza que no hace otra cosa que tocar los cajones de nuestro ocio para hacer su negocio. El nuevo juego consistiría, en ir sacando letritas en vez de números, algo como… ¡La hache! ¡La i! ¡La jota! ¡La o! ¡La ese! ¡La de! ¡La e! ¡La p! ¡La u! ¡La te! ¡La a! ¡Bingo! ¡Ha cantado ¡Bingo! ¡De puta madre!