Operación Caos

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Sabido es que, un discurso bien trabado en boca de un buen orador puede animar a las masas a la acción y que la música excita las emociones como ningún otro arte. De su combinación se viene valiendo la publicidad para incitarnos al consumo, pero también ciertas corrientes de pensamiento Antisistema, Contracultural, Underground, o como se le desee llamar en cada época, al objeto de preparar las mentes hacia una postura favorable a sus tesis teórico-prácticas sin necesidad de realizar un acto comprometido consciente con las mismas. De este hecho, pronto se percataron los Ángeles custodios de la Cultura occidental allá por los años Cincuenta, cuando el omnipotente Director del FBI J.E. Hoover en un informe dirigido al Presidente, planteó la necesidad de “hacer algo” para detener aquel decadente ejemplo para la juventud. “Me siento en la obligación de poner en su conocimiento que Elvis Presley es un peligro definido para los Estados Unidos”
Príncipes y Gobiernos, hacía tiempo que habían perdido el monopolio de la información desde la irrupción de la imprenta; Con todo, todavía retenían la primacía de los novedosos resortes de comunicación como radio y televisión cuya compleja infraestructura suponía, por entonces, un escollo insalvable para las multitudes oprimidas que sólo contaban con el milenario boca a boca, el discurso oral improvisado, pasquines esporádicos y publicaciones dispersas, para contrarrestar la propaganda gubernamental. Sin embargo, un nuevo fenómeno crecía en derredor de aquellos dos gigantes comunicativos, a saber, los movimientos musicales que aupaban a la fama a personas del pueblo sin a penas pasar la traba del placet político o control institucional. Mientras las grabaciones contenían alegres compases orquestados como los de G. Miller o recreaciones de composiciones clásicas de Prokofiev, el asunto no era preocupante, como tampoco lo fueron canciones del folklore tradicional Country o con temas romántico sentimentales al estilo Frank Sinatra. El problema apareció cuando el vinilo amalgamó melodías pegadizas a letras saliditas de tono cuyos mensajes subversivos para la época, eran contemplados como pecado social para la mojigatería y doble moral estadounidense, no digamos cuando quienes las interpretaban, hacían extravagante ostentación de rebeldía con su vida, gestos y forma de vestir, dando pautas de comportamiento transgresoras por aquel entonces fuera y dentro del escenario, siendo como eran auténticos iconos a seguir de multitudes sin necesidad de púlpitos dominicales, campañas electorales ni artificio alguno más que su arte para transmitir incontrolados mensajes a una población a la que hasta aquel momento se había podido manipular desde el poder al antojo en su expresión, formación y adoctrinamiento general.
Aquella primitiva inquietud cristalizada en los informes de Hoover, rápidamente encontró caldo de cultivo en la CIA y las distintas administraciones estadounidenses, cuyo nerviosismo iba en aumento en relación directamente proporcional al peso específico que el movimiento hippie adquiría entre las jóvenes generaciones según avanzaban los años 60, llegándose al clímax de excitación de los distintos elementos del sistema, a finales de la década, con las minorías raciales abanderadas por los Panteras Negras reclamando sus derechos, la Guerra de Vietnam agitando las conciencias, los soviéticos forzando el pulso de la Guerra Fría; Era evidente que no se podía tolerar más la presencia de aquellos melenudos coloristas cuyas canciones eran toda una acción quintacolumnista en la idiosincrasia demócrata – cristiana – blanca – capitalista – liberal de occidente cuyos valores corrían el riesgo de desmoronarse por los provocativos decibelios de los conciertos de rock.

Así fue como se decidió dar inicio a la denominada “Operación Caos” cuyo objetivo fue provocar una conmoción –un eslabón más a sumar a la genial “Doctrina del Shock” de Naomi Klein- en el agitado mundo musical sin escamotear procedimientos claramente ilegales y por supuesto, sin atender al mínimo remilgo moral que pudiera frustrar la defensa del sacrosanto sueño americano: Desde atentados como los cometidos contra Bob Marley, hasta sangrientas trifulcas en los conciertos como el acaecido en Altamont, aparte de asesinatos como los de Peter Tosh o Lennon, suicidios inducidos como los de Marilyn Monroe o Phil Ochs , sobredosis como le sucedió a Jim Morrinson, paros cardiacos como el de Mama Cass Elliot, accidentes de tráfico como el sufrido por Bob Dylan y las más imaginativas formas para sembrar el terror y hacer desistir a sus miembros de la senda que habían elegido por el activismo social, como fueron los casos de los Rolling Stones y tantísimos otros. Todo fue válido, conocido, consentido y aprobado, por las más altas instancias de los poderes políticos, económicos y mediáticos del momento que supieron camuflar todo el tropel de luctuosas peripecias, bajo disparatadas cortinas de humo donde solo aparecían dispersos en escena, exaltados, fanáticos, locos, suicidas, drogadictos y gente de mal vivir que encontraban su lógico destino fruto de su forma de conducirse en la existencia. Pero las cosas fueron mucho más sencillas de cómo se presentaron: la “Operación Caos” transcurrió en un momento en el que la CIA el FBI y demás cuerpos represores de los EEUU estaban especialmente motivados intelectual y físicamente contra los enemigos internos y externos, por lo que la secuencia de hechos que se describen a continuación deben enmarcarse en una visión del mundo más amplia salpicada de intervenciones militares internacionales e intromisiones en las políticas de otros países como la operación Cóndor, distintos golpes de estado como el de Chile y en la propia casa la también inefable operación MK-ULTRA, los asesinatos de los Kennedy, Luther King, Malcom X, etc. Es primordial tener en cuenta todos estos elementos para encajar como es debido el puzzle de los piezas aisladas que se presentan, pues de lo contrario, su verosimilitud quedaría sepultada por la distancia de los hechos inconexos plurales en su realización y variopintos en la factura, auténtica coartada que ha permitido a la “Operación Caos” pasar del todo inadvertida a una opinión pública que, de haberlo sospechado, en su momento hubiera dado al traste con el vigente sistema neofascista que rige en la actualidad.

El agente de la CIA Ronald Stark. siguiendo instrucciones de sus superiores creó una tapadera “La Hermandad del Amor Eterno” cuya misión fue la de introducir y controlar el tráfico de LSD entre el floreciente revolucionario mundo hippie. En su secuencia, podría comprenderse lo sucedido con Charles Manson, Bobby Beausoleil , y Dennis Wilson componente de los Beach Boys encontrado ahogado en el 88. Curiosamente Mama Cass Elliot, líder de “Mamas and the Papas” amiga de los tres, murió en el 74 de paro cardiaco, según Paul Kassner, fue asesinada por saber demasiado de las conexiones criminales entre Hollywood, Washington y la Vegas. Por si fuera poco su amiga Sharon Tate también murió asesinada.

Por otra parte los Rolling Stones, sufrieron el acoso de las autoridades británicas hasta que se les consiguió encarcelar por posesión de narcóticos ensuciando así su imagen ante la opinión pública. Poco después, Bryan Jones uno de sus miembros, fue encontrado ahogado en su piscina el 2 de julio de 1969.
En diciembre de ese mismo año durante el festival de Altamont, graves incidentes ensombrecieron definitivamente la aureola pacifista del movimiento hippie y con ello uno de sus mayores activos y atractivos para la juventud. El artífice iniciador de la trifulca fue el líder de la tristemente célebre banda motorista “Los Ángeles del Infierno” quien posteriormente reconoció ante un tribunal que llevaba años trabajado para el gobierno.
J. Hendrix, el Elvis negro, murió oportunamente de sobredosis como tantas estrellas de la música. El doctor encargado de la autopsia apuntó, sin embargo, que en toda su vida profesional jamás había presenciado tal cantidad de vino en los pulmones de un fallecido por sobredosis; En su opinión parecía como si previamente se le hubiera forzado a ingerir una enorme cantidad de dicha sustancia antes de inyectarle la droga.
J. Morrison fue hallado muerto el 3 de julio de 1971 en su bañera, casualmente justo dos años después de la muerte de Bryan Jones a modo de señal. Hacía tiempo que parecía muy preocupado por lo que le pudiera pasar, según sus allegados. La policía llevaba meses siguiéndole los pasos sin disimulo allá donde iba, por considerarle un izquierdista subversivo. La prensa achacó su muerte al, muy de moda, paro cardiaco por sobredosis, pese a que el fallecido había dejado las drogas horrorizado por la muerte repentina de su amigo Janis Joplin.
Phil Ochs, radical cantautor estadounidense desarrolló una curiosa esquizofrenia cuya doblez era un agente de la CIA que le pretendía matar. El 9 de abril de 1976 se suicidó ahorcado.
Casualmente Sal Mineo, coprotagonista de Rebelde sin causa junto a James Dean quién murió también en accidente de coche, fue asesinado pocos meses antes, concretamente el 12 de febrero, cuando precisamente había desarrollado una paranoia.

Lennon fue investigado como el resto de malogrados músicos por la administración Nixon que infructuosamente intentó su expulsión de los EEUU. Finalmente fue abatido a tiros en 1980 por un admirador Chapman, que cinco años antes fue entrenado por la CIA en el Líbano.
Ha habido innumerables casos más, entre los que cabe destacar, el atentado fallido contra Bob Marley que murió de un cáncer fulminante, muy parecido al de Arafat; Peter Tohs influyente defensor de los derechos humanos, abatido por un escuadrón de la muerte en su propio domicilio; el rapero Tupac Shakur acribillado en las Vegas en 1996; Notorius Big estrella del hip-hop corría la misma suerte en 1997: el líder del grupo Inxs, David Hutchace, activista social se suicidó; Kurt Cobain del grupo Nirvana también se suicidó…

Conocido todo lo anterior, se comprende históricamente que tantos grandes grupos musicales de éxito y estrellas del firmamento musical, abandonaran repentinamente el escenario bajando el telón, desmontando baterías y colgando guitarras en una estampida que desconcertó a sus fans, máxime cuando ello ocurría en la cresta de la ola sin motivo alguno aparente. De los cuales los Beatles, los Rolling Stones o el propio Bob Dylan que tras sufrir un aparatoso accidente, lo tuvo claro, son solo la punta del iceberg.
Pero como digo, esto que sucedía en la música, está estrechamente vinculado con lo ocurrido antes, durante y después en otros ámbitos sociopolíticos, económicos y culturales. Así, también tuvieron lo suyo actores y cineastas en el mundo hollywoodiense con la caza de brujas de Mc Carthy entre cuyo caso más sangrante está el de Chaplin condenado al ostracismo en el gremio, mientras los chivatos como Reagan llegaban a lo más alto del Gobierno, asunto que de exponerse aquí entremezclado podría abrumar de tal modo la conciencia del lector que para evitar su caos cognitivo, dejo para una mejor ocasión.

Lo acontecido recientemente con Michael Jackson, puede sumarse a esta cadena de sucesos, solo que en su caso, la finura de los acordes ha sido más elaborada: primero se eclipsó la imagen de la estrella con falsas denuncias de pedofilia para que su mensaje rebelde y luz espiritual dejara de llegar a los fans; Después, se le hostigó mediáticamente para cortarle bajo los pies actuaciones, negocios producciones y ediciones de nuevos proyectos con el fin, de provocarle la ruina económica. Y el tercer acto, la tragedia que todo el mundo asume como natural después de una década de tribunales, abogados, quiebras económicas y como no drogas.

Hace años que conozco esta teoría publicada por Alex Constantine a la que he añadido mi pequeña aportación personal de Michael Jackson y la investigación de los grupos de éxito que abandonaron repentinamente la escena cuando estaban disfrutando del éxito. Ahora llevo años recopilando datos de artistas muertos en Europa y concretamente en España en extrañas circunstancias, por paro cardiaco, accidente de tráfico, sobredosis, suicidio, etc, porque ya se sabe…de los EEUU nos llega todo con un poco de retraso, para lo que solicito toda vuestra ayuda y colaboración, que de ser de utilidad sería debidamente compensada en citas y elogios. ¡Ánimo! No será difícil atar cabos…que se lo digan a los Narcocorridos, versión cutre mejicana de lo que les sucede a cuantos se sirven de la música para enturbiar la paz social. Es posible que nos llevemos todos una sorpresa que nos explique definitivamente cómo de la música de cantautor y protesta como aquellas de “Clara” o “Mi querida España” hemos pasado a escuchar casi en exclusividad un continuo runruneo de “Operación Triunfo” en todas las cadenas de televisión y emisoras de radio.

Un comentario en «Operación Caos»

  1. Como si no tuviera bastante con el telediario de Tele 5, ahora me encuentro con este artículo. Se trata de un ejemplo típico de lo que se ha venido en llamar el detrasismo: detrás de todo acontecimiento trágico, luctuoso o impactante, estaría una organización como la CIA,el FBI,KGB (antaño) o alguna hermandad siniestra creada y financiada por la Trilateral o el club Bilderberg. Consideremos asimismo la posible intervención del MOSSAD y , a menor escala, supongo, nuestro celtibérico CNI. Todo esto, igual que los noticiarios de la cadena donde Belén Esteban triunfa, me llena de angustia, desazón, y de un miedo tanto mayor, cuanto que procede de fuentes ocultas y poderosas.

    Para ahuyentar estos terrores me administraré una pequeña dosis de sano escepticismo. Soy de la misma opinión que una señora de mi barrio, la cual ante los insistentes rumores sobre la conducta sexual de cierto sacerdote dijo:
    -Puede que Antoñito sea hijo del Padre Fulano(omito el nombre), pero de ahí a suponer que todos los niños del barrio sean hijos suyos…

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