Del ocio al trabajo, y del trabajo al ocio, a parte de recesos, descansos, fiestas, vacaciones y tiempo libre, hay mucho, pero que mucho negocio, entendiendo por negocio, la negación del ocio, que es cómo lo definían los antiguos griegos. Siendo entonces nuestra entera sociedad, un permanente intercambio interesado de trabajo por sueldo, una prostitución del tiempo, un comercio del espacio, un continuo mercado en el que todo se compra y se vende regido por la ley de la oferta y la demanda, expuesto a cíclicas crisis financieras en el que incluso bienes vitales para la supervivencia como los medicamentos son susceptibles de patente y el platónico mundo de las Ideas ha caído en desgracia con los Derechos de Autor…cabe preguntarse si es lícito hablar de ocio, sin confundir éste con el debido descanso que cualquier animal, o esclavo precisa para continuar trabajando hasta reventar.
Tengo la suerte de pertenecer a lo que T. Veblen bautizó como “Clase Ociosa”, suerte que me he labrado al hacer de mi ocio un trabajo y de mi trabajo un ocio; tanto es así, que cuando sin querer me voy de vacaciones, vuelvo tan fatigado que necesito un periodo para reponer fuerzas y retomar mi ritmo natural. Pero por lo general, la gente suele confundir los conceptos expuestos pues se les ha hecho creer que todos ellos remiten a una misma cosa, mas no es así.
Cuando tras un tiempo de trabajo se hace un pequeño receso, este no puede ser catalogado en modo alguno, ni como tiempo libre, ni como ocio; su nombre apropiado es descanso, asunto que los escolares tienen muy claro denominándolo recreo por su corta duración, y que jamás de los jamases confunden con las fiestas y vacaciones. Sin embargo, a veces, si que se confunden las dos últimas y así oímos llamar vacaciones a las fiestas de Navidad o a las de Semana Santa, cuando a la inversa no sucede decirle al verano entero que es una fiesta, de no ser que seas Pocholo y vivas en Ibiza. En nuestra sociedad esclava de la Producción, los Fines de Semana y las fiestas puntuales no dan para organizar tramos de ocio, dado que, las primeras veinticuatro horas del mismo son necesarias para repararse del trabajo y lo que queda aparece rebajado por la angustia de tener que regresar al día siguiente a la noria del borrico, es lo que se conoce como “Síndrome Dominical” más frecuente que el “Síndrome postvacacional” Cierto es que, durante los descansos, las fiestas y las vacaciones nos encontramos con tiempo libre, si es que hemos evitado casarnos y traer hijos al mundo como es mi feliz circunstancia, pero para que el tiempo libre se transforme en ocio, es imprescindible que confluyan dos aspectos, a saber: de un lado que se trate de un lapso de tiempo suficientemente largo como para que aparezca en personas descansadas física y psicológicamente, sin que en el horizonte asome la amenaza sobrecogedora de tener que trabajar para poder acceder a la conocida desconexión mental que solo a los yoghis les está permitido alcanzar con técnicas de relajación, respiración y meditación, y de otra, que el sujeto o la conciencia se entregue a tareas que desarrollen sus más excelsas potencialidades libres de toda atadura, compromiso, o responsabilidad, salvo para consigo mismo. Es así, y solo así, como puede aparecer el ocio y su disfrute. Todo lo demás en poco o en nada se diferencia del descanso esclavo.
Pues bien…respondiendo a la cuestión planteada, debo contestar sinceramente que ¡No! Hoy, tal y como funciona el Mundo, no es posible hablar de ocio: los trabajadores como mucho tienen descanso, los desempleados en el mejor de los casos tienen demasiado tiempo libre, las amas de casa ni lo uno ni lo otro sean trabajadoras o paradas, los escolares a lo sumo cuentan con tiempo para hacer deberes y preparar exámenes que no hay fiesta, vacación, Finde, o Puente que no se les mande hacer algo para atormentarles psiquicamente…y es precisamente entre estos, los estudiantes, donde se encuentra, ¡no! el Ocio Adolescente, sino el Neg-Ocio Adolescente. Y ¿en qué consiste el Neg-Ocio Adolescente?
El NOA tiene varias ramificaciones; desde las más brutas y sórdidas, hasta las sumamente refinadas. Entre las primeras tenemos a la industria del tabaco, alcohol y hostelería que nutren de sustancias tóxicas a los pulmones e hígados de nuestros jóvenes para que si no mueren en carretera en caballitos de gasolina de uno en uno o en ataúdes de hojalata rodantes de cuatro en cuatro, lo hagan a cargo lentamente de la Seguridad Social. Para que triunfe esta industria del NOA, es preciso la colaboración de las FUCOI Fuerzas Corruptas de Ocupación Institucional para que la juventud no tenga opción de divertirse sin gastar dinero y crear Neg-Ocio. Algo más sibilino consiste en ofrecer a los adolescentes un consumo fatuo constante a través de la Obsolescencia percibida, también dicha moda, para que disfruten comprando tonterías y modelitos que no les servirán a la temporada siguiente, asunto al que se ha sumado la tecnología sobre todo móviles, Mp3, y resto de aparatos cuya actualidad no dura un suspiro. Pero lo más sofisticado es la estrategia amparada por el mercado y la casta docente de dirigirles la atención hacia la dinámica diabólica del aprendizaje del puto inglés que les obliga a viajar durante las vacaciones a sitios donde nadie iría ni a tomar el té, y evidentemente la estupidez requiere de cierta cobertura ofrecida por los productos en dicho idioma bajo la inocente pantalla de la industria editorial, del cine y las discográficas, alentadas por las subidas y bajadas de internet, verdadero Neg-Ocio Adolescente Anglosajón.
Si deseamos hablar con fuerza y vigor de Ocio adolescente, habremos de empezar primero por diseñar una formación integral de los jóvenes bajo el lema latino “Mens sana in corpore sano” y nada más sano que, organizar horarios y calendarios escolares que posibiliten la aparición del ocio según lo indicado, y no solo tiempo libre o de descanso, de modo que la parte académica, no supere a la de ocio, asunto fácil de conseguir de eliminarse los indecentes “Deberes escolares” y si se dedicarán las mañanas a las materias de estudio como matemáticas, filosofía, lengua, etc,, y las tardes a idiomas, música, arte, deporte y demás actividades que desarrollan y cultivan el espíritu. El resto de debates en torno a esta cuestión, no son otra cosa que ganas de marear la perdiz, y ya sabemos que es lo que ocurre antes del “colorín colorado…”que este cuento se ha acabado.