Deuda con el fútbol español

No es oro todo lo que reluce
No es oro todo lo que reluce

No salgo de mi asombro. A penas han pasado días de estar celebrando el triunfo de la Selección que tanto nos ha hecho gozar con su arte, vibrar con su Tiki-taca, vivir con pasión de victoria en victoria, que nos ha traído tanta esperanza, espíritu vencedor y orgullo nacional, que por primera vez, nos ha hecho sentir como auténticos campeones del mundo mundial…que ahora, ese mismo pueblo que saltaba de alegría gritando eso de ¡Yo soy español! ¡Español! ¡Español! hace mutis por el forro cuando se trata de devolver lo mucho que el futbol le ha entregado generosamente sin pedir nada a cambio salvo nuestro cálido reconocimiento. Porque no solo del aplauso vive el futbol, que también precisa solvencia económica, precisamente esa que no tiene por no escatimar esfuerzos en hacernos felices los fines de semana, mantenernos ilusionados con los fichajes de pretemporada o con el corazón en un puño durante las competiciones, sin cuya cíclica adrenalina, nuestras vidas no merecerían la pena ser vividas.
La mayoría de los clubes de futbol españoles, están a punto de declararse en quiebra, debido a su generosidad para con los aficionados gastando a manos llenas mientras pudieron ordeñar por adelantado los sustanciosos contratos de las retransmisiones televisivas, confiando en que, cuando este maná de las privadas llegara a su fin, el aficionado y las instituciones que desde La Zarzuela, hasta el consistorio más cochambroso, pasando por La Moncloa y distintas Catedrales, que siempre se han sumado a la fiesta y el jolgorio, hicieran frente a su responsabilidad social para con los sacrificios económicos que, por y para ellos, han hecho los clubes, jugadores, prensa deportiva, patrocinadores y sobre todo los directivos. Pero resulta que a la hora de la verdad, aquí todos se lavan las manos y nadie quiere saber nada del asunto, como si las deudas se contrajeran solitas sin la participación y el consentimiento suyo, pues como reza el dicho: nadie fue y entre todos la mataron.
Lo sucedido con el Málaga que ha tenido que venderse a un Jeque árabe para hacer frente a sus deudas, o lo acontecido con el pobre Mallorca que ha perdido por deudas lo que ganó en el campo, es de vomitar. Me da asco esta sociedad deportiva incapaz de arrimar el hombro en los momentos duros pero que sin ningún bochorno no duda en ponerse al frente de los buenos resultados festejándolos como propios. ¿Dónde estaban los ciudadanos de esos dos equipos cuando el club ha necesitado de sus ahorros? Seguramente ante el televisor o leyendo con morbo el discurrir de los acontecimientos. ¿Cuántos de sus vecinos pusieron a disposición de los respectivos clubes sus cuentas corrientes para que pudieran responder a sus compromisos? Evidentemente la nula disposición de sus municipios, diputaciones provinciales, Gobiernos autonómicos y demás Organismos Oficiales a ofrecer cuanto hiciera falta para evitar lo sucedido detrayéndolo de nuestros impuestos ¡que para algo están! tampoco es que haya animado mucho a que las entidades bancarias ejercieran su necesario mecenazgo filantrópico, o que las Oenegés dirigieran todos sus esfuerzos solidarios hacia causa tan noble como lo es salvar al futbol español.
Pero nunca es tarde para reaccionar. Si la Selección española ha tardado casi un siglo en hacernos Campeones del Mundo, la LFP puede esperar lo mejor de su afición, sobre todo las del Barca, Real Madrid, Atlético, Valencia, Deportivo, etc, que sabrán recuperar el espíritu de La Roja acudiendo, tarde o temprano, al unísono a las entidades bancarias para devolver, aunque solo sea económicamente la enorme deuda que el Pueblo Español ha contraído desde el Mundial de Sur África, con el mejor futbol del Mundo. Pero hasta que ello ocurra, miraré con desprecio y profunda repugnancia a todo aquel que vista la camiseta de un equipo que dice llevar en el corazón, pero no en el bolsillo.

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