Contra la paz y contra la democracia

CONTRA LA PAZ Y CONTRA LA DEMOCRACIA

Ahora que la necesidad más que la razón empuja a la gente a exigir en plazas Democracia real como último recurso infantil a todos sus males, no viene mal recomendarles la elocuente obra de Agustín García Calvo que bautiza estas líneas, para que se dieran cuenta de que corren el peligro de conseguir lo que desean obteniendo más de lo mismo, pues, la Democracia real, es la que tenemos, y las que ha habido con anterioridad están cortadas por el mismo patrón que hacen del “Gobierno del Pueblo” no un Pueblo que gobierna, sino un pueblo gobernado, que parece lo mismo, pero no lo es.

Con tan curioso título, el autor pretendía denunciar la tiranía terminológica que se apropia de las mentes acostumbradas como están a poner nombre a las cosas que existen, por lo que fácilmente caen en la trampa de otorgar existencia a cuanto se menciona, máxime si se hace con la profusión de medios con los que cuentan estas mariposas de la fabulación intelectual que nos hablan de Libertad, Verdad, Solidaridad…como si fueran entidades despojadas de la materialidad que les dio pie a ser mencionadas, de modo que, como propusiera Hume, antes de enfrentarnos con todo el mundo platónico de las ideas, haríamos bien en reducir su complejidad a las impresiones sensibles que las sustentan, que en el caso de la Democracia se remontarían a la antigua Grecia o si se prefiere a los Modernos Estados Unidos, sociedades ambas esclavistas, xenófobas, misóginas y abiertamente imperialistas.

La gente cree que los derechos son fruto de la Democracia ¡Terrible error! Son consecuencia de la Revolución. Ni uno de los derechos que hoy consideramos irrenunciables como puede ser la libertad de expresión, asociación, pensamiento, religión, huelga, vacaciones pagadas…fue regalado. Y cierto es que una vez conseguidos los derechos, por aquí hemos disfrutado de cierta paz, mientras el resto del mundo andaba en guerra contemplando nuestros derechos como auténticos privilegios a universalizar, pero nuestra paz social ha tenido más de Paz Romana que otra cosa.

Tras la caída del Muro de Berlín, no pocos rojos se pusieron amarillos y de todos los colores con la cantinela de que la “Lucha de clases” era cosa del pasado porque las Clases habían desaparecido, cuando lo cierto es que, lo que de verdad ha desaparecido es la Lucha y la posibilidad de emprenderla por una población estúpida que no atendió nunca al consejo de Maquiavelo de no dejar su seguridad en manos de mercenarios, ni al logro napoleónico que supuso el derecho y obligación de recibir instrucción militar, porque la historia ha demostrado, que el pueblo unido, pacifico y desarmado…¡siempre será vencido! Si es así como se le desea hacer frente al poder despótico que nos oprime desde la banca y la patronal ¡apañados estamos! Para eso mejor ir cada cual por su cuenta y que se tomen la molestia de buscarnos uno a uno, que para la resistencia de poner la otra mejilla, no hace falta organizarse y quedar en un lugar, de no ser que lo que se pretenda sea precisamente facilitar la opresión para tumbarnos de una sola vez.

Acabo de visitar en el Arriaga de Bilbao la concentración local correspondiente, que en estos titubeantes inicios, se parece más a una terapia de grupo al aire libre que a un conato de desobediencia civil. Con todo, por algo se empieza: la gente expone sus problemas, aplaude cualquier intervención diga lo que se diga, en una mezcolanza de rabia contenida e idealismo popular que bien encauzado, pronto podrá ser aprovechado por quienes no creen en nada de ello, razón por la que siempre han fracasado todas las revoluciones, dado que en la batalla por las ideas sólo entregan la vida quienes de verdad tienen Fe en ellas y en consecuencia, tras el fragor de la lucha solo quedan para defenderlas quienes desde un inicio estaban dispuestos a traicionarlas, por medio de pactos y posibilismos a la baja. Mas como quiera que nada de lo humano permanece sin organizarse mínimamente, aun a riesgo de verme manipulado de nuevo, considero que tenemos la obligación moral de intentarlo, ahora que nos toca, aunque sólo sea para poder seguir viendo las películas desde el lado de los buenos. Por ese motivo, mañana Viernes me acercaré por la Porticada de Santander y no os lo perdáis…dudo en ir de visita a la plaza del Sol el Domingo, porque no puedo no ir a votar a mi antiguo profe que me enseñó a jugar al ajedrez y que se presenta a Alcalde en mi pueblo.

Muy ilustrativo

Sin perder de vista la presunción de inocencia del socialista francés, lo cierto es que, los actos denunciados de retención ilegal, intento de violación y huída del intercepto, vienen como anillo al dedo para ilustrar el grado de atropello, prepotencia y desprecio por la dignidad humana que el organismo que preside el honorable Strauss Kahn, ha mostrado de continuo desde sus más tiernos inicios, hace ya más de medio siglo, por las sociedades, pueblos y personas de las economías que se dejaron tutelar por sus expertos financieros inmunes al dolor ajeno, quienes sin escrúpulo alguno, concedían a las élites de dichos países ingentes créditos, aún a sabiendas, de que los mismos en vez de emplearse en la mejora de las condiciones de vida de la población, serían malversados para enriquecer a sus despóticos mandatarios que a su vez, en plena sintonía con ellos, les devolverían el favor comprometiendo aún más las maltrechas arcas públicas de sus respectivas naciones adquiriendo material militar a las industrias de los países occidentales que en principio, sustentan el FMI, proceso indigno de triangulación que la población autóctona de las regiones traicionadas, acabaría pagando muy caro en forma de intereses de deuda eterna, obligada por el chantaje internacional de las mismas potencias que ampararon tan vil operación, cuando lo justo hubiera sido que se la exigieran a aquellos tiranos y dictadores con los que tanto les gusta hacer tratos comerciales a los mandatarios demócratacriminales.

En virtud de la relevancia internacional del personaje, Presidente del todopoderoso FMI, así como del lujo y ostentación que rodea a los hoteles donde esta gentuza suele alojarse, lo suyo hubiera sido que el abuso de fuerza y poder, se hubiera perpetrado contra una joven empresaria neoyorquina, una diplomática de la ONU o en su defecto una turista que andaba por allí; ¡Pero no! Quiso la oportunidad que fuera una camarera africana la que entrase en su habitación para que la omnipotencia divina grecolatina hiciera de las suyas en una escena digna de cualquier estancia imperial de Calígula, Nerón o los Borgia. Bien es verdad, que para el servicio que me presta, también podría haberse tratado de una hispana – el término es poco menos que “puta” en los EEUU de ahí la recomendación de remarcar la españolidad de las hijas que enviéis allí a estudiar inglés, todo sea que aprendan la lengua de Mallarme – o una asiática, aunque estas, gracias al prestigio de Japón y sobre todo el auge chino, empiezan a ser respetadas un poco más de lo que hubiera deseado Sánchez Dragó y a lo mejor hubiera recibido un trato especial estilo Pretty Woman, que es el modelo a seguir por muchas de nuestras jovencitas. Y es que, África sabe como nadie lo que es estar bajo el yugo de organismos internacionales como es éste, al extremo de que ha desaparecido de su geografía la tan reconfortante expresión de los Setenta “Países en vías de desarrollo” y así como los cascos azules de Bélgica, Holanda y demás, violan y corrompen a sus madres, esposas y niñas con la inmunidad que presta el paraguas de la ONU…el FMI o el BM, se turnan en joder cuanto pueden sus economías, cuyas consecuencias no las padecen principalmente las clases dirigentes de las naciones donde se aplican sus draconianas exigencias, sino aquellos infelices que trabajando dieciséis horas al día, los siete días de la semana, sin vacaciones, sin derecho de ningún tipo, sea sacando de las minas el coltán para nuestros móviles, tejiendo de sol a sol en talleres de uralita nuestra ropita del todo a cien, cosechando el café y cacao que desayunamos en nuestra casita leyendo en la prensa sus desgracias…apenas llegan a alcanzar el mínimo de subsistencia.

Como hasta la fecha, ningún Tribunal Penal Internacional ha cursado orden alguna para detener, encarcelar, juzgar y condenar si quiera al más insignificante miembro de esta omnipotente institución, me parece, que no sólo la posible víctima desconocía a quién había denunciado, que tampoco lo debían de saber quien cursó su búsqueda y captura ni quienes llevaron a cabo su arresto. Aunque nunca se sabe; Los caminos del Señor son inescrutables y a Al Capone le pillaron por los impuestos.

Irracionalidad democrática

Anticípose el manco de Lepanto dos siglos a Kierkegaard, Schopenhauer, Nietzsche y compañía, en la crítica al exceso de racionalismo que cuando entonces gracias a Ockham y Bacon a quienes pronto se sumaría Descartes, empezaba a arrinconar la voluntad divina, el Principio de Autoridad Medieval y la superstición humana, de un modo más comprensible a como los filósofos profesionales decimonónicos acostumbraron a presentar sus ideas. Así en las primeras líneas de su inmortal “Don Quijote” en tono burlesco para con el rimbombante estilo de Feliciano de Silva, le asestó un buen tajo con aquello de “ La razón de la sinrazón, que a mi razón se hace, de tal manera mi razón enflaquece, que con razón me quejo de la vuestra fermosura” del que desde entonces no se ha repuesto la Razón instrumental de corte socrática, permitiendo la también hoy exagerada irracionalidad a la que nos ha llevado un recargado relativismo, la fomentada culturilla Underground y ¡cómo no! la mediática Postmodernidad en su formato Nueva Era, New Age para quienes no saben castellano.

Shakespeare no tuvo empacho alguno en retozar una vez más en los asuntos humanos del amor, la traición o la venganza, trillados desde la antigüedad, sin miedo alguno a ser acusado de plagio por los dramaturgos griegos ni el por el más cercano en el tiempo, el italiano Luigi Da Porto, de quien tomara prestada la historia de Romeo y Julieta. Tampoco nosotros hemos de renunciar a abordar cuestión tan fascinante como lo es, saber de qué modo opera la toma de decisiones en época electoral, tarea que me dispongo a iniciar echando mano de la misma etimología que sustenta la “confusión” como doctrina de Confucio, que “libre” venga de “libro” y la “hamburguesa” deba su nombre al hambre de ciudad…por lo que se me antoja que en política la “racionalidad” más que de la Sacrosanta “Razón” derive de la “ración” de ahí que se presenten las ideas en forma de “Partidos” o sea “raciones” y que se hable tanto del “Régimen democrático” “Dietas parlamentarias” y “comicios electorales” y por consiguiente tenga más que ver con asuntos del estómago agradecido que de la cabeza bien amueblada.

¡A lo que vamos! En periodo electoral ¿Qué es lo que más pesa en la toma de decisiones de la ciudadanía a la hora de tomarse la molestia de ir a votar un día suyo de descanso en lugar de quedarse en casa a ver la tele como suele ser costumbre y de votar, qué le permite hacerlo a favor de unos y no de otros candidatos?

La primera cuestión, es fácil de responder: Dado que todo el mundo puede votar y que todos los votos valen igual, la inflación mental que ello comporta, no puede permitir que nadie se crea de verdad que su voto sea imprescindible y menos tenido en cuenta por cuantos tienen auténtico poder. Por consiguiente, salvo quienes ven la Teletienda, el resto acude a la cita electoral por motivos normalmente irracionales, que no exentos de razones y menos de racionalizaciones, como puede ser el miedo a que no vuelva la derecha de Rajoy; por adhesión incondicional al líder Zapatero en horas bajas cuando todos le critican para no parecer un traidor; una forma como otra cualquiera de romper el tedio de una tarde dominical encontrándose con antiguos amigos antes de llevarles flores al cementerio; por la emoción de hacer una porra con los colegas del bar al objeto de ponerle algo de emoción al posterior recuento de resultados en el que todos ganan y nadie pierde, literalmente en lo económico; Y hasta para poderla meter como dieron a entender en las campañas para fomentar el voto en las pasadas elecciones catalanas.

Respecto a qué es lo que nos mueve a depositar nuestra confianza en un candidato o formación, es más difícil, más que nada, porque ya se ocupan los interesados en revestir la pugna democrática de un halo racional por medio de programas, propuestas, reivindicaciones, debates y sobre todo mítines, que encandilan a la más perspicaz y escéptica conciencia para que se posicione y tenga opinión sobre lo que se le presenta, sin percatarse del truco, cuál es, el de exacerbar su protagonismo y la Fe que todos tenemos de poseer lo que Hume definiera como lo mejor repartido entre los hombres porque todos creen tener la suficiente, o sea: ¡La razón! Por ello, muchos entre los que me cuento, injustamente denunciamos que las masas votan en manada dirigidas por sus nuevos pastores sin que en ellas intervengan lo más mínimo un contraste de argumentos, una comprobación entre los discursos y la realidad, la falta de memoria y hemeroteca a la hora de aplaudir promesas cíclicas incumplidas y un larguísimo etcétera, que nos lleva a la equivocación de tildar como irracional dicho comportamiento colectivo. Pero, he aquí la novedad de mi reflexión, si a palabras necias oídos sordos, a lo mejor, la mayoría de los electores tienen razón en no dedicarle el más mínimo esfuerzo intelectual a algo que no lo merece como lo son las actuales campañas mediáticas y en cambio, lo auténticamente irracional y majadero, sea atender lo que se dice en mítines y debates electorales trufadlos de mentiras, sofismas y tergiversaciones que lejos de ayudar al buen discernimiento de la ciudadanía la atrofia más que el Tontodiario.

Es posible entonces que como sentenciara Pascal, a la hora de abrazar una de las distintas verdades que se le presentan a la Conciencia humana, – en nuestro caso habríamos de sustituir por mentiras – “El corazón tiene razones que no entiende la Razón” y sólo quepa jugarnos la vida en las elecciones, como él mismo propusiera hacer en “La apuesta” a favor de la Existencia de Dios, despreciando los vanos intentos de Sto. Tomás y sobre todo el derrochado talento de San Anselmo en su famoso Argumento Ontológico dirigido al insensato.

Apretarse el cinturón

Como era de esperar, durante el pasado 2010, los más de cinco millones de desempleados, sumados a los inmigrantes que han retornado a sus países de origen, sin olvidarnos del descenso generalizado del poder adquisitivo de funcionarios y pensionistas, ha provocado la primera caída del consumo en alimentación de la historia, a decir de Horacio González secretario general de la Federación de Industrias de Alimentación y Bebidas, exactamente un 2,3% en los hogares y otro 4,4% en el consumo exterior en cafeterías, bares y restaurantes, lo que se ha traducido en la desaparición de un 1,4 de empresas del ramo respecto al ejercicio anterior.

Curiosamente, parece que al sector no le ha ido nada mal en cuanto a las ventas exteriores que han crecido en el mismo periodo un espectacular 10% que sitúa a nuestro país en el tercer exportador dentro de la Unión Europea, detrás de Italia y Francia, cosa que en nuestro caso, lejos de acercarnos a dichos países en cuanto a modelo de sociedad desarrollada próspera y equilibrada, nos iguala a aquellas otras naciones que, pese a nutrir de alimentos y materias primas a todo Occidente, sus gentes a penas tienen para subsistir.

Cuando el Tontodiario alardeaba de una España invitada al G-20 como décima potencia económica mundial, para acto seguido hacernos tragar el papel que debíamos jugar como tal en el escenario internacional con nuestras tropas en misión humanitaria llevando la paz y la reconstrucción por todo el orbe, nadie medianamente informado, perdía de vista a los especuladores financieros que buscaban quebrar el espinazo de nuestra endeble economía basada en una alicaída industria turística auténtico sostén de la burbuja inmobiliaria que habría de estallarnos algún día, toda vez durante los ochenta, para competir con Corea, finiquitamos, a instancias de Alemania, toda nuestra industria pesada de Sagunto y Vizcaya tras las que se fueron las del automóvil, los astilleros, acerías, talleres metalúrgicos…Por si fuera poco, encandilados con los fondos estructurales, también accedimos a los deseos franceses de cerrar nuestra minería, reducir la cuota láctea, aceitunera, vinícola, liquidación de la flota pesquera, etc que según decían, eran muy deficitarias. Igualmente, nos sumamos al desmantelamiento del Estado y se privatizaron las empresas que más beneficios podían generar… Por supuesto, no lo hicimos gratis: durante años, recibimos ingentes subvenciones europeas que exacerbaron la autóctona crónica corrupción generalizada mitigando los estragos superficialmente en la vida cotidiana de los ciudadanos que consintieron cínicamente la situación al amparo del típico ¡Llámame perro y tírame pan! sin percatarse que, aquello que corroía los cimientos de nuestro Estado del Bienestar a medio plazo, era ¡pan para hoy y hambre para mañana! Porque ni aquí ni en Europa ¡Nadie da duros por pesetas! De modo que, ahora, el FMI y el BM, se nos quedan cortos para paliar la ruina total en la que nos vemos sumidos, dependientes como somos de las apetencias ajenas y expuestos como estamos a los vaivenes financieros de Tokio, Frankfurt y Wall street. Dios no lo quiera, pero no está lejos la hora en que la UNICEF tenga que socorrer a nuestros hijos, a los mayores la Cruz Roja y a todos el Banco de Alimentos, donde el pollo, los huevos, la harina, la leche y el pan, han empezado a cotizar al alza.

Ahora que media ciudadanía estará sometida a dieta forzosa, antes de comprender que de la “Lucha de clases” marxista lo que ha desapareció de verdad durante los Noventa fue la lucha y no las clases, aprenderá en sus propias carnes menguantes el verdadero significado de “apretarse el cinturón”, que no es sinónimo de aguantarse las ganas o refrenar el gasto como algunos por desmemoria han llegado a asimilar, sino de precisamente lo que dice “apretarse el cinturón” para evitar se caigan los pantalones cuando se llegue a estar famélico. Eso, o se apuntan a la moda juvenil de ir enseñando los calzones estilo Cantinflas, cosa que no debería avergonzar a nadie, que también los habrá vestidos de traje que como Charlot en la intimidad de sus casas llegarán a cocer suelas de zapato.

¡La mitad! Lema electoral

No milito en partido político alguno -no por falta de ganas, que me gustaría hacerlo en todos y a la vez – cuanto por la sabia advertencia que durante la adolescencia escuché a mi madre “¡Nicola! En los partidos hay más enemigos dentro que fuera” y como quiera que en este cochino mundo, mientras los amigos vienen y van, los enemigos se amontonan…como que, me he cuidado muy mucho de caer en la tentación. De cualquier modo, en la medida en que como ustedes, yo también estoy inclinado al mal por naturaleza, nunca he dejado de fantasear con la posibilidad de presentarme a unas elecciones, erótica del poder muy extendida que genera no pocas parafilias infantiles que afloran bajo la fórmula ¡cuando sea mayor…! o la más explícita ¡Si yo fuera presidente! que de adulto, suele conformarse con ejercer cada Lunes de virtual entrenador de futbol, y en consecuencia, no me faltan ideas ni razones para postularme ¡qué menos! que a Alcalde, con un modesto programa de mínimos que pueden resumirse en el lema ¡La mitad!

¡A ti! Idiota vecino. ¡A ti! Idiota ciudadano. A vosotros me dirijo para que me votéis ¡A mi! No os ofendáis porque os llame idiotas, pues los idiotas en la antigua Grecia eran aquellos que precisamente teniendo el derecho de opinar en la plaza pública sobre los asuntos que le concernían a él y a la ciudad, no solía participar de las discusiones, so pretexto, de dedicarse a sus intereses particulares, delegando enteramente su responsabilidad en quienes, más inteligentes, se percataron que el mejor modo de bogar por su hacienda particular era precisamente trabajando afanosamente en el terreno público. Sin embargo, sé perfectamente que no os gusta que os tomen por idiotas y por ello me ofrezco a vosotros bajo el lema ¡La mitad! Pero, ¿De qué mitad se trata? Os preguntareis.

Dicen que todos buscamos la media naranja que nos complemente, como explicación a la irracional pulsión del amor. Pero, ¡Cuidado! Que algunos en lugar de hallar su media naranja, se topan con el exprimidor. Algo parecido les sucede a los votantes con los candidatos cuando descubren que aquel lunarcito que les trajo de cabeza dos fines de semana mitinales, se ha transformado en una repugnante verruga que ha de soportar durante cuatro años. Entonces…¿para qué engañaros? Yo os ofrezco la mitad de lo que os ofrezca cualquier otro candidato. ¡Sí! ¡Habéis oído bien! No más o el doble como suele hacerse en estos casos para exacerbar vuestra codicia y que os pierda la avaricia, sino ¡la mitad!

De ser elegido vuestro alcalde, yo, trabajaré ¡la mitad! en el cargo de lo que lo ha hecho mi antecesor. No sólo eso: me preocuparé de vuestros asuntos ¡la mitad! Convocaré ¡la mitad! de plenos y de ellos, sólo acudiré a ¡la mitad! En ellos, aprobaré ¡la mitad! de ordenanzas que en la anterior legislatura, por lo que contrataré a ¡la mitad! de gente, se construirán ¡la mitad! de edificios, porque únicamente otorgaré ¡la mitad de licencias de obra, se recogerá ¡la mitad de la basura! Y del etc restante, sólo ¡la mitad! Como comprenderéis, ello, en principio supondrá reducir el presupuesto a ¡la mitad! Y en buena lógica, la recaudación de impuestos también debería verse menguada a ¡la mitad! Evidentemente, al haber ¡la mitad! de policía municipal, se impondrían ¡la mitad! de multas y su cuantía sería ¡la mitad!…Del conjunto de todo ello, es fácil concluir que me corromperé ¡la mitad! os robaré ¡la mitad! Traficaré con las influencias ¡la mitad! Me sobornarán ¡la mitad! Y en mi ejercicio veréis reflejada a ¡la mitad! vuestra representación social de lo que sois. Sólo una cosa más: de este discurso, sólo creeros ¡la mitad! Concretamente la primera mitad.