Pitágoras, contemplaba en las Matemáticas una Realidad distinta de la aparente. Con posterioridad, su discípulo intelectual, Platón, dulcificaría tan extraña enseñanza por medio de mitos como el de “La caverna” con ánimo de presentar de modo más tangible dicho conocimiento abstracto al grueso de sus conciudadanos que no tenían por qué ser duchos en Música y Geometría o habilidosos en el manejo de la Escuadra y el Compás, dando origen así al denominado Mundo de las Ideas, al que se remitiría todo fenómeno aparente de nuestras vivencias, como lo hace cualquier copia respecto a su modelo, rebajando la percepción sensible propia y colectiva, a mera ilusión.
Hoy estamos rodeados de números: La fecha de Nacimiento, los días del calendario, las horas del día, el precio de las cosas, el dinero que portamos en el bolsillo, los kilómetros en la carretera, la cuenta corriente, en el DNI, el teléfono, el Portal y piso, El Código Postal, la Seguridad Social, la Tarjeta de crédito, las contraseñas de internet, el Código de barras, el PIB, etc. Pero ni por esas, estamos dispuestos a aceptar que exista una Realidad matemática al margen de la experiencia proporcionada por los sentidos y aún por el sentido común. Para entendernos, que no hay números más allá de las realidades numeradas, gozando aquellos de una entidad poco más que la otorgada a un accidente de la cosa como pudiera ser su color, no habiendo tal si la misma no ocupara un espacio y transcurriera en un tiempo.
En un ignominioso giro interpretativo de la doctrina pitagórica, los Gobernantes criminales, nos presentan una realidad siempre distinta de la real. Normalmente nos dicen que todo va bien, que estamos saliendo de la crisis, que se ve luz al final del túnel, que salen brotes verdes, que lo peor ya ha pasado, que las medidas tomadas por el Ejecutivo cuyas consecuencias sí sufrimos directamente, están empezando a dar sus frutos que no notamos ciertamente, que se está creando empleo y a tal fin, se sirven de cifras recargadas de guarismos que escapan a control práctico en directo, pues el umbral de percepción de la mente humana es demasiado limitado – no más de cuatro elementos a la vez – como para entender valores de los que sólo podemos apreciar que son más, muchos o muchísimos, jugando así con nuestra noble inteligencia, la cual, desde su incapacidad para apreciar a bote pronto verdad o falsedad en lo argumentado con los números, acepta fiarse de quienes nunca habría de hacerlo, pues los gobernantes, aún siendo escogidos democráticamente, son nuestros enemigos naturales, como lo es una fiera en cautividad, por muy amaestrada que esté, siendo así que se facilita en demasía lo advertido por J. Swift, “Mientras la mentira vuela, la verdad se arrastra”.
Así, si nos descuidamos, tras el próximo Gabinete de Ministros, la Vicepresidente y Portavoz del Gobierno, Soraya Sáez de Santa María, con esa carita de no haber roto un plato, podría atreverse sin empacho alguno a explicarnos la cifra que encabeza estas líneas como la cantidad de euros ahorrados en vestimenta por la Casa Real; el dinero que el PP tiene intención de donar a las organizaciones LGTB en concepto de indemnización por daños morales ocasionados a las personas homosexuales; la cuantía total de las subvenciones otorgadas a las cafeterías del Congreso y el senado desde el inicio de la Transacción para sufragar los cubatas de sus Señorías antes de las votaciones…cuando la Realidad es que responde al número de niños expuestos al umbral de pobreza según el último informe de publicado por “Save the children”.
A primera vista parecen pocos a nivel mundial e incluso, mirado con perspectiva podría considerarse una buena cifra para países como Etiopía, República Centroafricana o Haití…Pero la Realidad, es que el frio dato corresponde a la realidad española, una Realidad matemática muy distinta de esa realidad política Neoliberal de Telediario que más que copia del modelo liberal de Adam Smith, parece fotocopia de una fotocopia.
Autor: Nicola Lococo
Del Gobernante. Ocurrencia
Los Gobernantes, son nuestros enemigos naturales.
Sobre las Ideas. Ocurrencia
Yo no estoy dispuesto ni a matar ni a morir por mis ideas. Me contento con vivir conforme a ellas.
Disociación entre persona y autor. Ocurrencia
En mi caso, la disociación entre persona y autor, ha llegado a tal extremo, que en más de una ocasión, me he pillado aprendiendo de mis propios escritos.
De la claridad del pensamiento. Ocurrencia
Sólo tengo claro que no lo tengo claro.