Discurso de Rajoy a la Prensa

Os leo y oigo decir cada santa mañana, que no digo o dejo de decir esto o lo otro sobre tal o cual cosa, como si el Presidente del Gobierno tuviera la obligación de hablar a cada momento casi sobre cualquier tema, impresión vuestra periodistas, motivada por deformación profesional proyectada inversamente sobre mi persona, dado que, en vosotros es natural proceder de tal manera, pues en ello os va el sustento, siendo muy capaces ¡A las pruebas me remito! de hablar por hablar y decir cuanto se os ocurra en el momento sobre alguien que como yo, afirmáis, paradojas de la vida, no suelto prenda ni para decir ¡Esta boca es mía!

Cosa extraña se me antoja entonces, que ustedes reporteros de prensa, locutores de radio, presentadores de telediarios, tertulianos, columnistas, articulistas y resto del gremio parlanchín, no paren de hablar de lo que yo no digo y digan aún más, cuando yo no hablo, llenando espacio mediático con mis ausencias de explicaciones, con mis extraños silencios, mi falta de respuestas, etc.. De resultas que, fallida mi estrategia basada en la prudencia y el recato en los que he sido educado toda mi vida de no hablar para que no se diga y de no decir para no dar de qué hablar, me rindo ante ustedes y ahora me van a oír y hasta a escuchar:

Hoy les voy a decir, lo que siempre he dicho y nunca he dejado de decirlo. Y siempre he dicho lo que tengo que decir; aunque no me guste decirlo. Pues a la hora de decir, no se puede decir lo que se quiere, sino querer decir lo que se debe decir y aún decir lo que se puede, pese a no querer decirlo. Pues no se debe decir lo que se quiere si no se puede. Para eso, mejor es no decirlo.

Pero una cosa es no hablar y otra muy distinta es no decir. Se puede hablar mucho sin decir nada, como les ocurre a ustedes los periodistas a sueldo y se puede decir mucho no hablando como me sucede a mi, a mis Ministros, a los miembros de la Directiva del Partido Popular…que toda Esapaña nos entiende sin necesidad de palabras, cuando damos la callada por respuesta ante sus micrófonos, cuando no concedemos entrevistas, o nos ocultamos durante semanas para no dar explicaciones de lo inexplicable, pues como dice el refranero, “Al buen entendedor, pocas palabras bastan” y en nuestro caso un silencio vale más que mil palabras, por lo que casi que no hace falta ninguna, en claro signo de reconocimiento de nuestra culpabilidad, cuanto vuestra incontinencia verbal lo es de complicidad para con los intereses de quienes os pagan, pues es vox populi que aunque no paréis de parlotear las 24 horas del día, los 365 días del año, entre vuestras noticias impregnadas de opinión y manipulación, apenas se os cuela involuntariamente información y en consecuencia, os recomiendo encarecidamente, nos imitéis para no ofender de acto a la opinión pública más de lo que ya lo hacemos nosotros por omisión de palabra.

Y es que, en el Mundo de la Información, de las autopistas de Comunicación, nos enfrentamos al ¿Decir? o ¿No decir?…¡Ese es el problema! Porque, entre callar la verdad de la realidad social, que es a lo que nos aplicamos los Gobernantes, o propagar la mentira política, que es a lo que se dedican ustedes, los de la prensa mantenida por la publicidad de las grandes empresas y dependiente de nuestras subvenciones institucionales, pagados todos por la Banca, no sabría yo decidirme como ciudadano, qué es lo que conviene a mi felicidad, si que se me oculte la verdad o que se me mienta y en consecuencia, no seré yo quien les diga o no diga lo que deben decir o dejar de decir por lo que les invito a hacer respetuosamente lo mismo para con mi persona.

Tribundiario

Suelo referirme a los espacios informativos de las distintas televisiones tanto públicas como privadas por regirse todas bajos los parámetros de las mismas marcas comerciales que contratan su publicidad, con el término despectivo de “Tontodiario” pues no sólo el Telediario de TVE1 pasa por información el popurrí de noticias y opinión administrado a la pobre gente ávida de saber qué sucede, cual sopa boba, para desayunar, comer y cenar.

Con todo, la voz “Tontodiario” comienza a quedar obsoleta para aludir el ingente caudal de datos provenientes de un ámbito que en tiempos de una ETA vigorosa, no tenía prioridad en los listados de preocupaciones de los españoles, a la corrupción institucional y su enjuiciamiento por los tribunales me refiero. Tanto es así, que los programas denominados “de investigación” que se infiltran secretamente con micrófonos, cámara oculta y difuminando los rostros en gabinetes de parapsicólogos, pisos donde se ejerce la prostitución y hasta en puestos de chucherías de localidades regidas por Batasuna, al objeto de destapar el fraude de las echadoras de cartas, el negocio del sexo o el miedo terrible con que se vive en Vascongadas si no eres vascongado, nunca mostraron interés alguno por acudir al Congreso donde actúan los grupos de presión prometiendo activar la puerta giratoria en cuanto sus Señorías criminales abandonen el escaño; a los despachos de los distintos ministerios donde los sobornos y sobresueldos corren a raudales y se fomenta el fraude fiscal; a las sedes de los Partidos mayoritarios donde mayoritariamente se discuten, planifican, deciden y aprueban los delitos más habituales contra los intereses públicos, en concejalas, Diputaciones, Cámaras Autonómicas, etc, pues son lo más contrario que hay al “perro del hortelano” oyéndoseles sólo ladrar contra la mano que les da de comer, cuando precisamente deja de hacerlo como acabamos de comprobar en Valencia y dentro de poco en Madrid.

Cuando los programas, incluidos los partidos de fútbol, debían esperar una semana para su cíclica emisión, se decidió bautizar como “Telediario” al totum revolutum de noticias transmitido a diario por la tele, siendo estas las de ámbito nacional, internacional, sociedad el tiempo y los deportes. Poco a poco, nacieron algunos productos mediáticos como “Informe Semanal” o “En portada” que abordaban algunos temas de actualidad nacional o Internacional con mayor profundidad, pero siempre a rebufo del Telediario que mantenía la voz cantante en ambas secciones. Sin embargo, con el paso de los años, la meteorología sí adquirió protagonismo suficiente hasta el punto de independizarse, primero con una sección diferenciada, después con su propio espacio aledaño incluso con frontera publicitaria, siendo hoy el día que se baraja dedicarle una cadena monotemática dada la enorme expectación generada entre los espectadores por las amenazantes isobaras y las ciclo-génesis explosivas. Mejor suerte, si cabe, corrieron los temas denominados eufemísticamente de “Sociedad” dedicados al cotilleo de famosos en el mejor de los caos que en la actualidad han degenerado en el guirigay continuo de programas matinales, vespertinos y nocturnos que inundan los platós; aunque la palma de notoriedad se la llevan las noticias deportivas dedicadas al fútbol, que sin disimulo, han copado las franjas de máxima audiencia, desplazando a su antojo la entera programación en función de sus calendarios, horarios, clasificaciones y resultados, habiendo alcanzado su presencia la categoría de cadenas exclusivamente dedicadas al deporte y las apuestas.

Pues bien, sin llegar a tanto, es decir, sin exigir una cadena de televisión como sucede para el deporte; sin reclamar una programación saturada de espacios eternos como gozan las marujillas y charlatanes profesionales para tratar tonterías; sin solicitar siquiera un programa semanal de investigación…en virtud de los minutos que el Telediario dedica actualmente a los casos de corrupción político-financiera de Bárcenas, Blesa, Urdangarín-Borbón, Preferentes, Gurtel, EREs de Andalucía, Negrolandia y demás, tratando sus imputaciones, desimputaciones, reimputaciones, recursos, declaraciones, denuncias, vistas, juicios, fallos, condenas, absoluciones, indultos, contraindultos, ingresos y salidas de la cárcel, dictámenes de la fiscalía y demás asuntos de los tribunales con las consiguientes reacciones de los politicastros, demando que dicho espacio contenga una sección propia rotulada como “Tribunales” o pase a llamarse sencillamente Tribundiario a todo el programa.

Buenos propósitos

https://www.youtube.com/watch?v=W_xtsQiIhJI

Al inicio del periodo navideño, más o menos a mediados de Octubre, me marqué el objetivo de redactar una pequeña lista de buenos propósitos para el 2014 a cumplir en calidad de articulista, siendo el primero de ellos el darlos a conocer al público como muy tarde el 31 de Diciembre bajo la fórmula de un artículo, al objeto de empeñar mi palabra, ante ustedes los lectores, quemando mis naves en previsión de una más que probable futura retirada de la voluntad, precaución que juzgué suficiente para esquivar el destino de quien no se conoce todavía a si mismo, pues nunca imaginé que el incumplimiento de los propósitos empezara como es preceptivo, por el comienzo, siendo así que estas líneas, de entrada, ya han fracasado clamorosamente en su explícito propósito, cuál es, el de iniciar el Año Nuevo con una línea argumental más cordial, pues a este texto tardío para tan señalada cita con las doce campanadas, ya le han antecedido dos publicaciones donde no se aprecia mejora alguna al respecto con la trayectoria hasta la fecha mantenida. Y si esto sucede con el primero de los propósitos declarados, se pueden ir figurando en qué quedará el cuanto sigue a continuación.

Como he adelantado, me he propuesto ser más amable lingüísticamente con los sinvergüenzas que a diario, acaparan los titulares ora con casos de corrupción, ora anunciando recortes, aludiendo a sus personas con términos que no socaven su honorabilidad. A colación, igualmente me he propuesto no generalizar y si bien es cierto que tanto el PP como el PSOE conforman una Plataforma Para el Saqueo Organizado de España, monopolizando la corrupción institucional, me abstendré de contemplar a todos sus miembros como potenciales cómplices necesarios tácticamente repartidos por la geografía para la comisión de crímenes y delitos por acción u omisión.

También me he fijado el propósito de no emplear palabros que pudieran ofender algunas sensibilidades como “Tontodiario” para referirme a las noticias, “Pesoista” en justa sustitución de Socialista, “Pedorrista” para señalar a algunos tertulianos, “Misterio” en lugar de Ministerio, “Indocente” en vez de “Docente”, “Casta parasitaria” dirigida a la clase política, y el largo etcétera de eufemismos negativos por mi manejados con soltura, fin al que se sumaría dejar de meterme con las marcas líderes en explotación infantil o envenenamiento colectivo como son Nike, Gup, Coca Trola y Borrikin, decisión esta que agradará a los medios donde manda su publicidad.

Me he propuesto no denunciar más la Traición a la Patria perpetrada por nuestros Gobernantes quienes han consentido un auténtico Golpe de Estado multilateral de los Poderes fácticos; la corrupción de los grandes empresarios que se llenan los bolsillos a través del Boletín Oficial del Expolio donde aparecen publicadas las subvenciones que les son otorgadas por aquellos con los que a posteriori reparten los beneficios mediante la conocida “Puerta giratoria”; el despotismo antidemocrático de la Banca que dispone y manda al margen de la Soberanía Nacional, el vergonzoso seguidismo de los medios de comunicación convertidos en voceros de sus consignas sobrepasando lo asumible por los cánones de la propaganda…Y ya puestos, me animaré a no hablar mal de, la Industria petrolera y del automóvil, que acelera la contaminación ambiental mientras frena la investigación científica a favor de nuevas fuentes de energía más limpias y sostenibles; la Industria armamentista que está detrás de varias guerras y masacres; la Industria farmacéutica que emplea toda clase de estrategias contrarias al espíritu humanista que debería guiar a una herramienta auxiliar y dependiente de la Medicina; y el resto de mis dianas favoritas de las que suelo ocuparme en este espacio que tienen a bien concederme para mi personal desahogo.

En definitiva, es mi firme propósito para este 2014 que comienza, hacer amigos entre banqueros, políticos, grandes empresarios, sindicalistas, marcas comerciales, medios de comunicación, jueces, fiscales, profesores, arquitectos y cuantos alguna vez se hallan sentido heridos en el pasado por mis comentarios.

Por último, confieso que ni en ficción, se me ha pasado por la cabeza hacer nada por mejorar en ortografía o puntuación, por juzgarlo más un problema de la lengua escrita que mío.

Regia interpretación esotérica

Dada la estrenada condición de tertuliano me he visto forzado a mirar, escuchar, leer y hasta analizar con inusitada atención el soporífero discurso Navideño del Rey de España, no apreciando en su contenido nada relevante para la inteligencia media o el vulgar divertimento de las gentes, aspecto inquietante éste que me llevó a interrogarme, si acaso, bajo dicha apariencia insustancial no se ocultaba una segunda realidad secreta.

Al principio, sospeché de un posible lenguaje satánico tomando la iniciativa de escucharlo al revés. Pero no hallé mensaje más diabólico que el por cualquiera con dos dedos de frente advertiría oyéndolo del derecho. Así, después de darle muchas vueltas aplicando distintos métodos para su descifrado, siendo verdad que salían cosas curiosas como “No tengo otra patria que la familia” o “España es una caja de caudales”, desistí de obtener un resultado satisfactorio por este camino.

No obstante, persuadido por el misterio, reparé en la sobriedad de la puesta en escena, el semblante serio del personaje, la oscuridad de las tallas elegidas para la Sagrada Familia, la pincelada triste de la foto con las Víctimas del Terrorismo y sobre todo, la estampa propia del más lúgubre romanticismo que acompañaba el fondo tenebroso de un jardín mal iluminado donde destacaba una siniestra escultura inspirada en una estela funeraria…¿Era aquel sobrecogedor conjunto iconográfico un enigmático código simbólico de despedida dispuesto intencionadamente por los decoradores de la Casa Real? O por el contrario ¿Fuerzas superiores ajenas a la voluntad del monarca ligadas a su destino ya están trabajando en ese sentido de la vida que va siempre en la misma dirección?

Rápidamente, a fin de comprobar si otras disposiciones acompañaban para profundizar o descartar la fría intuición, eché mano de sencillas operaciones matemáticas con los distintos elementos que rodean el acto, corroborando para mi asombro que el agorero número 13 surgía por todas partes, empezando por la fecha de su emisión el 24-12-13 cuya suma guarismo a guarismo arroja 13, su propósito de situarse a caballo entre el 2013 y el 2014, cuyos números igualmente sumados uno a uno dan 13, como 13 es el resultado de la misma operación tomando el total de las palabras del discurso 1381 o la suma de los dígitos de su edad 76 años de su último cumpleaños…¿Sería éste el mensaje secreto? ¿Será éste el último cumpleaños de don Juan Carlos? Y de ser así ¿En qué sentido? ¿El de anunciarnos su abdicación o el de anticiparnos su muerte durante el 2014?

No tenía intención de escribir sobre estas particulares cavilaciones, convencido por el sano escepticismo de que todo se trataba de vagas impresiones mías donde se mezclaban datos dispersos, deseos propios e interpretaciones descabelladas. Era posible que hubiera algo de todo ello, cierta representación melancólica para dar penita a una población muy harta de la Monarquía, puede que también el hombre, consciente de encarnar en su persona al tercer Borbón más longevo de la historia desee dejar a la posteridad una imagen correcta de su porte en previsión de que pudiera ser su última alocución pública…¡quien sabe! Pero, ningún otro signo, además de los apuntados, presentaba como plausible la funesta lectura esotérica barruntada. Menos todavía, cuando apareciendo en la portada del “Hola” reluciente y sin muletas.

Y estaba dispuesto a dejar varado en un cajón los apuntes sobre el tema, cuando el pasado día de Reyes, sucedió ante las cámaras, sin que la censura lo pudiera maquillar, lo que todos hemos podido ver y oír por televisión con ocasión de la intervención de vuestra Majestad en la Pascua Militar: con claras muestras de fatiga, un anciano, Don Juan Carlos, conseguía a duras penas concluir su discurso no sin continuas interrupciones para tomar aliento, repeticiones, confusiones e irrefrenables gestos de frustración, junto a su hijo Felipe, cuyo rostro sumamente preocupado recordaba mucho al de su progenitor durante la lenta agonía de Franco cuando anticipaba los acontecimientos, imprevisto que me ha hecho replantearme la cuestión, decidiéndome por publicar tan esotérica interpretación.

Discursos Navideños

Como churumbeles a quienes los Reyes Magos traen carbón por portarse mal durante el año, nuestros mandatarios, nos despachan discursos navideños a modo de represalia por las continuas protestas públicas y privadas con las que los ciudadanos les amargamos el omnímodo ejercicio de su Poder en calles y plazas, pues es deseo del gobernante que sus órdenes sean, además de acatadas racionalmente sin chistar por la cuenta que nos trae, aceptadas de corazón como las más buenas, justas, honestas, adecuadas e inteligentes a tomar en nuestro nombre y por nuestro bien. De otro modo, no me explico la reedición anual de una de las peores tradiciones que conozco.

Empezando por los del Jefe del Estado y continuando con los de los distintos Presidentes central y autonómicos, los discursos navideños son una despótica imposición en la programación de los entes públicos a la audiencia bajo el inocente formato institucional de “Felicitación” en un momento propicio para colarnos su propaganda por hallarse la Conciencia inmersa en ese espíritu de “Paz y Amor” que la incapacita para resistir la agresión, pues no cabe catalogar mas que de “agresión” cuanto acontece cada vez que uno de estos sujetos aparece por la pantalla en la intimidad de nuestras casas en tiempo tan entrañable. Lo valiente por su parte sería realizar dicha acometida moral contra la ciudadanía en fechas más neutras dándole al ciudadano alguna opción de defenderse, aunque finalmente acabe abrazando a sus verdugos como queda evidenciado elección tras elección, si bien, en estos casos, los impostores precisan de montar toda una campaña electoral empleándose a fondo en mítines para obtener idéntico fin, a saber: mantenernos engañados, pese a quedar como mentirosos.

Cuesta entender como la Santa Madre Iglesia, tan denostada por la casta parasitaria cada vez que un Obispo se pronuncia libremente, con razón o sin ella, sobre los distintos problemas que afectan a la sociedad de la que forma parte, acusándola de intromisión religiosa en asuntos políticos, calla cómplice, en caso tan clamoroso contra su dignidad, pues fácil reproche tiene a su alcance tildando los discursos navideños de flagrante allanamiento moral de la política en la vida espiritual de los creyentes y en la emocional de todo ciudadano por ateo que este se declare, dado que, siendo fiestas que pese a su innegable origen pagano, poseen cierto carácter sagrado en el calendario desde hace milenios, debería esperarse del gobernante que concediera una tregua al Pueblo durante este periodo para que la pobre gente disfrutara de los suyos entre villancicos, regalos y turrones, un fugaz paréntesis de felicidad, esperanza y buenos deseos, inhibida de la espada de Damocles que le acecha, del yugo que lo somete, sin que se les recuerde quien manda en sus cochinas vidas, sin ser ninguno de ellos digno heredero de Pericles, cosa que lamentablemente no sucede.

Qué habremos de afirmar entonces de los programas y periodistas que cual secuela se prestan a dignificar con su opinión – paradoja a la que no escapan estas líneas – palabras que no merecen ningún aprecio, salvo para los aduladores de siempre cuyo desprestigio es bien conocido por el respetable. Porque, es evidente, que los discursos navideños, vengan de donde vengan, muestran todos un perfil intelectual muy bajo, rozando lo ramplón al extremo que adjetivarlo de pueril, quedaría excesivo, sin el menor interés científico, cultural o filosófico, seguramente por estar redactados para un público de condición plebeya, vasalla, lacaya, esbirra, sumisa y cortesana, predispuesto a la pronta ovación como a la genuflexión para rendir pleitesía; y que tampoco son una buena opción de ocio como bien atestiguan las grandes editoriales que por generosas que se muestren pagando ingentes cantidades por las ruinosas memorias de estos mismos personajes, todavía no se han atrevido a publicar sus discursos navideños, siquiera en edición de bolsillo, porque en este caso, a buen seguro, sería a costa del suyo, dado que su contenido, sea en versión oral o escrita, es tórrido, bostezante, aburrido, somnoliento tanto como para dormir a un elefante y a sus propias Señorías.