Prueba de corrupción

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El otro día, expliqué de pasada cómo selecciona sus cuadros y dirigentes un Partido Político al margen de primarias o congresos. Lo hice con tal brevedad, que mis palabras rozaban el surrealismo como me han hecho ver algunos exegetas en los comentarios remitidos a mi blog “Inútil Manual”. Sobre todo, no quedó nada clara la expresión “Prueba de corrupción” a la que toda agrupación menesterosa somete a sus recién estrenados militantes en tareas de organización o gobierno. Este artículo pretende corregir los posibles malentendidos a los que haya podido dar lugar.

Como cualquier grupo humano, en un Partido Político hay de todo. ¡Sólo faltaría que en su seno se dieran cita únicamente sinvergüenzas! De ello se valen los canallas para acallar las críticas con el consabido “No se puede generalizar” conocedores de lo difícil que es en el Reino de Orbajosa, no ya condenar en firme al criminal, siquiera probar que lo es cuando no hay más evidencia que pillarle con las manos en la masa. Es lo que da de si la presunción de inocencia en nuestros días. Sea entonces que reconocemos que hasta en el PSOE y el PP hay gente sana y de buenas costumbres. La cuestión es ¿Qué pintan unos y otros a la hora de dirigir y gobernar dentro del partido y en las Instituciones que acaparan?

Participo de la idea, de que el hombre es malo por naturaleza y la sociedad lo empeora. Con todo, dado que nacemos dependientes, como que nuestro ego se modera a regañadientes amoldándose a una moral estándar de no agresión que es a lo que llamamos ser buena persona. Así, los distintos talentos se ubican según su oportunidad y vocación, unos a adorar al becerro de oro y otros al oro del becerro. Cuando todo felizmente coincide, es posible que alguien llamado a hacer el bien social, acuda como buena persona que es, lleno de ilusión e ingenuidad, elementos estos que si bien son imprescindibles para dar el paso creyendo que va a poder cambiar a mejor las cosas, a la postre, puede resultar sumamente perjudicial de llegar a ser Presidente de Gobierno, pues la moral del Gobernante no puede ser la misma que la que rige para el ciudadano de a pie. Para evitar que el ciudadano entrado en Política llegue a los más altos cargos con unos principios basados en ficciones de la Conciencia inocuas en un marco familiar de cortas distancias, pero muy peligrosas a nivel institucional, en ámbitos estatales y supranacionales, se le somete a una serie de pruebas que garanticen al Partido y por extensión a la sociedad, que la persona que se pone al frente de la gestión o en quien va a confiar los destinos del país, es lo suficientemente capaz de soportar la presión de la responsabilidad de que, haga lo que haga, le van a criticar y de que, quiera o no quiera, siempre va a perjudicar a alguien. ¿Cómo se consigue esto?

Bueno, todo depende de en qué condiciones psicológicas llegue al Partido el sujeto en cuestión: Si debido a una negligente educación familiar que le ha castrado mentalmente para mirar por su propio interés haciendo de su persona alguien sin ambición ni ánimo de lucro o por lo que sea, ha interiorizado en exceso el curriculum oculto del profesorado saliendo del colegio más obediente y disciplinado de lo que sería deseable para trabajar, entonces y sólo entonces, no hay nada que hacer, salvo tenerle en la sede para atender el teléfono, pegar carteles y recurrir a su perfil como ejemplo de militancia y aún así no estaría del todo claro que pudiera permanecer en la formación por mucho tiempo. Por el contrario, si aun siendo buena persona, ni la religión, ni la educación, ni mucho menos EpC, han logrado apagar el fuego interno de su individualidad, entonces, es posible que el aparato del Partido pueda sacarle algún provecho dirigente.

Sería tedioso pormenorizar los distintos mecanismos que concurren a la hora de formar líderes y seleccionar Altos Cargos en un Partido Político, labor que dejo para otra ocasión. Hoy sólo nos ceñiremos a uno de esos procedimientos por los cuales se hace la primera criba de los aparentemente aptos – descartados los anteriores por motivos psicotécnicos – cuál es, la “Prueba de Corrupción”. Esta, consiste en someter al novato militante de base que se ha destacado por querer ocupar algún puesto en su agrupación local, a algo que en principio le debería repugnar a su moral estándar, esa que tiene la ciudadanía.

Para cerciorarse de que los individuos son plenamente conscientes de estar ante una tentación que pone a prueba su virtud, aquella ha de ser lo bastante explícita como para que no se pueda aceptar por un malentendido, pero debe ser igualmente lo suficientemente liviana, como para que no le espante y nunca se llegue a saber sí su rechazo obedecía a fuertes convicciones o al natural miedo de ser pillado en un renuncio. Pues bien, quienes se dejan tentar y aceptan, pongamos por caso ir a comer a cargo del presupuesto del Partido o recibir una dieta de viaje con la que puede ir, volver, y tomarse unas copas a costa del Congreso…esos son los que tienen futuro dentro del organigrama; Es a ellos para quienes están reservados los Cargos de confianza y puestos institucionales. Por el contrario, quienes se mantengan firmes e incluso amenacen con contárselo a la Junta – en cuyo caso pueden darse por expulsados ipso facto – esos, ya son rechazados para la gobernanza del país y la dirección del partido, siendo inmediatamente derivados para la administración y el funcionariado en escalafones intermedios, siempre vigilados de cerca para evitar que contagien con su comportamiento a otros miembros del Partido, sembrando dudas y hablando todo el día de honradez.

Es así como se explica lo que dije el otro día, que si bien no todos los que van a la política van a lo que van, no es menos cierto que todos los que se quedan en ella, se quedan porque se quedan. Y hay que ver lo que cuesta sacarles de la poltrona…

¡Ya sé! ¡Ya sé! “No todos los Partidos Políticos son iguales” Es verdad. Entre las formaciones mayoritarias, donde abundan los recursos externos y hay múltiples ocasiones con las que ir formando a los futuros cuadros, la “Prueba de Corrupción” se realiza con más tiempo y profesionalidad que en los partidos minoritarios, municipales o Regionales, donde la falta de medios y oportunidades, obliga a acelerar los procesos favoreciendo la aparición de gente chapucera que más pronto que tarde son carne de banquillo desprestigiando a los de su clase, o por el contrario dada su vertiginosa carrera, son captados por las grandes formaciones creando escisiones de por medio.

En otras palabras, la “Prueba de Corrupción” es a la Política, lo que el primer delito de sangre es en las organizaciones criminales, donde uno pasa a ser alguien de confianza, después de haber demostrado a todos, primero ser capaz de matar con sus propias manos y segundo tener un motivo para no delatar al resto.

Pero ahora viene lo bueno. No crean ustedes que este método de corrupción gradual, escalonado, meticulosamente calculado, racionalizado y estudiado es nocivo para la sociedad. Paradójicamente ¡Funciona! Y funciona por lo que he dicho, no al inicio del inicio, pero casi: que somos malos y la sociedad nos empeora. Si fuéramos una Comunidad de Santos, una Congregación de Ángeles – a una convención de hermanitas de la caridad ya no me atrevo – entonces, sería posible que lo ideal para poner al frente del Estado o del Gobierno, fuera un hombre piadoso, alguien honesto, justo, sabio e incorruptible, porque indistintamente de sus cualidades, no haría falta que intercediera en nuestros asuntos. Pero resulta que somos, como diría Nietzsche, demasiado humanos, por consiguiente, es necesario que un agente externo, tan malo como nosotros o peor, nos gobierne, vigile, oprima, reprima y mande, ante cuyo semblante, siempre salgamos ganando espiritualmente en la comparación, pues lo que no puede ser es lo contrario.

Dos minutos de ignominia

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A modo de caricatura, el Tontodiario no deja de mostrarnos el dolor exagerado que el pueblo Norcoreano muestra ante la muerte de su querido lider Kim Jong Il, como si por aquí no mantuviéramos vivas en la retina el llanto de las plañideras locales tras el fallecimiento del Generalísimo y el gesto compungido de su delfín, Don Juan Carlos, durante los sepelios.
Pero no hace falta acudir a la memoria de los mayores, ni a la hemeroteca, para contemplar escenas colectivas sonrojantes como las descritas. Basta ver estos días como a todos los cortesanos se les cae la baba al hablar del discurso real y como se corren de gusto tras el apoteósico aplauso de las cortes al auténtico Soberano.
Por no matar al mensajero – aunque se lo merezca, dado el grado de pleitesía chupaculera que imprime de su parte los periodistas en la transmisión – me parece una auténtica afrenta para el Pueblo, que en medio de la polémica del Caso Urdangarín, vayan los que se suponen son nuestros representantes democráticos, y se arranquen a aplaudir como nunca antes lo habían hecho a la persona del Rey haciendo uso indebido de su privilegiada posición para con su gesto ver el modo de acallar el clamor popular contra la Corona y la podredumbre que esconde bajo su aureola de neutralidad politicosocial. Porque una de dos: o su aplauso era una reacción personal improcedente en un contexto institucional, bien eran plenamente conscientes de la función representativa de su cargo, en cuyo caso, o trasladaban con sinceridad el calor y el apoyo de los ciudadanos a los que dicen representar, o a sabiendas, estaban traicionando el auténtico sentir del pueblo, que si hay alguna duda, es de un profundo hartazgo e insatisfacción.
Mas, sucede que la mayoría de la gente, si no contraria, ciertamente es indiferente a la Casa Real – prueben ustedes a preguntar a sus allegados – y en buena lógica, lo acontecido el otro día en el Congreso, fue de todo, menos un acto noble, pues si los aplaudientes actuaban de buena fe, eso quiere decir que en España más del 90% de la población con uso de razón es partidaria de la Monarquía, cosa que repugna a la propia Razón. Por otra parte, puestos a transmitir el sentir popular ¿Dónde estaban los abucheos, los reproches y los insultos?
El bochornoso espectáculo de tan nutrida camarilla, si ha servido para algo, ha sido para saber que el PSOE, el PP y algunos más, como diría el filósofo Zubiri, son lo que son, de suyo, en cuanto tal, a saber: formaciones monárquicas al servicio de su Majestad en actitud plebeya y lacaya.
Pero el asunto es más grave, porque se ha aplaudido la reacción que vuestro Rey tuvo en su discurso de Navidad donde se interpretaba, otorgaba su Gracia para enjuiciar a su Yerno, rubricando con ello esa gran novedad jurídica del siglo XXI de que en el reino de España, todos somos iguales ante la Ley, extremo que para nada es cierto según puede observarse en el capítulo dedicado a los miembros de la Casa Real dentro de la Constitución, ya que tras la ovación, este ejemplo de virtud les dejó a todos con el curo al aire, como corresponde a quien hace su Real Gana, al aclarar que, en modo alguno sus palabras fueron dichas pensando en su yerno. ¡No me digas Dolores, llámame Lola!
O sea…que hace tiempo sabe lo de su yerno y se lo calla; Luego, cuando en los medios de comunicación sale a relucir el asunto, se pone unas gafas de sol y prepara un discurso sobre la honradez en las Instituciones exigiendo a los demás dar ejemplo, al tiempo que su hijo dirigiéndose a la clase empresarial les conmina a evitar la corrupción. No se ustedes, pero todo esto se me antoja como si Camps apareciera en un programa como “Sálvame” y hablando de moda animara a la gente a comprar sin mirar el precio y a no irse de los establecimientos sin pagar, sabias palabras para las que la presentadora pediría una fuerte ovación del público.

Del totalitarismo participativo

En mi ingenuidad, acaso torpeza, a diferencia de Marx que supo introducir a tiempo “la Dictadura del Proletariado” como instrumento indispensable para la ulterior proclamación del Estado Socialista, en su día vaticiné la irremediable llegada del por mi denominado “Fascismo Democrático” en un artículo donde despejaba la cuestión de qué era preferible: si una mala Democracia o una buena Dictadura; sin prever que dicho régimen político-social no puede aparecer de la noche a la mañana, de no mediar una fase previa de ajustes y reajustes en los valores, arquetipos e idiosincrasia de los pueblos que se encaminan hacia tal modelo organizativo.

La fase en cuestión, por la que ha de transitar toda sociedad civil que desee fervientemente alcanzar el tan añorado Fascismo Democrático, no es otra, que aquella que bautizo como “Totalitarismo Participativo” que suele aflorar en sistemas que fomentan las Mayorías Absolutas en detrimento de la representación de las minorías, al objeto de propiciar la rápida toma de decisiones sin necesidad de que intervengan demasiados consensos ni consultas previas.

El Ser Humano es un animal gregario que precisa en todo momento ser guiado en manada bajo vara para que no se descontrole ni disgregue. Cierto es, que si a un espécimen se le deja libre, de inmediato hace uso de su libertad; Pero bastaría atender a los detalles más allá de los primeros brincos, para adivinar que en su fuero interno, nada aterra más al “mono desnudo”, que saberse dueño de su destino. De ahí, que desde el inicio de la civilización, sea bajo la forma del clan, tribu, jefatura o Estado, la humanidad ha arribado de facto, ajena a pretendidos “Contratos sociales” o “tácitos consentimientos” como el agua de lluvia recorre una ladera hasta empantanarse en las distintas oquedades del terreno llano, a la organización jerárquica por ofrecerle estabilidad, orden, seguridad y sobre todo, claridad en lo que concierne a quién hay que obedecer, en abierto contraste del resto de la fauna, donde es menester medir de continuo las fuerzas entre rivales, ingente ahorro energético, que a la postre nos ha permitido un pormenorizado reparto de tareas entre productores, vigilantes y gobernantes, propiciando el desarrollo artístico, científico, económico y hasta me atrevería a decir que moral y espiritual.

Este es el motivo por el cual, toda doctrina nacida de la especulación que exacerba la fantasía de una autogestión social, de una asociación libre construida de abajo hacia arriba, donde las decisiones se tomen de modo asambleario, los bienes se disfruten en comunidad, la riqueza se distribuya de manera equitativa, bla, bla, bla, está convocada al más estrepitoso fracaso, por no contar con el íntimo beneplácito de nuestros corazones, por más que agrade a nuestra simplona Razón escuchar su discurso, como el niño sabe que los lobos no hablan cuando le leen el cuento de Caperucita Roja y no por ello, prescinde de escuhárselo con agrado de labios de sus papis, antes de irse a dormir.

Los hay que en su atolondramiento, contemplan al Ser Humano como una etérea conciencia atrapada en un cuerpo, imagen de infausta reminiscencia platónica que tanto daño ha hecho, porque de haber en nosotros dos realidades distintas que nos conforman, antes fue el cuerpo que la mente, como en el neonato es antes su hambre que su “Yo”, el calor del pecho materno muy anterior a su Amor, aunque tendida la trampa, se aceptó la realidad del Logos antes que la carne. Pues bien, aunque hoy en día la Sociología y la Psicología han trabajado a destajo para ofrecer al Poder instrumentos adecuados para el eficaz control y certera manipulación de las conciencias, nada hay más efectivo para el gobierno de las masas humanas, que el sometimiento físico de sus cuerpos, pues demostrado está que estos desprovistos de pensamiento, reflexión, ideas, conocimientos, etc, trabajan más y mejor para los fines que socialmente se desee instaurar, mientras las mentes libres – si es que tal cosa existe fuera de la imaginación propiciada por el leguaje – resultan inoperantes sin aquel, pues cuando decimos “mente”, no hablamos siquiera de “cerebro”. En consecuencia, es obligado el envenenamiento colectivo en pequeñas dosis del agua potable por medio de cloro y flúor para el reblandecimiento neuronal de la ciudadanía, de los alimentos básicos por medio de colorantes, edulcorantes, conservantes, etc, para que en la población habite la enfermedad crónica que no les impida trabajar ni consumir como por ejemplo contraer diabetes, tener caries, dolores musculares, etc, pero sí, en cambio, les evite ser plenamente felices e inculcarles hábitos sedentarios como ver la tele para que no disfruten de un cuerpo sano, por si las moscas nos equivocamos respecto al plano mental.

Más como quiera que los cuerpos obedecen a costumbres aprendidas por vía educacional o comportamental, sea entonces, que al objeto de encaminarnos hacia un Fascismo Democrático y Social, la mayoría de la gente adquiera el gusto racional, no solo instintivo, de ir en rebaño ¡todos a una! dirigidos por un Jefe que les conduzca por la senda del sentimiento de pertenencia a un grupo grande y fuerte, bajo un mando enérgico, capaz de las más grandes empresas, que les anime a hablar en plural con orgullo, sin que por ello sean más sujeto de la acción que el sujeto pasivo, para gozar de su libertad, del único modo en que un Homo Sapiens puede disfrutarla con autenticidad y despreocupación, que no es otra, que renunciando a su ejercicio, delegándola ante un superior cuya responsabilidad será precisamente ordenarle dónde, cuándo, cómo y qué ha de hacer para poderle obedecer como le es propio por naturaleza y con ello, desarrollarse integralmente como una persona de provecho para si mismo y para la comunidad sin la cual no es nada.

A tal fin, ya comenté en mi ensayo “Las ocurrencias de un excelente comedor de pizza” que nada hay mejor que fomentar los deportes colectivos, el asociacionismo juvenil, el trabajo en grupo en la escuela…mecanismos todos, encaminados a disminuir la posibilidad del surgimiento accidental de la conciencia individual en seres que están mejor sin ella, a los que, con todo, conviene formar en el relativismo moral, la interculturalidad, el pacifismo, el igualitarismo, el gusto por ir a la moda, que se sientan mal yendo contracorriente, con miedo a tomar decisiones, que les incomode pensar por su cuenta, ayudándoles a apreciar el placer de obedecer o los sinsabores de la rebeldía y resto de directrices insertas en el Currículo Oculto que se imparte en los centros de enseñanza.

De todo ello en su conjunto, obtendremos una sociedad amante de la homogeneidad, contraria a la diferencia, a favor de la Globalización, partidaria del pensamiento único, añorante de la unanimidad, poco amiga del debate que no acabe en conclusiones inequívocas, demandante del rigor legal, del poder unídireccional y del empleo enérgico de la fuerza para restaurar el orden como nunca antes hubiéramos podido prever fuera reclamado de una población hacia sus propios gobernantes.

Una masa así constituida, lejos de sentirse agraviada bajo el dictado de unos pocos déspotas, apreciará con regocijo cómo sus representantes, toman decisiones al margen de su voluntad contra sus intereses, porque, ¡para eso les han elegido! y depositado en ellos toda su confianza, para que les traten como lo que son: puro ganado humano destinado al sacrificio. Y lejos de quejarse, protestar o rebelarse contra la tiranía que les oprime, la aplaudirán a rabiar, pues guste o no guste, es la que ellos libremente, sin remedio, han elegido en forma de Mayoría Absoluta, germen prometedor de este incipiente Totalitarismo Participativo, sin cuya emergencia, nos hallaríamos tan desconsolados como lo están estos días los ciudadanos de Corea del Norte que lloran desesperados la muerte de su líder Kim Jong Il.

Los parlamentos cambian; El mercado permanece

Ya se veía venir. Según avanzaba la camapaña electoral, la bolsa bajaba y la prima de riesgo subía, cuando a tenor de los gurús de Intereconomía, casí debía haberse comportado a la inversa. Esos días previos al cese fulminate del entrenador nacional, estuve demasiado ocupado siguiendo las distintas apuestas de la sesión continua futbolística bien programada para que de Lunes a Domingo de diez de la mañana a diez de la noche no perdamos comba de lo que acontece en el terreno de juego que más importa aunque no sea el verdaderamente importante, como para destilar la debida interpretación del fenómeno, que no era otra, que los mercados no deseaban un cambio de Gobierno en España.

Si los mercados hubieran visto con buenos ojos un vuelco electoral como el acontecido, lo lógico hubiera sido que a medida que las encuestas apuntaban inequívocamente a la victoria del PP, los dientes de sierra del IBEX 35 fueran hacia el cielo y no hacia el infierno y la conocida como prima de Rajoy dejara de trepar a sus anchas entre nuestra malñtrecha economía a causa suya precisamente. Lo que en principio podía tratarse de una precipitada conclusión por no tomar en consideración la inercia financiera de una trayectoria demencial de los últimos cuatro años cuyo impulso explicaría que la misma no se frenara de la noche a la mañana, pronto cobró visos de no estar mal encaminada en su apreciación, pues al día siguiente de la ya oficial victoria del PP, resulta que la bolsa saluda con disgusto notable los triunfales titulares a cuatro columnas del cambio político y la prima de deuda remonta el vuelo con nuevos brios, dejando bien clario a todos que en economía, a diferencia del futbol, los resultados no mejoran de buenas a primeras con la sustitución del entrenador.

Siempre he tenido muy claro que la presentación pública de nuestro desastre económico como crisis es falsa, lo que no quita para que tanto su verdadero motivo, cuáles es, la pérdida de poderío europeo en el mundo, como sus consecuencias reales a saber: pérdida de derechos civiles, recorte de prestaciones sociales, empobrecimiento de nuestra población por generaciones…sean auténticas. Por ello, mi crítica a ZP fue siempre por su mala gestión del problema, por no explicar con sinceridad cuanto sucedía, por no haber confiado en lo que se supone es una política progresista y social, etc, pero nunca por ser culpable de la crisis, pues era evidente que por muy mal que lo hiciera, su influencia internacional no era suficiente para ser la causa del desastre económico en el que se encuentra Europa entera. Con todo, reconozco que esperaba al menos un guiño de bienvenida del Gran Capital a modo de persuasivo premio conductista a cuantos desesperados entregaron el timón en medio de la tempestad a un Capitán sin rumbo, por aquello de transmitir confianza en la tierra prometida y que tras la tormenta, siempre viene la calma. Pero hete aquí que la paloma blanca que la ciudadanía a enviado a los mercados en forma de Mayoría Absoluta bajo el arco Iris parlamentario como signo inequívoco de arrepentimiento, no sólo no ha vuelto con una ramita de olivo entre el pico, que delante de nuestras narices la hemos visto caer saeteada con saña.

Y es que los bancos y los especuladores en Democracia, nunca han ganado tanto como cuando ha gobernado el PSOE. Sé que es dificil de admitir, pero tanto es así, que ya en funciones, sin margen moral de decisión, inmediatamente consumada su debacle institucional, sin poder municipal, autnómico ni estatal, el Presidente socialista ZP del Partido Socialista del PSOE, ha indultado a un banquero del Santander, importándole muy, pero que muy poco, lo que pueda pensar la opinión pública o su misma engañada miltontancia, pues bien en pago a los favores y subvenciones entregadas por Botín a su camarilla, bien porque es su obligación por estar a sueldo de dicha entidad, a caso porque en su fuero interno lo crea sinceramente justo y necesario para los intereses del país, de lo que se trata, es de que el Poder, no pierda la confianza en el PSOE de cara a confiarles la Regencia en próximas legislaturas cuando se cansen del recien llegado.

Y sin embargo ¡Me quejo!

Suele ser habitual escuchar a diestro y siniestro de parte de políticos y también en boca de buena gente, que quienes se abstienen, no tienen luego derecho a quejarse. Hubo un tiempo, en que tan rotunda sentencia moral, estuvo a punto de convencerme; Hasta que me pregunté por la lógica que subyacía a semejante razonamiento. Por suerte, a la sazón, ya dudaba de que del pensamiento cartesiano se dedujera la existencia, más allá de lo que se pudiera seguir cualquier otra cosa, verbigracia, aquello que meditara la vaca junto al matadero “Primero ¡Pienso! Luego…¡Me comen!” interpretación a caso más acorde a cuanto nos sucede en esto de la Democracia con eso otro de “Voto, luego elijo ” “Elijo, luego soy libre” “Soy libre, luego estoy conforme” siendo de esta conformidad forzada por mantener la coherencia con la libre elección expresada, de donde nace la represión de la queja propia y por su puesto, de la ajena, como les acaece a quienes están a dieta, que buscan por todos los medios que los de su alrededor también la asuman, cosa que les sucede igualmente a los vegetarianos, los culturistas, los castos, los ascetas, abstemios y resto de practicantes de cualquier austeridad, que hacen de su modo de vida y personal opción, todo un modelo universal a seguir por los demás, primero a través del ejemplo, luego por el proselitismo y finalmente, según el mundo les de la espalda, desde el más profundo rencor y resentimiento, a través de su violenta imposición, como parece es el caso que nos ocupa.

Es posible, que para el ejercicio de la Libertad, sea preciso un mínimo de inteligencia; Pero lo que es seguro, es que la Libertad política es la que requiere menos inteligencia de parte de los individuos para poderse expresar. Por eso, la Democracia formal, se sustenta en ese mínimo de inteligencia per cápita de la población, para que todos puedan ejercer su derecho al voto, como no podía ser de otro modo. Es así, como nos explicamos que el PPSOE haya obtenido más de 17.000.000 de votos. Evidentemente, la propaganda de Mediamart habrá ayudado lo suyo, pero ello no es óbice, para que tan pocos, engañen tanto, a tanta gente, durante tanto tiempo, por tonos que estos sean.

Estos diecisiete millones de cómplices, colaboracionistas, sino culpables reconocidos sin cuyo necesario concurso los malhechores públicos tendrían más complicada su tarea de hacernos daño constante, ciertamente, como en las ocasiones anteriores, pronto se arrepentirán internamente de su crimen, mas, en raras ocasiones lo reconocerán ante el tribunal implacable de sus familiares, vecinos y amigos a quienes habrá ayudado a malograr sus vidas con su sinvergüenza acción. Y así como a la hora de votar, pocos son los que se atreven a hacerlo a papeleta descubierta recurriendo a sobres cerrados y a pergeñar su felonía tras biombos y cortinillas, pocos son los que se atreven a confesar su fechoría de haber votado a los corruptos de siempre y del futuro próximo.

Con todo, estos diecisiete millones de malectores, a veces sienten profundas ganas de quejarse amargamente de los males que sus representantes les hacen a ellos y a sus allegados, sirviéndose precisamente de su voto con un sadismo pedagógico parejo al denunciado por Alice Miller en “La cinta blanca” pero a lo bestia. Es entonces, cuando aparece la represión freudiana del humano instinto de rebelión y autodefensa, castrado mentalmente, hipotecado espiritualmente, desde el mismo momento en que el alma cándida se dejara seducir racionalmente, escaso de inteligencia suficiente, para participar con su libre voluntad en la trampa de elegir entre los males posibles, cuando como animal no tenía por qué acceder a ello de contar con sencilla escapatoria. En consecuencia, persuadido de que lo que acontece es debido a su propia elección, soporta con responsabilidad, entre resignado y avergonzado, las nefastas consecuencias de su atropellada acción colectiva perpetrada bajo el atolondramiento de la propaganda y el incesante bombardeo mediático de la campaña electoral, como único consuelo en el que descargar su culpa.

Estos impenitentes votantes, resentidos consigo mismos, defraudados por sus representantes, que sufren en silencio saberse traidores y desleales con los suyos, carcomidos por una débil conciencia cobarde para corregirse, sin embargo externamente no dan un paso atrás ni para tomar impulso y como los homosexuales reprimidos, señalan con el dedo al más puro estilo de Savonarola, a quienes como yo abiertamente practicamos y animamos a la abstención dirigiéndonos la advertencia de “Si no votas…¡No te puedes quejar!” Cuando de pensarlo bien, lo correcto sería lo contrario: sólo quienes no hemos participado de la farsa democrática, estamos capacitados para quejarnos.

Sea entonces que hay dos modos de ver la situación: la de aquellos que cómplices de lo elegido agachan la cabeza compungidos a la vez que niegan a los demás su derecho a quejarse y la de quienes sin motivo de vergüenza nos quejamos todos los dias y no le negamos el derecho a nadie a quejarse, aunque haya sido colaborador necesario de los crímenes cometidos, pues si hasta San Pedro negó tres veces ser discípulo de nuestro Señor Jesucristo…quienes somos nosotros para negarles el pataleo a gente tan infeliz como para haber votado contra si mismos.