Límites de la libertad de expresión

Curiosa Democracia donde los representantes de la soberanía popular deben ser protegidos por la policía, de sus representados. Ante tan extraña circunstancia, no son pocos los mercenarios de la palabra que salen al auxilio de sus amos en los púlpitos mediáticos para desprestigiar cualquier Protesta Civil sacando a pasear el paralelismo con el Fascismo, en un burdo acto de manipulación que les hace merecedores de ser arrastrados ante un futuro Tribunal por encubridores de la causa criminal contra el Pueblo.

No obstante, aun mostrándome firme partidario de la Protesta Civil, he de convenir que la misma debe tener unos límites en Democracia. Porque, sólo en Democracia cabe la Protesta y sólo la Protesta tiene cabida en Democracia. Me explico: un sistema político puede definirse “democrático” únicamente cuando al margen de otras consideraciones contempla en su legislación la Protesta civil como un derecho, pues no sólo en las urnas reside la libertad de las gentes. Por su parte, la población que desea preservar su Democracia, debe renunciar a la Desobediencia Civil, así como a ejercer cualquier violencia sobre sus representantes, al objeto de que en el desempeño de sus funciones públicas gocen de la misma libertad con que el grueso de la ciudadanía se expresa. Así es, y así debe ser en toda Democracia que funcione.

Dos cuestiones, entonces, son ineludibles ¿Es España una Democracia? Y en caso afirmativo ¿Funciona la Democracia española? En términos de la Política posible, por comparativa con otros modelos existentes, podemos aseverar que, la sociedad española se ha organizado bajo los parámetros que, con todos sus defectos y limitaciones, se parece más a una Democracia que a otra cosa. Ahora bien, la positiva respuesta a la primera pregunta no comporta necesariamente el mismo signo para la segunda, pues es evidente que no funciona como debiera; veamos por qué: Es verdad que hay Constitución, pero su función cada vez se asemeja más a una divina plegaria encomendada al buen Dios al que rogamos por “el pan nuestro de cada día” que a la fuente racional donde se sancionan los derechos y deberes de nuestro marco de convivencia, de modo que, el trabajo o la vivienda digna pasan a ser buenos deseos de no obligado cumplimiento. Cierto es que hay separación de los poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial, aunque más que separados, parecen repartidos ¡y lo que es peor! en las mismas manos. Hemos de reconocer que no faltan elecciones a las que concurren siglas distintas, pero analizados sus programas y comportamiento en el ejercicio del poder, resulta que la libertad ha sido engañada entre diferentes marcas de un mismo producto, cuyo contenido es idéntico en todo, salvo en la etiqueta. Es indiscutible que tenemos policía, sindicatos, oenegés y un sin fin de organismos sufragados con nuestros impuestos al servicio de los intereses ciudadanos, pero es muy discutible que a la hora de la verdad, todos esos instrumentos sociales defiendan los derechos de la ciudadanía cuando esta los reclama sin titubeos ante los poderosos. Etc.

Mientras aceptemos conceder la naturaleza democrática al sistema político imperante, no queda otra al gobernante que asumir el derecho a protestar de las gentes y a los ciudadanos acometer dicha protesta de modo pacífico y constructivo. Mas en virtud del deficiente funcionamiento de la Democracia, es de suyo que según esta se aproxime a una Timocracia, Oligarquía, a caso a una Tiranía, de igual modo que los gobernantes dejan mucho que desear en el cumplimiento de sus funciones, los gobernados pueden ir paulatinamente desentendiéndose de su voluntaria contención en el respeto y obediencia debidas para con ellos, de modo que, bien podría establecerse que entre ambos polos media una relación directamente proporcional al respecto.

Si los ciudadanos no podemos mostrar nuestro personal enfado tomando las calles o plazas por cuanto según el Gobierno, ello supone alterar la paz social como sucedió con el Movimiento 15-M, si la buena gente no puede gritar su desesperación ante las Instituciones porque según los políticos, ello supone un acto de rebelión como se esgrimió cuando rodeamos el Congreso de los Diputados, si ahora que el Pueblo harto del pillaje y saqueo al que estamos siendo sometidos empieza a identificar a los culpables señalándoles con el dedo en sus barrios, informando a sus amigos, vecinos y familiares de su indigno comportamiento antisocial, porque a decir de los pregoneros del Régimen dichos actos rezuman violencia fascista, bla, bla, bla, es evidente que Gobernantes, Políticos y Medios de comunicación, no entienden lo mismo que yo por ninguna de las palabras aquí empleadas y menos todavía por la expresión Protesta Civil, de no ser que por Protesta Civil, entiendan quedase en casa, salvo el día de las elecciones.

En Democracia, la protesta Civil puede llegar hasta donde sea necesaria para frenar la Dictadura del Parlamentario. A falta de un Referéndum revocatorio que permita poner fin a un Gobierno déspota, a falta de un Rey verdaderamente árbitro que haga frente a un Dictador Democrático, careciendo como carece nuestro sistema de un funcionamiento óptimo, juzgo ampliamente justificada la Protesta, último recurso del ciudadano responsable que no desee reprocharse ante las futuras generaciones haberse encogido de hombros ante tan lamentable circunstancia. Y la Protesta puede ir desde enviar continuas Cartas al Director a los Diarios cómplices para saturar sus redacciones, hasta seguir como su sombra allá donde vayan a los culpables y sus colaboradores de este desastre nacional, pasando por informar de sus pérfidas acciones a sus allegados, hacer públicos sus nombres, cuentas, direcciones, fotografías y cuantos datos sean necesarios para que todos les conozcan y puedan mostrarles su desprecio y cuantas formas imaginativas a cada cual se le ocurran para hacerse respetar por unos representantes que se han olvidado por completo que son servidores públicos y no nuestros amos, por supuesto, sin ejercer violencia física contra sus personas o bienes, con la misma sutileza con que ellos nos ejercen su presión hasta la muerte.

Que a cada cerdo le llegue su San Martín

Los niños tienen por hucha un “cerdito”, cosa nada casual, por ser el cerdo el método tradicional de ahorro más seguro de las gentes de campo hasta hace bien poco, en el que metían de Primavera momento de la crianza, hasta Otoño, tiempo de la matanza y aún después durante el proceso de curado, todo su esfuerzo, trabajo e ilusión que luego se traducirían en morcillas y chorizos con los que alimentarse por Navidad -de ahí la eclosión de felicidad de estas fechas- y el resto del año hasta agotar existencias. Como tampoco lo es, que los Bancos utilicen el término “Crédito” para conceder un “Préstamo”, por ser una palabra “Tesoro” con cuyas letras puede escribirse igualmente “Cerdito”.

La pasada Noche Vieja, Arguiñano, poco antes de comernos las uvas nos hizo llegar su felicitación para este 2013 que comienza. Entre los topicazos de costumbre, introdujo de rondón un estridente desiderátum final ¡Que a cada cerdo le llegue su San Martín! Que a nadie pasó desapercibido y por si no nos hubiéramos percatado del asunto, fue Sobera y lo subrayó apostillando que “me ha dejado muy preocupado”, aunque la cara de pillo con la cual lo confesase no era menor que con la que el otro la expresara y todas las personas de bien la recibiéramos en asentimiento interno de regocijo.

Todos conocemos el significado de la expresión y el motivo al que obedece. La cuestión entonces es: ¿Cuantos cerdos hay en España? ¿Puede nuestro país mantener la actual población porcina por más tiempo sin hacer sacrificios? ¿Cuántos cerdos son necesarios sacrificar para que nuestra economía sea sostenible y podamos recuperar la felicidad tras tantas penurias viendo como engordan a costa nuestra?

Bueno…España es la cuarta potencia mundial en producción porcina. Por ende, aunque no hay cifras concretas puede colegirse que por nuestra geografía hay muchos ejemplares bien cebados de Pata negra campando a sus anchas de cuya demasía habla el propio idioma situando su voz sólo por detrás de los genitales masculinos y femeninos a la hora de otorgarle sinónimos. Así tenemos además de cerdos, puercos, cochinos, marranos, avechuchos, chones, charros…que se ven forzados a compartir el mismo Santo que no da abasto para tanto órdago en una misma jornada. Y éste es precisamente el problema ¿A cuantos cerdos podríamos santificar en esa fecha señalada?

Atendiendo a la Historia, apreciamos que una diligente planificación, conjugada con la determinación de quienes han llegado a la conclusión de su necesario concurso para concluir de manera enérgica una faena como la presente, fue posible sin valorar al signo moral del acontecimiento, por ejemplo en la “Noche de San Bartolomé” “La captura de los miembros de la Orden del Temple” “la noche de los cuchillos largos” y muchas otras en épocas donde la sincronización no contaba con los adelantos tecnológicos que nos puede procurar la actual tecnología. Ahora bien, ¿Hemos avanzado tanto como para ser capaces de garantizar que ¡todos! absolutamente todos los cerdos tendrán su propio San Martín? Yo sinceramente, creo que no.

La legislación de la UE que vela por la salud y bienestar de todos y cada uno de sus cerdos, pone demasiadas cortapisas a la hora de su crianza en el lugar de origen, de su transporte al matadero y hasta en el modo en como se ha de llevar a cabo el sacrificio, por lo que difícilmente es posible matar a un cerdo en condiciones hoy en día, huelga comentar si el propósito es darles matarile todos a la vez. En consecuencia, no nos queda otra que ser pragmáticos operando en esto bajo la humanista recomendación que ofreciera Maquiavelo al Príncipe que entrara a sangre y fuego a una ciudad que se le hubiere resistido “corta la cabeza a cuarenta y no necesitarás posteriormente cortar cuatrocientas” determinando un número preciso de especímenes a los que sacrificar en día tan señalado al objeto de que animales y humanos recibamos el mensaje de totalidad, aunque sólo sea por simbólica representación que bastará para que muchos puedan dejar de exclamar eso de ¡Que no nos representan!

Cesta de Navidad para indigentes

Leo en un medio local que podría haber sido de cualquier otra capital que más de medio millar de personas sin hogar de Bilbao se van a beneficiar de un “kit de emergencia” para combatir el frío durante estas Navidades, patrocinado por el Excelentísimo Ayuntamiento de la localidad y dispensado por la Cruz Roja que está que no para. Mi deficiente inglés no alcanzaba para comprender del todo a qué se refería eso de “kit” y dado que el periodista que firmaba la noticia hablaba de “beneficiarse”, a lo mejor han coordinado esfuerzos municipales con la Diputación Foral, el Gobierno Vasco, entre las distintas Áreas de Bienestar Social, pisos de acogida y las más de 500 Oenegés del Territorio – pensé ingenuo de mi – se les ha concedido un lugar donde vivir con derecho a cocina, ducha, cama y televisión. Para sacarme del error, pronto aparecería el concepto de “Mochila” cuyo sentido de aventura a la intemperie se nos hace más apropiado.
Yo no sé, si fue cosa del reportero empujado por la ilusión del momento o de los promotores de la iniciativa que deseaban dar a conocer todo el altruismo del que son capaces los Organismos Oficiales en estos tiempos de recortes y cortes de mangas a la población, que en el artículo venía reflejado con todo lujo de detalles en qué consistía el mencionado “Kit de emergencia” al más puro estilo en como se nos anima a participar en una tómbola de feria:
¡Atención! ¡Ciudadanos de bien! En estos años de escasez y necesidad nuestra comunidad, una vez más, con enorme esfuerzo y sacrificio de todos va a hacer cuanto está en su mano para aliviar el sufrimiento que diariamente padecen los mendigos de nuestras calles, obsequiándoles en estas entrañables fechas un magnífico lote que incluye un formidable saco de dormir para que puedan disfrutar de vivir en libertad, una amplia mochila con capacidad para guardar sus pertenencias, una esterilla para mayor Confort en la acera, un uniforme completo de mendigo oficial con chaqueta, par de calcetines, par de guantes y capucha para llevar con dignidad su indigencia, además de un pack de higiene personal con gel de baño, champú, cepillo, pasta de dientes, crema hidratante, desodorante, espuma de afeitar y un peine que no por ser miserables dejarán de ser coquetos. Los kits para mujeres contienen también ropa interior, leotardos y artículos de higiene íntima femenina de última moda.
Para la ciudad del Guggenheim. ¡Todo un chollo! Con esta Cesta de Navidad para indigentes, nuestra localidad va a contar con los sin techo mejor equipados del mundo mundial. Porque ¡Señoras y Caballeros! por sólo 70 euros que es lo que ha venido a costar el “Kit de emergencia” contaremos con los vagabundos más limpios que quepa imaginar. ¡Por su olor los reconocerán! “¡Este es un vagabundo de Bilbao!” “¿ves lo bien afeitado que va?”… Bien aseados, bien peinados, con la piel hidratada y oliendo a las fragancias del caribe, será una delicia atenderles en los albergues municipales y en los comedores de Cáritas.
En mi opinión, más que un “Kit de emergencia” se trataría de un neceser para desahuciados. Por lo que puestos a reconocer que la miseria entre nosotros ha pasado de ser crónica a terminal, mejor haríamos en incluirles entre el material un equipo de autodefensa personal parecido al de un antidisturbios con casco, porra y escudo para repeler palizas espontáneas a plena luz del día a manos de los hijos de papa que no tienen ya para la consola, un extintor para escapar de las llamas improvisadas mientras duermen por la noche en los cajeros o entre las ruinas del tanatorio y un spray de pimienta antivioladores para que las más jóvenes se sientan seguras cuando entran y salen de los centros para menores. Porque es sabido que cuando la miseria amenaza a las Clases Medias, estas reaccionan; pero, en vez de luchar contra sus causas, acostumbran a atacar desesperadas contra sus efectos, como queriendo escapar de ellos.

¿Por qué soy tan bueno?

En “Ecce Homo” Nietzsche se pregunta ¿Por qué soy tan sabio? ¿Por qué soy tan inteligente? ¿Por qué escribo obras tan magníficas? Y uno, formado en el calimerismo emocional, no puede menos que acompañarle en el sentimiento de autocomplacencia añadiendo otras retóricas cuestiones como ¿Por qué soy tan majo? ¿por qué soy tan generoso? Que en definitiva bien podrían subsumirse en esa que el otro día me viniera a la cabeza cuando a la salida del supermercado cedí un bote de garbanzos al Banco de Alimentos, a saber: ¿Por qué soy tan bueno?

El bote daba en el mejor de los casos para dos raciones; pero como el milagro de los panes y los peces, en el regocijo de mi mente dio de comer al hambriento cuantas ocasiones fueron precisas. Mi humilde acto de caridad sucedió el pasado Jueves a la mañana. Al rato, tomando un pincho de paté con mermelada de manzana, pensé en el pobre que gracias a mi comería caliente ese día. Huelga decir, que a la hora del almuerzo, mientras daba cuenta de un excelente salmón, también pensé en el indigente llevándose a la boca los sabrosos garbanzos que yo había regalado al Banco de alimentos. Y como se imaginarán ustedes, gente de buen corazón como yo, aquella noche, el pobre vergonzante volvió a mi mesa a cenar sus garbanzos con el agradecimiento en los ojos. Cuál sería mi sorpresa, cuando a la mañana siguiente ¿Quién me estaba esperando cuchara en mano para recibir sus garbanzos solidarios de desayuno? ¡Efectivamente! ¡El pobre!

Como las subvenciones, parecía que mi ayuda únicamente llegaba al mismo solicitante, resultado del todo pernicioso de cara a recibir el Premio Nobel de la Paz al cual ya me estaba postulando. Sin contemplaciones, obligué a aquel egoísta glotón a repartir mis garbanzos con los demás marginados de la localidad, quienes de inmediato adornaron de solidarida y altruismo mi mesa. ¡Eso estaba mejor! Todos los pobres de la ciudad comían gracias a mi. La nueva Teresa de Calcuta.

Al mediodía del Viernes, mi filantropía sin límites ya tenía preparado todo un comedor social: la gente hacía cola para comer mis garbanzos del Amor Misericordioso y no sólo los desarrapados; también las Clases Medias se sumaban al festín. Los garbanzos de Nicola habían adquirido fama, no tanto por estar buenos, cuanto por ser buenos porque no solo de pan vive el hombre.

Reconozco que hacer tanto bien a los demás, empezó a sentarme mal. Tenía miedo que de continuar así, no hubiera garbanzos para todos en el mundo como advirtiera Malthus. Además esa tarde me disponía a viajar a Madrid para pasar el fin de semana, empezándome a sentir un poco culpable de abandonar a su suerte sin mis garbanzos a todos los pobres que gracias a mi desprendimiento podían comer. ¿Serian capaces de sobrevivir sin mi ayuda tres días? Evidentemente… ¡No! ¡Me necesitaban!

Sin dudarlo, me los llevé a todos conmigo en el Alvia. Y mientras en el vagón cafetería me preparaban un bocadillito de serrano con roquefort, allí se metieron todos a comer con entusiasmo los garbanzos que tuve a bien obsequiarles. Pero según íbamos pasando Burgos, Valladolid, Segovia, observé que hordas de mendigos subían al tren a comer mis garbanzos. ¡Había que hacer algo!

Yo sufría por todos ellos y ellos en cambio, zampa que te zampa, como si sólo ellos tuvieran hambre. Ninguno de aquellos indigentes se daba cuenta de la enorme suerte que tenían de haberme conocido. Pero ¿Y el resto de los hambrientos del mundo? Antes de llegar a Madrid, ya me vi dirigiendo una Oenegé internacional. Para cuando me fui a dormir al hotel después de haberme metido entre pecho y espalda un buen solomillo con patatas fritas, recuerdo que hasta el Papa se acordaba de mi en sus oraciones y hasta creo que le escuche dirigirse a mi persona como San Nicola. No merezco menos.

Sólo los cuenta la Iglesia

Una de las muchas colas para acceder a un comedor social.

La Plataforma Para el Saqueo Organizado de España, más conocida bajo las siglas de PPSOE, cuya primera función consiste en velar por el fomento del crimen y la comisión continúa de delitos en toda la geografía estatal, en sus más de treinta años de gestión en la sombra, ha impedido que las Instituciones donde operan sus distintas empresas tapadera, hallan creado en todo este tiempo, algún Organismo Oficial que compute el número de personas sin hogar que mueren en nuestras calles. Cosa extraña, pues si algo pirra al Poder, es llevar sádicamente la cuenta, como hiciera el Régimen Nazi, que a estas alturas de la Historia, ciertamente ha sido superado con creces al respecto, pues aquí, se cuentan los muertos por sobredosis, los muertos en las cárceles, los muertos por suicidio, muertos en carretera, muertos en accidentes laborales, los asesinados en atentados, los excursionistas muertos en la montaña, las muertes sociales de los apuntados al paro, las familias desahuciadas…Listas y más listas de muertos que sus autores se recrean en revisar a diario con gran placer de poderlo contar en el Tontodiario de la mañana, tarde y noche, para deleite de los que todavía no han caído pese a ser meros zombies atrapados en el limbo del sistema al que sirven como esbirros.

Pero 473 personas sin hogar han fallecido en España desde 2006. ¡Una cada cinco días! ¡Fenómeno que va en Expansión! según ha dado a conocer el Centro de Acogida Assís, queriendo el destino que entre las dos tétricas exclamaciones aparezcan las cabeceras de dos medios de difusión financieros… Este centro de acogida, es uno más de los muchos que la Iglesia Católica tiene repartidos por todos los rincones de nuestras ciudades. Lamentablemente, fue fundado 11 años atrás, a raíz del cruel asesinato de Rosario Endrinal quemada viva mientras dormía en un cajero de Barcelona. Desde entonces, atiende como pueden a marginados sociales del distrito de Sarria. Pero, sus más de 200 voluntarios, no se quedaron en esta labor paliativa. El asesinato de Rosario les hizo comprender que lo sucedido, no era un caso aislado. Con esta inquietud, ante la absoluta falta de datos oficiales e incluso periodísticos sobre el asunto, se pusieron a recabar información dispersa publicada en distintos medios de comunicación.

Gracias a esta paciente labor colectiva de iniciativa particular, ahora contamos con un exhaustivo informe titulado «Violencia directa, estructural y cultural ejercida contra personas sin hogar» donde se explica con sumo detalle como muere esta gente en nuestro Estado del Bienestar: 27% víctima de agresiones, 8% por hipotermia y un 14% de accidente al dejar el fuego encendido para protegerse del frío. Durante el periodo de estudio, hubo personas que murieron por aplastamiento mientras se resguardaban en los contenedores de basura, otros de intoxicaciones, ahogos, insolaciones, caídas, atropellos, y otras muchas causas susceptibles de aparecer en las páginas de sucesos. La media de edad de los fallecidos es de 47 años y sólo un 25% lo fueron por causas naturales, «si por causas naturales se considera morir en la calle”, como bien puntualizó el Director del Centro, Jesús Ruiz.

Cada vez me siento más orgulloso de declararme Católico. Una vez más, la Iglesia, comunidad humana que no de santos, con todos sus errores, ha demostrado estar de nuevo a la vanguardia moral en sus actos más allá de los debates sociales de palabra. Sólo a ella parece importarle de verdad las muertes de esa pobre gente que no reportan rédito alguno para nadie, salvo para las facultades de medicina; por ello mismo los cuenta, porque para ella cuentan aún muertos.

Los Partidos criminales con miles de sedes y millones de subvenciones no se han ocupado de ello; tampoco lo ha hecho el Ministerio del Interior con la policía patrullado las calles; menos ha hecho el Ministerio de Injusticia con la legión de Jueces, fiscales, procuradores y abogados que tiene a su cargo; únicamente, durante esas campañas de recaudación sensiblera para sufragar el Oenegismo de postal, se han ocupado de hacernos saber el drama, como si no lo supiéramos. Ahora, por lo menos, lo conocemos con exactitud.