Enlazando con mi anterior artículo ¡Calma! Hay para todos, donde advertía lo absurdo de la pugna entre candidatos propios y extraños para no abandonar o hacerse con algún cargo institucional dada la abundancia de los mismos en España, hoy toca proponer la colaboración política, como instrumento eficaz de procurarles a todos provecho y alegría.
A priori, les puede parecer ridículo, porque lamentablemente en Democracia, pese a los filtros sociales habidos para su purga, todavía son demasiados los representares del Pueblo que son Pueblo, quienes a marchas forzadas son puestos al corriente por quienes ejercen el Poder en ciertos secretos si es que en un momento dado están en condiciones de acceder a lo que la mayoría de los pobres denominan Gobierno y las élites extractoras despectivamente llaman Gestoría, siendo precisamente éste el primero de estos ocultos conocimientos que el Gobernante salido de las urnas gobierna, pero no manda, al que le sigue en no menor importancia saber que, mientras a la plebe, vulgo, gente, masas, chusma, turba, o como quieran decírsele al Pueblo, bueno es inculcarle la idea de competencia, las élites extractoras se forman en que lo que ha hecho evolucionar a la especie no ha sido tanto la competencia, cuanto la colaboración. Así, en la medida que las tareas de gobierno requiere del gestor por un lado acercarse a las élites para escuchar sus órdenes y de otro, separarse del pueblo al que debe aplicárselas sin miramientos, acontece que sea cual sea su signo ideológico, los políticos constituyen en si mismos una casta intermedia bien diferenciada ubicada por encima del Pueblo al que representa pero por debajo de las élites extractoras a las que obedece, generándose, en consecuencia, intereses muy particulares de grupo, los cuales tienen más que ver con quienes les dan de comer a diario entiéndase banqueros, terratenientes, grandes empresarios, traficantes de bienes, alimentos, armas, drogas, personas, etc, que con aquellos que sólo les votan cada cuatro años o sea, la ciudadanía. Sólo el instinto criminal que mueve a unos y otros podría representar un problema a su colaboración, de no conocerse que la colaboración no es incompatible con el crimen como la corrupción no lo es con la Democracia. ¡Al contrario! Como demostrara Al Capone en los años veinte del pasado siglo, la cooperación a largo plazo, incluso entre criminales, sale más rentable que la diaria competencia, perspectiva que debe cultivarse únicamente entre la clase trabajadora.
Ahora bien, este secreto de las élites que aquí comparto con ustedes, no estaría completo de no advertirles que la colaboración, como la Democracia, sólo es fructífera cuando acontece entre iguales, lo cual obliga a desvelar un tercer secreto a los recién llegados al trasunto, cuál es, que el Gobernante, es enemigo natural del pueblo.
Conscientes de lo antedicho, que los gobernantes obedecen a las élites, que son enemigos naturales del Pueblo y que les conviene más la cooperación que la competencia, por cuanto la pugna interna les debilita por abajo favoreciendo la aparición de espíritus revolucionarios y también por arriba pareciendo inútiles para la tarea que les ha sido encomendada desde las élites que reclamarán primero su regeneración y después su recambio, ya no hay excusa que valga para alcanzar un nuevo marco de entendimiento entre las distintas formaciones políticas como el rubricado durante la Transacción conocido como Pactos de la Moncloa, iniciativa que se debe actualizar cuanto antes.
Hoy más que nunca, España, necesita consenso político. Consenso que sólo se logrará si todas las partes se comprometen a dejar de lado sus intereses personales o de partido y empiezan a mirar más por el Interés General y el Bien Común – al de la clase política me refiero. Se debe acabar de una vez por todas con esa división tan engañosa entre Gobierno y Oposición o entre partidos mayoritarios y minoritarios. En el PP han de recuperar su amistad Esperanza Aguirre y Cifuentes, volver a hablar Soraya Sáez de Santamaría y Cospedal, firmar la pipa de la paz Rajoy y Aznar; en el PSOE deben estrecharse la mano de nuevo Madina y Pedro Sánchez, Pedro Sánchez debe recomponer su relación con Susana Díaz, Zapatero debe hacer lo mismo con González, Rubalcaba debe perdonar a Zapatero; En UPyD Rosa Diez debe llamar a Sosa Wagner, Toni Cantó y Fernando Maura para remar juntos en la misma dirección; IU y CiU han de hacer honor a sus siglas y permanecer unidos; en Podemos Pablo Iglesias debe de recomponer la unidad de acción con Echenique, integrar a todos los sectores críticos en sus listas para que dejen de serlo y retomar su relación con Tania. Una vez recuperada la fraternidad interna en los partidos, podría intentarse una aproximación entre las distintas siglas, así, el PP y el PSOE deberían formalizar su coalición; UPyD fundirse con Ciudadanos; Podemos fusionarse con IU…Y logrado esto último integrarse todos en ese gran espacio de concordia, armonía, paz y cooperación político-institucional que garantice la continuidad de la fiesta democrática legislatura tras legislatura.