Empieza un Tiempo nuevo cuyo brusco arranque recordará al antiguo en sus viejas formas, siendo por ello del todo imperdonable que las pretendidas vanguardias sociales, olvidadas las lecciones del pasado, repitieran el error de confiar el curso de la Historia al optimista despliegue del espíritu hegeliano como si el devenir humano fuera de signo divino y compartiera una comunidad de destino, concediendo la victoria en último término a quienes poseyeran la razón, combatieran por la verdad, lucharan por sus derechos, reclamaran justicia o buscaran para sí y para los demás, el lema revolucionario de Libertad, Igualdad y Fraternidad incluso la Paz Perpetua kantiana en su afamada dialéctica de tesis-antítesis-síntesis, pues no hay más síntesis que la descubierta por Darwin de una evolución guiada por el azar y la necesidad, mas, si bien esta última, la necesidad, conduce en su inicio nuestro comportamiento en cualquier esfera humana, hemos de evitar en lo posible que sea el primero, el azar, el que nos resuelva los asuntos como advertía el humanista Maquiavelo, si es que en algo deseamos distinguirnos de los animales, pues no es cuestión de dejar a las palabras la tarea de construir una nueva sociedad y ¡menos todavía! empujar a la idiota ciudadanía a una guerra sin cuartel, porque como enfatizaba el estribillo de Seguridad Social, “No quiero hablar de la lucha, si no estamos preparados”, porque es un hecho incuestionable que la mayoría inerme, cantarina y perroflautista nada puede hacer contra la Organización Criminal del Estado, si confía su suerte a lemas como ¡No pasarán! o ¡El pueblo unido jamás será vencido! A la experiencia me remito: Siempre pasan y siempre es vencido.
A qué preocuparse entonces, se preguntarán ustedes, si como digo, el fin de la tragedia está escrito. Muy sencillo: el ciclo histórico revolucionario presenta todavía un potencial recorrido ascendente, cuya tendencia, para ser aprovechada, requiere aumentar el grado de resistencia civil a la opresión con objeto de vender caro un previsible Pacto Social que garantice cierto equilibrio entre la mayoría y la minoría, las gentes pagadoras de impuestos y las élites extractoras.
Los partidos políticos han dado el banderazo de salida a la confección de listas de cara a las próximas elecciones. No son los únicos…los bancos tienen listas de todos los ciudadanos, las grandes empresas poseen grandes listados de sus empleados, las grandes compañías de teléfono, gas y electricidad cuentan con grandes listas de sus clientes, y el ARE (Aparato Represor del Estado) para entendernos, Hacienda, Policía y Ejército, tiene listas y más listas de cada uno de nosotros. Todas estas listas, sean bancarias, empresariales o Institucionales, cuentan en su haber, una cantidad ingente de información sobre la gente que sólo un minucioso estudio de la basura y un análisis de la defecación podría ampliar, pues además de tomar nota de los datos recogidos en el DNI, en la SS o en el Padrón, reflejan el poder adquisitivo, hábitos de consumo, circulo de amistades con los que se relaciona y un largo etcétera que dejaría perplejo al lema del oráculo de Delfos ¡Conócete a ti mismo! Pues bien, si antes de la Era de la información en la que nos hallamos inmersos, como advirtiera Sun Tzu “las batallas eran ganadas o perdidas antes de ser libradas”, hoy más que nunca, disponer de información detallada del enemigo, es la primera tarea a la que se ha de entregar en cuerpo y alma todo buen estratega, antes de emprender cualquier otra iniciativa. Y como se ha comentado, los enemigos de la ciudadanía han hecho los deberes desde hace tiempo, porque en verdad, las élites extractoras, cuyo Estado de Bienestar depende del saqueo y la rapiña de quienes les rodean, siempre precisan estar prestos al combate; mas, si antaño educaban a sus vástagos en el arte del combate, contrataban mercenarios para su defensa y acumulaban arsenales privados, en la actualidad, disponen de colosal información sobre todos ustedes cuyo conocimiento está protegido por la Ley de datos, hasta que sea necesario su empleo, mientras nosotros, los ciudadanos ¿Qué sabemos de ellos? ¡Nada! Absolutamente nada, salvo lo que trasciende en programas del corazón o en revistas como ¡Hola! Pues ya se cuidan los Tontodiarios de dar muchas noticias y poca información, que es de lo que se trata.
Es preciso que las vanguardias emprendan una inmediata recogida directa de datos relevantes contrastados y actualizados sobre los enemigos del Pueblo, a fin de confeccionar una lista interesante con sus nombres, apellidos, dirección de viviendas, personas que tienen a su servicio como chóferes, guardaespaldas, cocineros…lugares de ocio que frecuentan, restaurantes y cafeterías, residencia de vacaciones, colegio de los hijos, médicos que les atienden y ese largo etcétera que sólo con que supieran que dicha información obra en manos de la gente, de sus vecinos y conciudadanos, sería suficiente disuasión para refrenarles un poco en la represión que tienen previsto activar a las primeras de cambio.
Pero, además de disuasorio, la lista tendría un propósito práctico, a saber: tener previsto y sistematizado de cara a un futuro Tribunal Popular para juzgar a los criminales que hayan cometido delitos contra el Pueblo, la información necesaria para su localización, apresamiento y pliego de cargos, para que no escapen a la Justicia durante los primeros momentos de caos.