Wikinomía

Acabo de leer “Wikinomics” una aguda reflexión hecha sobre la marcha de Tapscott y Williams en el que dan cuenta de cómo las nuevas tecnologías están modificando todas la relaciones económicas, cuya lectura hará las delicias de las optimistas mentes neoliberales y vomitar de repugnancia a la retaguardia tardomarxista, mientras al resto, quienes no portamos las preceptivas orejeras, servirá para atender un fenómeno contemporáneo de consecuencias todavía imprevisibles al que los autores del estudio han dado en bautizar como Wikinomía.
El texto que bien podría haberse titulado “ La nueva empresa: De la competencia, a la colaboración” aborda cuestiones filosóficas tan sugerentes como la producción colectiva entre iguales o cómo la misma puede dar frutos de éxito como los obtenidos por Linux o la famosa Wikipedia, cuando hasta hace poco la ortodoxia empresarial defendía la jerárquica cadena de mando en la producción; Trata el tabú de abrir las empresas a la democracia social haciéndolas más transparentes en todos su ámbitos lo que comporta el libre acceso a sus códigos, diseños, fórmulas, estrategias, etc, en franca alusión a la opacidad y freno que suponen las patentes o los derechos de propiedad intelectual, demostrando con datos que cuando una empresa inteligente decide poner al alcance de la ciudadanía todo su caudal de información, lejos de quedar al descubierto sus puntos débiles ante la competencia, todos salen beneficiados, pues se genera una reacción en cadena de mutua colaboración que hace que todos los implicados se beneficien de la mutua confianza, como cuando sube la marea, sube para todos, salvo para quienes deciden quedarse aislados. El paradigma sería lo acontecido con el Proyecto Genoma Humano; También pone de relieve la obviedad, a menudo pasada por alto, de que hay más personas inteligentes fuera de una empresa –por grande y poderosa que esta sea- que dentro de ella, por lo que los empresarios inteligentes han empezado a trabajar en régimen abierto en lugar de hacerlo a puerta cerrada desde el diseño de un nuevo producto, sus futuras prestaciones, las posibles mejoras o innovaciones, hasta los estudios de mercado, estrategia que ahora puede realizarse por medio de “Ideágoras” foros dónde problemas, soluciones, empresas, universidades, trabajadores y ciudadanos confluyen con sus conocimientos e iniciativas de cuya interactuación, a veces, surgen propuestas que de otro modo nunca hubieran visto la luz, o lo hubieran hecho con varios años de retraso; En esa misma dirección, los autores inscriben el fenómeno del “Prosumo” que ha cambiado sustancialmente la relación de las empresas con los clientes, quienes cada vez más, influyen en las decisiones de los ejecutivos bien por las sugerencias, bien por las denuncias y controles a los que se les somete, y la creciente acción de los denominados “Neoalejandrinos” que pujan por la total comunicación del saber humano elevando a la enésima potencia la costumbre de la comunidad científica de publicitar los resultados de sus investigaciones, para evitar que los mercantilistas intereses de las Multinacionales, eclipsen con sus sesgadas directrices, las líneas académicas de investigación menos rentables, como sucede con la industria farmacéutica que a penas se ocupa de las enfermedades que acucian a tres cuartas partes de la humanidad…
Pero la obra, va más allá de la especulación proselitista del aperturismo empresarial, cuando se mete de lleno a exponer la realidad de las empresas virtuales como Second Life, Google, You Tube, Amazon y de su facturación, a describir la organización global de empresas como BMV o Boing que ceden a sus proveedores el protagonismo de la fabricación para dedicarse casi en exclusiva a la publicitación y cuidado de la imagen de la marca, o a analizar la inmediata repercusión que va a tener en los centros de trabajo la llegada de la generación Net adiestrada a manejarse con soltura con las nuevas tecnologías que posibilitará como ya lo está haciendo la opción de cumplir con la jornada laboral, sin necesidad de acudir fisicamente a la oficina o al lugar de trabajo, opción que sólo podrán y sabrán aprovechar empresas y trabajadores acostumbrados a trabajar en igualdad, respeto, responsabilidad, equipo, coordinación, libertad, y sobre todo conectados.
Como he señalado al inicio, los autores podrán ser acusados de exceso de optimismo. Pero su lectura será de enorme provecho para cuantos deseen meditar sobre la convulsa realidad que nos ha tocado vivir inmersa en una aceleradísima revolución tecnológica cuya incidencia sobre las relaciones humanas, psicomentales y espirituales, a buen seguro trastocarán el curso de los acontecimientos más de lo que en su día lo hicieran la Caída del Imperio Romano, el descubrimiento de América, la aparición de la imprenta, o la intervención televisiva de Belén Esteban…Por de pronto, este elogiable libro, susceptible de ser etiquetado de Neoliberal por los borricos de Izquierda, pone patas arriba uno de los sacrosantos principios de dicha doctrina económica, cual decía que, en el mundo de los negocios, rige la libre competencia para que sobreviva el más fuerte, en clara alusión al Darwinismo social propugnado por H. Spencer, pues ahora parece que sólo las empresas capaces de compartir sus conocimientos, de trabajar en abierto y de colaborar para con toda la sociedad, serán las que mejor van a saber adaptarse al nuevo ecosistema y por consiguiente las que dispondrán de mejores condiciones para desarrollarse.