Con motivo de una reciente sentencia que reconoce el derecho al voto de un joven con síndrome de Down, distintas asociaciones reclaman el sufragio para miles de personas que por ley han sido declaradas incapacitadas al respecto, a pesar de que la Convención Internacional de Derechos de las Personas con Discapacidad de la ONU proclama que, tienen el mismo derecho a votar que el resto de ciudadanos.
La Ley Electoral establece que, sólo una sentencia firme puede privar de este derecho a un ciudadano; Y aquí reside el problema, para Mariano Casado, Vicepresidente de la Confederación en favor de las Personas con Discapacidad Intelectual, que la mayoría de los jueces, llevados por prejuicios socialmente extendidos, aplican la incapacidad de modo automático. Para el gerente de Down España, Agustín Matía, se debería atender más a la recomendación de la ONU que anima a los Estados a hacer más accesible el conocimiento, verbigracia, aumentando el tamaño de la letra y redactando los mensajes de forma más comprensible. En su opinión, si el requisito para acceder al voto fuera conocer los programas y reflexionarlos a fondo, sólo los Catedráticos cumplirían el criterio…En este sentido también se pronuncia Julián Marcelo Presidente de la Agrupación de Familiares y Personas con Enfermedad Mental, dado que la mayoría de estas personas viven con normalidad el 80% de su tiempo.
He reflexionado sobre el asunto, no ahora, sino desde hace mucho y he llegado a la conclusión de que ¡¡Sí!! Que estas personas tienen derecho a votar como cualquiera de nosotros. ¡Así lo creo! Si a los deficientes mentales se les permite gobernarnos, ver la tele durante varias horas diarias, trabajar por una miseria, consumir productos cancerígenos en el supermercado, fumar tabaco con alquitrán y amoniaco, beber alcohol, hablar por el móvil durante horas, que consuma y pague el IVA como hacemos cualquiera de nosotros, no veo motivo para que se les impida por más tiempo ejercer el derecho al voto, dado que lejos de ser subnormales, son de lo más normal que hay.
Comprendo que muchos de ustedes se sientan agraviados e incluso ofendidos ante la propuesta que aquí traigo y defiendo, pues ustedes atesoran su derecho a escoger y ser elegidos como una seña de distinción civil que les colma de responsabilidad, racionalidad y libertad social frente a las mentes turbadas o inmaduras como pudieran ser las de los ancianos seniles o la de los niños; Nada más lejos de mi ánimo; Mas, han de saber que a mí, también me molesta ¡Y mucho! que ustedes compartan ese mismo derecho conmigo, cosa que he de soportar caritativamente en la confianza de que nuestros disminuidos gobernantes sepan hacer caso omiso de todas ellas y en buena lógica, me considero moralmente capacitado para exigirles que no se opongan ni de pensamiento ni de corazón a que estas personas puedan ejercer el derecho al voto, si tanta ilusión les hace, pues ello, en lugar de socavar nuestro interés particular que en nada se ve erosionado, fortalece el bien común, por cuanto acerca la realidad física a la verdad lingüística en que quienes elegimos, son nuestros representantes, ya que, cuanto más amplio sea el sufragio, más se aproximará a la Universalidad que le acompaña.
Por todo lo dicho, metidos en harina, aprovecho la ocasión que se me brinda para solicitar que se revise el asunto del Sufragio Universal de forma radical para que nuestra Democracia se decante por una de estas dos vías: o bien se establece un examen obligatorio en cada legislatura sin restricción por motivos constitucionales de edad, salud, sexo, raza, o especie al que se pertenezca, para conceder el voto a quienes lo pasen satisfactoriamente, sean niños, psicópatas, personas con Alzheimer, o monos de circo por haber demostrado científicamente ser capaces de votar y ser votados…o de una vez, nos dotamos de un sufragio verdaderamente Universal al que tendría derecho todo el mundo desde que nace hasta que muere. Como digo, para el caso que se les va a hacer, su participación sería inocua y hasta me atrevería a aventurar que dados los niveles democráticos alcanzados por la población, el reparto de escaños, y subvenciones de los partidos, tampoco se vería modificado.