EpC: Educar para la resistencia

Poco antes de cumplir los veinte, tuve la fortuna de leer “Contra la Paz y contra la Democracia” de Agustín García Calvo, texto que me situó decididamente en la órbita anarco-liberal en la que desde entonces me encuentro, si bien, a cada vuelta de ciclo legislativo, más escorado a la derecha…Leyendo sus agudas reflexiones, comprendí lo pernicioso que resulta hoy educar a nuestra juventud en valores tan engañosos y fútiles como son, Democracia, Libertad, y sobre todo Paz, sin haber hecho antes una labor adecuada en la formación de lo que los pedagogos designan como “Pensamiento Crítico” que adiestre al sujeto en discernir los discursos de quienes los pronuncian, el contexto en el que se enmarca el mensaje, el desarrollo histórico material de la configuración del concepto en la praxis humana fuera de los manipulados diccionarios reaccionarios, que le permitiera estar en facultad de apreciar su genuino significado y las implicaciones radicales que comporta, no limitándose el juicio a consolarse con las acostumbradas orgías etimológicas que emanan de los ideales mundos Platónicos que jamás se dieron fuera de la fantasía humana, y a los que tanto aprecio dice tener y tender la Izquierda en forma de Utopía.
Así como, en el prólogo de su “Contribución a la crítica de la filosofía del derecho de Hegel” K. Marx advirtió del peligro que para el Pueblo oprimido suponía el placentero y reconfortante discurso dominical de la Iglesia Católica, no tanto por cuanto contribuía a consolidar el status quo, como por su capacidad de enjugar tristezas, penas, agravios, y sufrimientos de los más desfavorecidos, a quienes ayudaba a sobrellevar su carga en este valle de lágrimas con la esperanza de verse recompensados en el Cielo, a cambio de que se mostraran sumisos con la realidad que les había tocado vivir a modo de prueba divina, que para entonces, hasta los muy Píos, tenían claro que no la quería ni Dios, actuando así, como el mejor opio del Pueblo, en el sentido de que al aliviarles los sufrimientos físicos a través de la caridad, y espirituales por medio de sermones, aletargaba su capacidad de acción para rebelarse contra la tiranía que les mantenía en tan indigna situación alienante.
Los tiempos han cambiado, pero los comportamientos sociales, algo menos, como ya se sabía en la Ilustración “Se puede cambiar las leyes de un pueblo, pero no sus costumbres” dado que se transmiten de generación en generación a través de los “Memes” especie de genes culturales descubiertos por Dawkins, de modo que, hoy aquella labor apaciguadora que se le confió durante siglos a la casta sacerdotal de nuestro entorno, hoy se ha visto transferida a la casta docente, por ineficacia de su antecesora, cuyos servicios y oficios apenas alcanzan a llegar superficialmente a los más beatos del reino y por lo demás, ni se demandan entre una ciudadanía más preocupada por los asuntos mundanos que los espirituales, de ahí que hoy el peligro denunciado por San Karl Marx – dicho de un tirón se entiende por qué los chinos veneran a Mao- no hemos de buscarlo en los púlpitos, sino en las cátedras mediáticas, y sobre todo entre los desamparados pupitres donde las personitas más inocentes se encuentras del todo desarmadas para ofrecer ningún tipo de oposición al lavado de cerebro que se les hace durante toda el periodo escolar.
Con pasmosa elocuencia, el genial Spinoza decía en su “Ética” que él había aprendido a desconfiar de aquellos bienes, riquezas y conocimientos espirituales ofrecidos a bombo y platillo a todo el Pueblo por quienes a su vez no escatimaban medios en acumular, esconder y custodiar a capa y espada cualquier menudencia que pudiera tener algún valor material, en directa referencia a los Príncipes de la Iglesia y Curia Vaticana. Desde entonces, yo también apuré tan certera observación para aplicarla a los discursos políticos dirigidos a las masas, y tras escudriñarlos como se merecen, ¡con desconfianza! entresaco abductivamente los elementos perniciosos para mi y la ciudadanía. Pues bien, hete aquí, que entre la casta docente, directamente dependiente de la casta política que a su vez está supeditada al Poder financiero que es el que emprende y mantiene Guerras, invierte en armamento, financia las cárceles, subvenciona la compra-venta de material antidisturbios y de tortura para los Gobiernos que de él dependen, concede créditos millonarios a las empresas mercenarias de seguridad para equipar a sus efectivos con lo más sofisticado del mercado….no se tiene escrúpulos en dejar pasar las consignas de educar a los jóvenes en un valor tan peligroso como lo es la Paz, sin sospechar mínimamente que, de lo que se trata, es de despojar a las futuras generaciones oprimidas, del último de los recursos que les quedan que no es otra, que el derecho a la Resistencia y el ejercicio de la autodefensa.
Tal y como están las cosas, con la III Guerra Mundial camuflada fuera, y una solapada Guerra Civil encubierta dentro de Occidente, decir ¡Adiós a las armas! como propuso Hemingway es dar la bienvenida a la muerte, para luego preguntarse “¿Por quién doblan las campanas?” como le sucedió a la II República española a la que las democracias negaron el armamento que precisaba para defenderse del fascismo apoyado, éste sí, por soldados, tanques y aviones desde la Alemania Nazi y la Italia de Mussolini, por lo que me parece todo un despropósito, cuando no una perversa maquinación, educar a nuestra juventud en un valor falso como lo es la Paz abstracta. Aunque nuestra instintiva maldad nos facilita mucho la realización de la violencia, nuestra conveniencia vela por nuestra también naturaleza social, de modo que, de su equilibrio salimos pacíficos por la cuenta que nos trae, de no ser que, nos convenga puntualmente un comportamiento contrario a la sociedad, pero de alto provecho particular o de los nuestros, en cuyo caso nos ampara el derecho natural a ejercer violencia para preservar nuestros intereses. Estoy al tanto de los avances realizados a favor de la recolección de pruebas que soporten la solidaridad dentro de nuestra constitución animal, y ciertamente haberlas, haylas, pero no me convencen pues, mientras la solidaridad y el comportamiento altruista aparecen de forma excepcional, no así el violento, al cual debemos el ser como somos, sino en su totalidad, al menos en su mayor parte.
Sea como fuere, querido lector, asentirás conmigo que bien por amor a Dios, o miedo al demonio, la mayoría de nosotros por lo común tenemos un comportamiento pacífico. Yo por ejemplo, pese a conocer nuestra tendencia al Mal, concedo a mis iguales la ventaja de no ser peores que yo, y aunque ya nadie está en condiciones de sorprenderme moralmente pues espero de todos lo peor, acepto que físicamente si lo puedan hacer para poder interactuar en este cochino mundo de impostura general; así, sin miedo, salgo a la calle dispuesto a concederos el derecho a hablar conmigo aunque no me conozcáis, ayudaros en lo que pueda me lo pidáis o no, ser amable con vosotros sin nada a cambio salvo reciprocidad, ejerciendo toda la educación recibida, los principios cívicos inculcados, sin necesidad de mirar de reojo a la ley positiva que nos hemos dado para evitarnos tal como verdaderamente somos… Y es que, una cosa es procurar que vuestros hijos sean pacíficos, y otra muy distinta, convertirles en pacifistas, condición muy perjudicial para ellos personalmente, y para nuestra futura sociedad.
La diferencia entre la gente pacífica y los pacifistas, es que los primeros no se meten con nadie si nadie se mete con ellos, mientras los segundos son unos auténticos tocapelotas que convierten la virtud en vicio, pervirtiendo la esencia de la Paz, cuál es, la de garantizar la pervivencia del individuo y de la especie, poniendo en riesgo a los elementos que practican semejante idiotez y a su vez al colectivo en el que se integran. No voy a negar la autenticidad de los ingredientes sentimentales que mueven esta enferma ideología, por cuanto podría ser cierto que, de todos ser pacifistas, seguramente todo sería mejor que ahora, pero la estadística dice que la posibilidad de que todos los seres humanos seamos pacifistas a un mismo tiempo, no es que sea remota, es que es imposible, para todo aquel que sepa como funciona el mecanismo darwiniano que avala el proceso evolutivo, dado que, mientras haya un individuo ajeno al espíritu pacifista, el pacifismo no podrá avanzar, dado que a nada que superase la mitad de la población de la especie, los elementos agresivos acabarían con sus indefensos miembros y solo se propagarían los violentos, involucionando con ello a etapas muy anteriores a la aparición de los homínidos; pongamos un ejemplo: imagínense ustedes que en Madrid triunfaran los pacifistas, supongamos que por lo que sea, hubieran convencido al 90% de sus ciudadanos, ¿cuál sería el resultado? Tenemos dos opciones, que el 10% de los agresivos o violentos se acoquinaran y se aviniesen a un entendimiento con los pacifistas, o por el contrario, que aprovecharan la ocasión y se hicieran con el control de la situación y exterminaran a la población pacifista. Si su opción es la segunda, la consecuencia es clara: la especie, al menos en Madrid se habría perfilado más violenta y agresiva que antes y se propagarían más los genes violentos, consiguiéndose lo contrario de lo que se decía perseguir, de modo que, no conviene se extienda esta nefasta doctrina. De no ser que…la misma sea una herramienta de manipulación masiva, utilizada por los elementos agresivos actuales para que les facilitemos las cosas, como los Reptiloides de los que habla David Icke, por poner un caso que, aunque discutido, tiene su enjundia.
El espíritu pacifista viene apareciendo a lo largo de la historia tras los horrores de la guerra: pueden rastrearse desde “Historia de la guerra del Peloponeso” de Tucídides, hasta “Guerra y paz” de Tolstoi, pasando por “La paz perpetua” de Kant. Y ¡cómo no! tras las dos Guerras mundiales, su presencia entre la gente arraigó con mayor fuerza, tanto como espanto habían causado las anteriores. La victoria de Gandhi frente al Imperio británico le dio alas, el movimiento hippie y Cia, lo auparon a lo más alto, en un frenesí de auténtico amor ciego por el riesgo, pues pocos entendieron el oculto mensaje ya emitido por Jesús desde la cruz, ahora reencarnado en los nuevos apóstoles de la paz como Gandhi, Luther King, Lennon…
Haciendo mía la letra de Alaska “retorciendo palabras de amor” intentando que quieran decir lo que yo no me atrevo… si no participamos de “si deseas la paz prepara la guerra”, ni de que “la mejor defensa es un buen ataque”, que menos, ser prudentes y comulgar con que “el mejor ataque es una buena defensa”, que por supuesto en boca mía, no se trata de preparar a la juventud en la resistencia pasiva, sino en la Resistencia Activa, enseñarles a organizarse por grupos de afinidad, crear secciones de Acción Directa, Brigadas de Autodefensa, aprendizaje en el manejo de armas y explosivos, conocimiento del medio cercano, y sobre todo prepararles mental y psicológicamente para el combate tanto material como ideológico que está a punto de estallarnos delante de nuestras narices, porque como dice Seguridad Social “no quiero hablar de la lucha si no estamos preparados”. Por eso urge un cambio legal que permita a la ciudadanía portar armas para su autodefensa, y conviene que la vanguardia consciente de la situación o cuantos hayan tomado nota del Manifiesto publicado y prohibido en Francia por el Comité Invisible, aproveche los vigentes resquicios jurídico-empresariales para constituirse en empresas privadas de seguridad para hacer acopio del instrumental, logística e infraestructura adecuada: campos de entrenamiento, armamento, parque móvil blindado, reclutamiento de biólogos y químicos, y el largo etcétera del que ya disponen Prosegur, Securitas…. para hacer frente a las castas agresivas reptiloides que desean confundir a las futuras generaciones a través de las escuelas y la educación para la Paz.
Con todo debo reconocer que es bueno educar en y para la paz a personas agresivas y violentas, si es que eso es posible en una sola generación, pero bajo ningún concepto a personas que ya gozan de una personalidad pacífica, pues se supone que para algo hemos legado al Estado nuestra capacidad natural de actuar por cuenta propia, otorgándole la potestad de emplear la fuerza para nuestra defensa con quienes rompan abiertamente nuestro acuerdo de no beligerancia. No nos equivoquemos entonces en lo que se propone en estas líneas; educar para la Resistencia, no supone negar ni la potestad del Estado para ejercer la fuerza en monopolio, ni suplantar competencia alguna suya, sino poner en práctica el sentido común que apela a la prudencia cuando el horizonte de actuación se presenta confuso. Si malo es atender a profetas agoreros que vaticinan catástrofes y el Fin del Mundo por paranoia profesional, no lo es menos desatender las evidencias en la creencia de que por no verlas, estas desaparecerán.

El ajedrez como asignatura

¿Nos estamos portando bien? Es que nos han dicho que para la foto.... En teoría todo eso está muy bien. De momento todo es guay y chachi piruli, pero luego, vendrán los deberes, los exámenes, los libros de texto, la depresión del profesorado porque no sabemos mover el caballo, y entonces ¡Jaque Mate al ajedrez!

El trabajo que tengo el gusto de presentar, fue redactado hace algunos años con motivo de un requerimiento profesional que se me solicitó por parte de la institución docente, a fin de ponderar el potencial acomodo transversal curricular de nuestro juego-deporte-ciencia en el marco educativo. La intención con la que escribí el texto, huelga decir, fue la de presentar a los educadores e instituciones implicadas, las enormes ventajas y virtudes que la docencia del ajedrez puede suponer para los centros y los educandos, motivo por el que animo, a cuantas personas estén interesadas en introducir el ajedrez en el aula, que tomen nota de este texto del que pueden servirse libremente (Haciendo referencia al autor y procedencia) para facilitar su labor de fomentar el ajedrez.

1. AJEDREZ: ECONOMÍA Y RENTABILIDAD

La práctica del ajedrez, tiene fácil acomodo físico y programático, dado que su realización puede llevarse a cabo en recintos cerrados y espacios abiertos, tanto en verano como en invierno. Su transporte, cuidado y almacenamiento, tampoco revisten dificultad alguna, como ninguno es el riesgo que comprota su ejercicio. Mínimo es el equipamiento necesario para su disfrute, como mínimo es también el gasto en infraestructuras e instalaciones que requiere el desarrollo de su actividad. Todas estas cualidades, propias de cualquier juego de mesa, unidas al bajo coste económico que supone su mantenimiento, en relación con su alto aprovechamiento y rentabilidad social, arroja como resultado, un hecho que no ha pasado desapercibido para las empresas patrocinadoras ni para nuestras instituciones: El ajedrez es rentable

2. AJEDREZ: IMAGEN

La práctica del ajedrez, transfiere al sujeto que lo practica, sea éste personal, empresarial o institucional, ese halo de nobleza, corrección, seriedad e inteligencia en el que le ha envuelto el inconsciente colectivo, motivo que lo hace aún más atractivo de cara a incorporarlo como elemento relevante y significativo con el que distinguirse a la hora de proyectar una determinada imagen externa.

3. AJEDREZ: INTEGRACIÓN

El ajedrez, por sus propias peculiaridades, halla para sí y para quien lo ejercita, fácil acomodo e integración en los distintos medios y circunstancias que le rodean. Analicemos el caso de una escuela, colegio o instituto, en una perspectiva amplia y abierta:

3.1 Integración en el programa educativo

La materia de ajedrez, proporciona suficientes motivos que permiten el juego interdisciplinar, reforzando con ello los pilares sobre los que se asientan los procesos cognitivos: Todas las materias pueden encontrar en el ajedrez, un auxiliar, una excusa para sus explicaciones y ejercicios: Las matemáticas pueden poner sus problemas de sumas y restas, usando diagramas de ajedrez con el valor de sus piezas; el lenguaje puede ejemplificar la estructura de las frases de Sujeto + Verbo + Predicado en el código ajedrecístico (C x A, Caballo come Alfil), en clase de idioma, se puede hacer dictados y redacciones con el ajedrez como tema, etc.

3.2. Integración en el centro

Aparte de impartirse como materia, el ajedrez tiene cabida como opción extraescolar u ocio en los recreos. A ello le deberemos añadir que, por su versatilidad, el ajedrez ofrece insospechadas formas de participación en las distintas actividades que el centro tenga a bien organizar a lo largo del curso escolar. Así, en Navidad, carnaval, Semana Santa, fiestas del colegio, excursión o Fin de curso, se pueden materializar variopintas actividades lúdico-formativas, verbigracia, un simultánea, un ajedrez viviente, un concurso de dibujos y cuentos de ajedrez, una tarta de ajedrez, Guiñol y Marionetas, etc.

3.3 Integración del alumnado

Pero el ajedrez, como se ha dicho, no solo propicia su propia integración, sino también la de quien lo practica. En este caso, el alumnado independientemente de su edad o sexo, al participar en su conjunto del conocimiento de un juego común, posibilitará a los sujetos más tímidos y retraídos, encontrar el cauce perfecto para su integración individual en el grupo, al contar de entrada, con un elemento más de conjunción.

3.4 Integración de la discapacidad

Por ser un juego predominantemente mental, su práctica no le está vetada a nadie, sea cual sea su disfunción o discapacidad, pues el juego del ajedrez, puede ejercitarse por ciegos, sordomudos, paralíticos, e incluso, deficientes mentales. Ello abre una salida lúdico-deportiva a cuantas personas, por desgracia, les afecte alguna de éstos problemas, cosa más difícil de lograr, en el acceso a otras actividades. A este respecto, debe destacarse la fuerte inversión que en ajedrez, está haciendo la ONCE, en todas y cada una de sus sedes nacionales.

3.5 Integración generacional y familiar

El ajedrez permite disfrutar en rango de igualdad a distintos segmentos de edad, sin necesidad de tratar al niño como niño, ni al mayor como mayor –dentro del tablero, se entiende-. Ello permite su fácil integración familiar, donde no es raro ver a tres generaciones, en torno a un tablero o acudiendo en familia a los torneos.

3.6 Integración social

Al final, el ajedrez, como cualquier otra actividad humana, permite al individuo integrarse en el mundo que le circunda, pues en definitiva, el ajedrez es un medio, nunca un fin, para compartir momentos entretenidos y felices con los demás o una mera excusa para encontrarse con los amigos.

4. AJEDREZ: DISCIPLINA, NORMA Y LEY

4.1 Aceptación de la norma

Al estar regulado, como cualquier otra disciplina deportiva, cuantos beneficios psico-mentales se siguen de practicar deporte, pueden computarse entre los que se siguen de jugar al ajedrez; El sujeto que juega al ajedrez, asume un conjunto de normas que no está en su mano variar que son iguales para todos. El ajedrez le viene dado al alumnado como una realidad perfecta y acabada que no se presta a los cambios típicos de los juegos de patio a los que está acostumbrado el educando. Aceptar la complejidad de la normativa básica del juego de ajedrez para un niño, viene a ser algo parecido al asentimiento tácito-consentido que el ciudadano recién incorporado a la sociedad hace de la realidad jurídica-constitucional vigente. El niño aprende que sin aceptar, ni respetar un mínimo de normas, no se logra el objetivo, cuál es, el de jugar con cierto sentido.

4.2 Aceptación del rival

Aunque en estadios avanzados, el ajedrez permite el disfrute individual, lo propio del juego es la presencia de un oponente. El niño aprende del ajedrez como juego, la necesidad de la existencia de un rival para poder jugar, de un rival que ofrezca resistencia para que el juego sea divertido, y que la rivalidad empiece y termine con la partida sobre el tablero, pero no fuera de ella en la vida, porque al ajedrez sólo se invita a jugar a los amigos. Como disciplina deportiva, aprende que en el juego están de sobra las trampas, que por encima del resultado, está el juego limpio, aprende pues lo que se conoce como deportividad. Este aprendizaje abre a la conciencia del yo, la perspectiva de otros yo iguales, de cuya realidad ajena, hemos de aprender a convivir racional y pacíficamente los distintos intereses cuando entren en conflicto. En ajedrez, la aceptación del rival comienza y acaba en un apretón de manos antes y después de la partida con el respeto mutuo durante el turno de juego, etc.

4.3 Aceptación del mediador

La complejidad del ajedrez, precisa a menudo la mediación de un tercero, cuya autoridad emana de un mayor conocimiento del juego. En este sentido, la figura del árbitro o monitor, hace las veces de juez que vela por la buena marcha del sistema y la correcta aplicación de las normas.

4.4 Aceptación del resultado

Por último, tenemos la aceptación del resultado, cosa que en ajedrez, por ser una disciplina mental e individual, resulta en verdad, algo más difícil de asumir. A este respecto, se debe destacar, que la intensidad de la victoria o de la derrota de una partida de ajedrez, sin exagerar, va mucho más allá del placer de una caricia o el dolor de una bofetada, pues afecta de lleno a la psique de la persona, a su autoestima, a su capacidad… El Yo, no tiene excusa tras la cual esconder su fracaso, pues ni el azar ni el equipo, ni el árbitro, ni la climatología, o la elección del material, inciden lo suficiente como para explicar los aciertos y errores. La aceptación del resultado en ajedrez, supone pues, aceptar la propia responsabilidad de tu juego, de tus movimientos, de tus cálculos. En este sentido, también es reseñable que como resultado de lo anterior, el miedo a la derrota y la euforia por la victoria, pueden y de hecho ocurre, malograr a los jugadores.

5. AJEDREZ: PERSONALIDAD Y CONDUCTA

Estrechamente relacionado con lo anterior, la práctica habitual del ajedrez, indiscutiblemente ayuda a moldear positivamente el comportamiento del ajedrecista, dentro y fuera del tablero, sin que ello tenga por qué coincidir en la personalidad con la que el sujeto se acerca al juego, pues todos los posibles modos, tienen cabida y reflejo en el juego de ajedrez: Las personas tímidas, introvertidas o prudentes optarán por un juego cerrado, defensivo, expectante, pasivo, a la espera de una oportunidad para el contraataque, e decidirán por aperturas de dama, rehusarán gambitos, y se inclinarán por juego estratégico, posicional, rápidas simplificaciones que precipitan las partidas hacia la técnica del final. En cambio, jugadores extrovertidos, de acción, gustarán de partidas abiertas, iniciar la apertura con Peón de Rey, tomar la iniciativa, escogerán líneas de ataque, realizarán un juego táctico donde abunden posiciones asimétricas, con posibilidades de sacrificios, etc. Pues bien, los hábitos y habilidades que modifican la conducta del jugador, sin variar ni incidir en demasía sobre su propia personalidad son:

5.1 Autocontrol físico

La práctica del ajedrez requiere un mínimo de quietud y silencio para la concentración, en consecuencia obliga al jugador a controlar su movimiento corporal. Tanto su juego como el del rival, se verían seriamente afectados si uno de los dos hiciera ruido o continuos tics nerviosos que impidieran la concentración. Es paradójico que, no son pocos los sujetos hiperactivos que incapaces de estar quietos y en silencio en otras actividades, parecen angelitos frente a un tablero, y a la inversa, niños la mar de tranquilos, se muestren muy excitados en cuanto juegan una partida. Será tarea del profesor, favorecer lo uno y evitar lo otro, en la medida de lo posible.

5.2 Autocontrol emocional

El conjunto de emociones que se dan cita antes, durante y después de la partida, son un factor tan sumamente decisivo en la vida personal y deportiva del ajedrecista, que cualquier monitor de ajedrez, con una mínima preparación y dos dedos de frente, sabe que es de lo primero a atender en sus discípulos. La ansiedad, las preocupaciones, los nervios y los cuadros psicosomáticos que les acompaña, aumento de la micción, sequedad bucal, sudoración, aceleración del ritmo cardíaco, distorsión de la percepción temporal, etc, son síntomas propios del jugador que le ayuda activar todas su capacidades físico-mentales en el juego. Pero en el Ajedrez, es imprescindible asumir dicha realidad, para someterla a fin de canalizar toda esa presión hacia un resultado positivo, como lo es, estar en óptimas condiciones para afrontar la partida. En ajedrez, el exceso de euforia o abatimiento, puede comportar la derrota, por una desmesurada confianza o por indecisión. La alegría y la pena, no deben exteriorizarse delante del rival, ni cuando se gana, ni cuando se pierde, pues se supone que en la partida, ambos contendientes han disfrutado del juego, y quien ha ganado, ha enseñado, y el que ha perdido, ha aprendido; de ahí la ley no escrita de la mutua obligación que tienen los jugadores de quedarse tras la partida para analizar comentando las jugadas. Si el tutor de ajedrez no aborda el control emocional del jugador con la suficiente profundidad, puede dar pie a la idolatría egocéntrica de un alumno aventajado, el desinterés de quien no ha aprendido a perder, y a crear obsesiones que dan como resultado al ajedrezómano. Pero tampoco durante la partida es bueno que tu rostro sea el reflejo del alma, no es bueno para tus intereses, que el contrario adivine por tus gestos como tú percibes la posición, si estás contento o preocupado, serio o confiado, etc.
Todo este conjunto de hechos a tener en cuenta, hacen desaconsejable la competición, hasta que el alumnado no tenga el bagaje como para entender por qué gana y por qué pierde, o dicho de otro modo: No se le debe echar a la piscina, sin saber nadar.

5.3 Autocontrol mental

El juego del ajedrez exige del jugador: atención, concentración y reflexión, según sea su nivel de juego, conocimientos e intereses sobre el mismo. Evidentemente, la reflexión del jugador en el transcurso de una partida, correrá parejo, de una parte a la resistencia que ofrezca el rival, pero en mayor dependencia, de su cúmulo de conocimientos. Ante una determinada posición, la reflexión del principiante será más pobre, breve y superficial que la de un jugador experimentado, mas con todo ello, requiere de ambos una gran dosis de atención por parte de su conciencia: en el principiante porque no está acostumbrado obligado a poner sus cinco sentidos en la ejecución correcta de lo poco que sabe; en el caso del jugador experimentado para poner en juego todo su saber y experiencia. El juego de ajedrez, ayuda al niño a concentrar toda su atención dispersa, de un modo gradual casi imperceptible por tratarse de un juego. De un modo voluntario, pero inconsciente, el alumnado adquiere dicha facultad de activar su concentración, concentrando su atención dispersa sobre el tablero. Será tarea del docente, trasladar la mencionada habilidad a ulteriores aplicaciones en el campo de los estudios, o cualquier otro área, La concentración media del jugador de ajedrez sobre su partida, suele ser de media entre un 75% -80%. El ajedrecista precisa tanta concentración porque debe prestar una doble atención: Primero debe atender a la buena ejecución técnica del cúmulo de normas que rigen el juego, y después, debe atender a los chances del juego en sí: sus amenazas, sus defensa, las celadas, la táctica, la estrategia, el plan, etc. Sólo cuando se ha adquirido un altísimo nivel, puede jugarse de modo mecánico o rutinario, prestando sólo atención de modo puntual. Es así como se puede ver a “jugadores de café” charlando mientras juegan un apartida, o a ajedrecistas de gran experiencia, jugando partidas “relámpago” a un minuto. Pero esto no es ajedrez, es “mover madera”.

6. AJEDREZ Y PREVENCIÓN

Conocido es por todos, que cuantas más alternativas de ocio disponga el adolescente, cuanto más sometido esté su tiempo a una determinada afición y cuanto más regule su vida entorno a una disciplina deportiva, menos riesgo correrá de caer en peligros sociales como las sectas o la drogadicción, ambas verdaderas amenazas para nuestra indefensa juventud.
En este sentido, el ajedrez cumple sobradamente con el resto de las citadas actividades, pero además, dado que los peligros de caer en las sectas y las droga, entrañan en buena medida, un alto componente psico-mental, la capacidad de usar el ajedrez como instrumento preventivo contra ambos, se ha revelado en cuantos ensayos y experimentos se han llevado a cabo, como uno de los mejores métodos para combatir dichos males. En este aspecto, es reseñable que el ajedrez ha sido recomendado por la UNESCO para introducirse como materia de estudio en la edad escolar.

7. AJEDREZ Y ACTIVIDAD MENTAL

El cerebro es un “músculo” y como cualquier otro músculo, precisa de ejercicio para desarrollarse y no atrofiarse. La práctica del ajedrez, ayuda a poner en ejercicio todas las capacidades mentales del cerebro de un modo integral, y es por ello que se dice que el ajedrez desarrolla la inteligencia: En verdad, el ajedrez no desarrolla la inteligencia más que las matemáticas o el lenguaje, en cuyos campos, ciertamente queda muy por debajo, sino la inteligencia integral, pues cuando uno resuelve una operación matemática o analiza una oración, focaliza el ejercicio mental sobre un área y una facultad muy determinada, en cambio, la práctica del ajedrez conjuga la activación de muchas más facultades a la vez, como podremos expresar a continuación, no sin antes, aludir a un equívoco demasiado extendido entre los padres quienes a menudo creen que sus hijos se volverán inteligentes por jugar al ajedrez, cuando precisamente ocurre a la inversa, que los niños inteligentes juegan al ajedrez, porque una cosa es desarrollar la inteligencia, y otra muy distinta es crearla:

7.1 Percepción

La percepción está precedida por la correcta interiorización del concepto. Es la experiencia la fuente del conocimiento ¿Pero qué hace posible la experiencia? El concepto, la categoría y el esquema mental sensorial-intelectivo que prefigura dicha percepción. Ante un tablero de ajedrez, el lego percibe de modo confuso, algo blanco y negro con cuadritos; el ajedrecista ve un tablero con columnas, filas, diagonales, bandas, centros, esquinas, etc. Ante unas determinadas piezas colocadas sobre el tablero, le lego percibirá sus formas, figuras y color en el mejor de los casos; el ajedrecista apreciará un valor, unos movimientos, amenazas, defensas, combinaciones, jaques, mates, enroques, etc. Por consiguiente es precisa una correctas instrucción para un buen discernimiento y una exacta discriminación: En un apartida de ajedrez, el alumnado distingue el turno de su juego, las piezas propias de las contrarias, el valor y movimientos de las piezas; las reglas generales de las excepciones; las aperturas de los finales; la táctica de la estrategia; la jugada del plan; las líneas de ataque, de las de defensa… o sea, es un altísimo grado de discriminación continuo.

7.2 Cálculo

El juego de ajedrez, consiste en dar jaque mate al rey contrario, pero con la dificultad de advertirle previamente del peligro que corre con la voz “¡Jaque!”. Es un juego en el que no se desea ganar –a priori- por despiste del rival. Por consiguiente, la victoria de ajedrez es el resultado de una cadena de acontecimientos muy elaborados a base de reflexión y paciencia. El “Jaque-Mate” no sobreviene llovido del cielo, es el fruto de una combinación propiciada por el cálculo. El cálculo de una secuencia de jugadas descansa sobre un desarrollo lógico que anticipa la respuesta del rival. Para obtener una ganancia rápida de material o calidad (valor), le decimos combinación; cuando se analiza una serie más o menos larga de movimientos, cuyo fin es obtener una pequeña ventaja posicional, a eso le decimos analizar una línea. Y cuando de lo que se trata ese de calcular un conjunto de líneas para hacer que el rival entre en nuestro esquema de juego, a la vez de evitar nosotros entrar en el que él pretende, a eso le decimos estudiar una variante. Por último, el estudio de un conjunto de variantes es conocido como preparar una apertura, etc. Es entonces, el cálculo, la táctica, la base del juego ajedrecista. Ya se ha apuntado que el ajedrez exige atención. Concentración y reflexión…. ¿Para qué? Precisamente para atender la necesidad del cálculo.
Imaginación, visualización y fantasía

El cálculo, precisa de una fuerte capacidad de imaginación, visualización y fantasía. El jugador necesita tener claridad de imagen, jugada a jugada, con la precisión fotográfica de una película fotograma a fotograma, pues cualquier error en la visualización, puede suponer la derrota tanto en un ejercicio de ataque como de defensa. La visualización cuando es usada para defenderse de una amenaza, precisa de la imaginación para descubrir cuáles son los peligros latentes de la posición que ha ideado la mente del contrario, es una tarea, pues, de investigación y recreación. En cambio, la visualización necesita de la fantasía cuando se trata de idear algo nuevo, generalmente crear amenazas de ataque al contrario, o sea cuando se activa la creación. Es un ejercicio de fantasía e imaginación, la gran cantidad de aperturas, esquemas y defensas que la posición de las tres primeras jugadas de ajedrez puede llegar a plantear, sin entrar en las complejidades del medio juego (Ver anexo técnico: La apertura)

7.3 Intuición y preelección

Como se ha podido apreciar, el ingente número de combinaciones posibles de juego que ofrece el ajedrez, todavía hoy inabarcable por el cerebro de silicio, hace imprescindible que el jugador estreche el campo de jugadas a estudiar a la hora de mover. Este momento se denomina preelección. La preelección, qué duda cabe, va mejorando con la experiencia, con el hábito, el conocimiento y la personalidad del jugador. Pero en ocasiones, también ocurre que entra en juego la intuición: La intuición aparece en aquellas ocasiones donde las posiciones del todo nuevas para la conciencia del sujeto; el cálculo no distingue ni se pronuncia sobre las líneas; éstas variables son igual de buenas , igual de malas, y aún así, el jugador elige unas y no otras, a priori, para analizar con profundidad, desechando mirar el resto. Cuantas más líneas decide analizar un sujeto antes de tomar una decisión, menos intuición diremos que tiene para jugar al ajedrez.

7.4 Valor, juicio y decisión

Si la intuición ayuda a reducir el campo sobre el que se tiene que centrar el cálculo, éste, el cálculo, ayuda a discernir al juicio para elegir la jugada que finalmente efectúe sobre el tablero. En cada movimiento, el jugador va formado su decisión. Cada jugada efectuada ha sido una toma de decisión apoyada en un cálculo, precedido por la intuición. Pero toda decisión es un salto al vacío, pues la realidad no responde sólo a tu cálculo; existe el factor externo de la posición y por supuesto, la realidad del contrario. El buen cálculo da confianza e inspira seguridad… pero en ajedrez, hasta los campeones del mundo, las computadoras e incluso los libros se equivocan. En esta toma de decisión personal, la que va haciendo consciente al jugador de la responsabilidad de sus actos. Cualquier despiste, cualquier distracción, cualquier pérdida de concentración, la falta de sacrificio, el espíritu de lucha y sufrimiento, el exceso de confianza, etc. Todo ello depende casi por entero, de su propia y personal actitud, y ello le va haciendo tomar conciencia de su responsabilidad. La decisión responsable ha de descansar pues, en una buena valoración entre las distintas jugadas posibles tras una breve reflexión y cálculo.

7.5 Orden y esquema mental

Como cualquier otro conocimiento, el ajedrecístico, requiere orden y esquema, para estar en condiciones de ser útil a la conciencia. Pero el ajedrez, demanda que éste orden y esquema sea rigurosamente exacto y que se encuentre apunto en todo momento. Es preciso un orden temporal de las jugadas, un orden secuencial lógico de la combinación, un orden de aperturas, de celadas, de tácticas, de finales, una tipología de temas, de mates, etc. Sirva de ejemplo el orden y esquema de variantes de ajedrez.

7.6 Memoria

El grado de instrucción y aprendizaje que requiere la técnica de ajedrez, es parejo al de cualquier carrera universitaria: Es necesario estudiar aperturas, medio juego, final, táctica, estrategia, ideas, tratamiento esquemático de posiciones…. de ahí la inmensa bibliografía sobre materia de ajedrez. En consecuencia, el ajedrecista debe fortalecer su memoria para recordar todo este caudal de conocimiento. Pero la memoria también la va a ejercitar a la hora de calcular, a la hora de jugar, y tras la partida, a la hora de analizar y comentar las posiciones para aprender de ellas, y no cometer los mismos errores en lo sucesivo.

7.7 Desarrollo lógico-lingüístico

La práctica del ajedrez, ayuda al desarrollo lógico-lingüístico por partida doble: Primero, porque se introduce al sujeto en un nuevo código visual, leído, oral y escrito, cual es el ajedrecístico. Y después, porque el pensamiento ajedrecístico no es otra cosa que un continuo discurso de la mente, en continuos diálogos con movimientos (palabras), frases (combinaciones); oraciones compuestas (líneas); párrafos (variantes) o todo un discurso (la partida)

8. AJEDREZ Y DIFICULTAD

Es la dificultad del ajedrez uno de sus mayores atractivos. Mas a la vez, es también una de sus más altas barreras. Hallar el modo de conservar la dificultad como aliciente lúdico, salvando la barrera de su dificultad técnica, es labor del docente. Es un hecho que al ajedrez se aprende jugando con quien sabe más que tú. Y es preciso empezar perdiendo como modo de superación. Pero si no hay la debida preparación psicológica del alumnado para motivarse ante la dificultad, esta dificultad, lejos de atraer, puede desanimar y obtener un fracaso. Por ello, durante los inicios de su aprendizaje, hemos de evitar en lo posible la competición interna del alumnado, hasta que tengan el conocimiento suficiente como para poder afrontar las partidas y salvar las dificultades. Sobre la dificultad y complejidad del juego .

9. EL AJEDREZ. OPCIÓN DE OCIO

Se ofrece pues al alumnado una opción de ocio integral donde va a poder crecer interna y externamente, como jugador y como persona, solo o en grupo… La polivalencia y riqueza del ajedrez con sus perspectivas lúdico-deportivas-científico-estética, permiten al sujeto hacer un uso amplio de sus aplicaciones en un continuo enriquecimiento a lo largo de toda su vida.
10. EL AJEDREZ, EXCELENTE HERRAMIENTA PEDAGÓGICA

En resumen, podemos considerar que por sus características, por su proyección, por su riqueza, por su polivalencia, por su originalidad, etc., el ajedrez, a todas luces, resulta una excelente herramienta pedagógica para educar al alumnado de un modo subliminal en cuantas habilidades, capacidades y conocimiento, aquí se han mencionado, pues al presentarse su ejercicio como un juego y no como una materia propiamente de estudio, los recelos del sujeto a aceptarlo, son muy bajos, por no decir nulos. Sólo por recordar brevemente que estimula, asienta y desarrolla el ajedrez, vamos a citar lo más destacable: Es económico, rentable, da imagen y prestigio, es fácil de adaptar a cualquier medio y circunstancia, ayuda a la integración personal y las discapacidades; introduce los valores de la disciplina, la deportividad, el espíritu de lucha y sacrificio, el respeto a la norma, a la ley y a la autoridad, respeta la personalidad, modifica positivamente la conducta proporcionando autocontrol físico, emocional y mental, potencia la atención, activa la concentración y mueve a la reflexión, ayuda a prevenir contra la drogadicción y las sectas, estimula el ejercicio mental, desarrolla la inteligencia integral, el cálculo matemático, la percepción, la conceptualización, el esquematismo, el orden lógico-lingüístico, potencia al visualización, la imaginación y la fantasía, ejercita la intuición, la anticipación, el valor, el juicio y la toma de decisiones, fortalece la memoria, el aprendizaje y la responsabilidad del sujeto, educa en la superación, haciendo de la dificultad un estímulo y sobre todo, ofrece una opción más de ocio.
Todo ello, hace el ajedrez, una de las mejores herramientas pedagógicas que se conocen, motivo primordial que nos mueve a proponerlo como materia en nuestro programa de enseñanza.

El auténtico fracaso escolar

niños

Por lo visto, por muy evidente que sea un problema, éste requiere la autoridad de un sesudo estudio elaborado por expertos ¡cómo no! al amparo de una Fundación respetable; Este es el caso del siempre socorrido fracaso escolar que sirve tanto para un roto como para un descosido, enésima investigación sobre el asunto llevada a cabo por los sociólogos Mariano Fernández y Luis Mena, sufragado por La Caixa. En su trabajo de investigación aparecen con profusión los típicos temas tratados por sus antecesores colegas de pretéritas temporadas, tales cómo, el elevado número de estudiantes que repite curso, la desmotivación del alumnado, las variables externas que como el nivel cultural de los progenitores o la temprana apertura del educando al mundo laboral concurren significativamente en el fenómeno abordado, etc, de modo que, al que escribe se le escapa cuáles pueden ser las prestaciones sociales que dichas iniciativas enormemente publicitadas por los medios de comunicación, son de nuestro interés, dado que ni nos descubren algo nuevo, ni nos dicen el modo en como se puede atajar eficazmente el problema, de no ser que, tenga por objeto el ensañarse sádicamente con una cuestión académica recurrente olvidando la tragedia psicológica, trauma mental, frustración vital, trastorno de la personalidad y latente generación de desasosiego que para las presentes generaciones tiene la experiencia de la realidad observada.
En este y en los demás estudios, echo en falta, una clara explicación de qué se entiende por fracaso escolar, ¿se trata del fracaso de los escolares? ¿es el fracaso en la escuela? ¿o se refiere al fracaso de la escuela?, es posible que sea de todo un poco y a la a vez, que hablen del fracaso del alumnado y que también hablen del fracaso de la institución docente. Con todo, también sería preciso hallar una clarificación de qué se concibe como fracaso, todo sea que lo que unos conciban como fracaso, para otros pueda ser un éxito y viceversa. Mucho más preocupante, es la presencia de una característica común a todas estas investigaciones educativas, que focalizan descaradamente el problema en números y tantos por ciento referidos a la repetición de curso, a las bajas notas y al abandono escolar, con lo que sin pretenderlo, contribuyen a transformar a la víctima del sistema educativo, en cómplice necesario de la fechoría contra el mismo cometida, amarga sensación que ya saborean quienes son calificados como supervivientes de cualquier tragedia. Y otro aspecto que abiertamente se pasa por alto en toda esta basura intelectual disfrazada de rigor científico, es una acertada crítica a los distintos puntos negros de nuestro sistema educativo, que en su conjunto son la raíz del auténtico fracaso escolar: en primer lugar el mayor fracaso escolar que tiene España como Estado desarrollado, es la coexistencia en el seno de una sociedad democrática de tres raíles, regional, nacional, y AVE por los que discurre la formación de nuestras futuras generaciones en un sistema público, concertado y privado, que lejos de corregir los desequilibrios y desigualdades del presente, perpetuará y aún acrecentará las mismas en el futuro. En la base del auténtico fracaso escolar, se ha de mencionar que, el sistema educativo esté en manos de políticos inútiles cuyas absurdas reformas son llevadas a la práctica por funcionarios obedientes. Y a colación de esto último, debe reconocerse que los cuadros docentes de secundaria no provengan mayoritariamente de personas con vocación, sino de un variopinto tropel amorfo de seres incapaces de prosperar en las profesiones para las que se habían preparado, tras ser rechazados en el mundo de la política y hasta de las ONGs, que han visto como única salida plausible trabajar como profesor de secundaria tras realizar un Curso de Adaptación Pedagógica, algo así como si un carnicero acabase de neurocirujano gracias a los consejos dados por un afilador de cuchillos…en poco o nada contribuye al éxito escolar, entienda lo que se entienda por éxito. Estos puntos negros del sistema educativo, son los asuntos que yo quisiera ver tratados en estas investigaciones de pacotilla sobre el fracaso escolar. Pero hablar de estas cuestiones, podría matar la gallinita de los huevos de oro, no solo para los puestos de trabajo que origina la repetición de curso y las clase particulares que generan el intentarlo evitar, que también para esta nutrida pandilla de sociólogos que cuando no nos hacen encuestas dirigistas, nos endosan estudios doctrinales justificadores del statu quo que dicen denunciar.
Pero al margen de esos problemas capitales que están en el origen del autentico fracaso escolar tampoco se molestan en indicar, al menos, otro conjunto de distintos factores que podrían estar detrás de ese falso fracaso escolar, como pudiera ser que los escolares estén hartos de pasarse infancia y adolescencia sentados, quietos, en silencio dentro de instrumentos de tortura conocidos como pupitres, o que estén hasta la coronilla de traer y llevar pesados e inútiles libros de texto diariamente, de hacer deberes hasta altas horas de la noche, o de que sencillamente vean como una perdida de tiempo el ir todos los días a clase para no aprender nada, para escuchar un rollo a cámara lenta del que posteriormente se tendrán que examinar. Porque, digo yo, que es evidente que estos concretos aspectos y muchos otros, describen claramente un rotundo fracaso escolar: es un fracaso escolar que nuestros jóvenes se pasen el día metidos en pupitres cuando debían estar haciendo deporte, aprendiendo de la naturaleza, bailando, jugando y disfrutando del sexo; es un estrepitoso fracaso escolar querer seguir dando las clases como se daban en el siglo XIX con un alumnado que es del siglo XXI; no ya un fracaso, sino una estafa escolar resulta hacer que el alumnado y su familias, trabajen en casa con los famosos deberes y particulares lo que el sistema educativo en principio se supone hace durante seis horas al día de Lunes a Viernes de Octubre a Junio todos los años; es un absurdo escolar obligar al alumnado a comprar anualmente libros de texto tan sumamente inútiles que ni sirven al estudio del educando, ni para impartir la clase al profesorado. Y por aquí podría seguir con un largo etcétera. El fracaso escolar, el autentico fracaso escolar, nada tiene que ver como causas con repetir curso, sacar malas notas, el absentismo en el aula, el aburrimiento del alumno, la desmotivación general o el abandono de los estudios, pues estos solo son sus efectos. El autentico fracaso escolar no es otro que, nuestro caduco e ineficaz sistema educativo. Y ahora que La Caixa recupere su dinero y me dedique a mi sus fondos que le serán de más provecho.

Material escorial

No por mucho estudiar, se aprende más temprano.
No por mucho estudiar, se aprende más temprano.

Con el material escolar que se supone ha de formar a la futura mano de obra esclava o escoria social, sucede como con la propaganda yanqui en forma de películas destinada a manipular las mentes de sus oprimidos, que sale gratis a quienes más se benefician de su distribución, ya que sus mismas víctimas pagan encantadas la factura, unos creyendo que les divierte, otros con la esperanza de colocar en mejor posición a sus hijos de lo que ellos están en la actualidad.
Los más bajos presupuestos publicados para iniciar el curso por niño hablan de no menos de 150 euros dedicado a libros de texto, lápices, mochilas, cuadernos, etc. Para lo que van a aprender, todo un dispendio. Lo terrible es que, tras estas escandalosas cifras se esconde, de una parte, la consecución planificada de una juventud contrariada con mensajes equívocos para tenerla del todo atolondrada a merced del mercado y de otra un sigiloso negocio en el que están implicados desde el Ministerio, hasta la casta docente.
En nuestros almacenes de niños, la mente de los pequeños es procesada por el funcionariado con el fin de institucionalizar su conducta. La escoria social, no precisa educación, tampoco formación alguna, puede que algo de instrucción, y más control que disciplina, por lo que el material escolar ha de ser nominalmente educativo, formativo e instructivo, pero de ningún modo, útil a tales efectos; Un buen libro de texto destinado a la escoria social debe destacar en negrita las palabras clave de un párrafo, abundantes esquemas, resúmenes al final de las lecciones, no han de faltar flechitas que relacionen los conceptos fundamentales y si es posible, sus definiciones al lado…con ello, se evitará el aprendizaje accidental o autodidacta de sacar las ideas principales, buscar en el diccionario o pensar por si mismo, destrezas que para nada conviene se expandan entre la población. Además…para algo pagamos al profesorado, pues si hubo un tiempo en que material escorial y casta docente estaban disociados en función, objetivo y metodología, hoy es el día que podemos congratularnos de que dicha brecha se ha reducido sustancialmente al extremo de contar con un armonioso encefalograma plano sin la menor turbación entre los factores implicados habiendo la enorme suerte de que la mayoría del alumnado escoria, cuenta con un excelente material escorial y le corresponde un profesorado bastante escorializado.
Esta criminal contradicción formal planificada del sistema que ofrece una docencia indocente, genera en el educando su primera frustración: la de querer aprender y no aprender nada, ante lo cual, deja inmediatamente de esforzarse, conducta que es premiada de inmediato por la Institución que no busca otra cosa, aunque su impostura general, aparente lo contrario. Como sé que en su mayoría son ajenos al campo educativo, les pondré un ejemplo para que aprecien la verdad de cuanto les comunico sobre el sutil socavamiento con el que opera la técnica de los mensajes contradictorios para someter la mente de las masas…
El aparato criminal docente dedica enormes esfuerzos en cultivar en el alumnado la costumbre del reciclaje por medio de la educación transversal, videos, excursiones, horas lectivas…Pero a la vez, le anima a comprar cada dos por tres compases, rotuladores, cartulinas, plastilina, reglas, ceras,…cuando lo más sensato sería enseñarles a cuidar el material, respetar las cosas, aprender a reutilizarlas, etc. Resultado: el alumnado casi recicla tan rápido como consume.
Y es que, es mucho el volumen de negocio que se mueve en torno al material escorial. Los medios de comunicación, sospechosamente siempre la toman con las librerías, ahora con las grandes superficies, sin poder obviar lo evidente cargan contra sus amos presentes, futuros, inmediatos las editoriales, más en pocas ocasiones se ocupan de ir más allá. Cosa curiosa, porque con el material escorial sucede como con los medicamentos, a saber, que todos salen ganado menos los pacientes, donde se lucra la potente industria farmacéutica, la red de farmacias, los médicos que expiden las recetas, quienes autorizan los medicamentos de la SS, y todo el gremio. Pues con los libros de texto ocurre tres cuartos de lo mismo – expresión que me deja corto- Ciertamente, las editoriales cargan a sus espaldas con su función expiatoria ante la opinión pública de ser los máximos beneficiarios de este derroche ilustrado y todo para que tras quince años de escuela e instituto la comprensión de lectura no alcance más que para obedecer órdenes publicitarias del tipo Bebe Cocatrola, mandarse mensajitos por el móvil o a duras penas sepan tatarear el Pa-Panamericano de Yolanda Be Cool. Pero en la España de Rinconete y Cortadillo, dudo mucho que en asunto tan goloso como es sacar las perras a los esclavos, no ande metido el Estado y los Partidos políticos…Doy por sentado que el Ministerio de Indocencia está más untado que el Tulipán, cosa que escapa a nuestras pesquisas en sus altas esferas, pero que a pie de trinchera basta atender qué funcionario se empeña en que el alumnado adquiera todo el material escorial, para empezar a sospechar; Más, cuando se intuye que el libro a penas se usa en clase. No digamos si los sinvergüenzas dan órdenes de hacer los ejercicios a bolígrafo en los huecos estratégicamente diseñados en el libro de texto, para imposibilitar que otro alumno pueda usarlo al año siguiente. Los criminales ministeriosos son intocables. No así la chusma funcionarial que se presta a esta indocencia que es esperable a la puerta de los colegios para exigirles las debidas explicaciones de para qué manda comprar un libro que no usa, por qué los ejercicios no se pueden hacer en el cuaderno, en qué se diferencia el texto de este curso del anterior…tarea a la que podrían dedicarse las HAMPAs. Esa es otra buena, porque el que no corre…¡Vuela!