Las venas de los pobres

Si echásemos un vistazo a “Las venas abiertas de América Latina” de Eduardo Galeano, hallaríamos en sus páginas elementos político-económicos tan nocivos para aquella parte del mundo, como lo son para nuestra salud la presencia de mercurio y plomo en la sangre que corre por las venas, generalmente de las personas más desfavorecidas de nuestra sociedad, cosa que ha evitado comentar el estudio científico titulado “Presencia y vigilancia de los productos químicos” elaborado por la elitista Universidad Carlos III y dirigido por la Doctora Castaño, que sin embargo, si ha tenido a bien aportar con todo lujo de detalles, los resultados obtenidos de su investigación por sexos, edad, zona geográfica, tasas, estadísticas, comparativas…pero como digo, nada sobre la clase social a la que pertenecían esos casi dos mil voluntarios, que representan a la población adulta española de entre 16 y 65 años de edad de 12 áreas geográficas y a lo largo de cuatro periodos de muestreo en varios sectores laborales entre el 2008 y 2010 a los que se ha tomado muestras de sangre, orina y pelo.
Con todo, conviene atender su contenido por cuanto revela que la tasa de mercurio en sangre de los españoles es entre 6 y 10 veces más alto que la media de Alemania y Estados Unidos aunque similar a la de otros países grandes consumidores de pescado como los mediterráneos y Japón. Y es que, el mercurio llega al cuerpo humano sobre todo a través de la ingesta de pescado, dice el estudio; ¿pero cómo llega a los peces?.
El problema viene de lejos y es bien conocido por la FAO, la OMS, la OTAN…hasta Pescanova anda preocupada. Los animales marinos no es que hayan desarrollado, como diría mi buen amigo Jesús Peláez, una estrategia evolutiva para no ser ingeridos, como les ocurre a algunos lomos de merluza congelados de aspecto negruzco y olor fétido que llega a algunos comedores sociales legados por nuestra solidaridad…este alquímico elemento, arriba al mar cual tributo a Poseidón ofrecido por las industrias químicas, como las fábricas de cloro, y se introduce rápidamente en la cadena trófica absorbido por el plancton en un medio en el que el pez grande se come al pequeño, por lo que ejemplares como el atún o el pez espada de los que llegan a nuestra mesa, son los que nos aportan más mercurio al cuerpo. El asunto es preocupante, porque está demostrado que en dosis altas afecta al feto en su desarrollo mental y provocar alteraciones nerviosas. Pero, preocupante…¿para quién?
Como siempre, al perro flaco todo son pulgas, y no me es necesario realizar estudio hematológico alguno para saber que los más afectados por este mal evitable como el del plomo y tantos más, no son otros que los de siempre, quienes han de trabajar en contacto directo con estas sustancias y quienes no disponen de información ni recursos suficientes para dotarse de un entorno saludable y una alimentación sana, asumiendo su riesgo con la agradable resignación de que ¡De algo hay que morirse! Aunque bien es verdad que ¡los hay que están peor! como nos lo demostró el presidente de Etiopía, quien en cuanto se enteró que Alemania iba a incinerar las chuletas y solomillos de las vacas locas, no dudó en reclamar oficialmente que se las enviaran por valija diplomática a su gente, dado que entre morir de hambre o de encefalopatía espongiforme, como que lo segundo les parecía más apetecible.

Y un agujerito para verlo

 

El pasado Miércoles, Ruiz-Gallardón anunció durante un encuentro sobre Seguridad municipal, que pedirá al PP llevar en su programa una ley que permita a la policía retirar de las vías públicas a los sin techo, aún contra su voluntad – al modo en que lo haría una grúa con un coche mal aparcado – siempre que los ayuntamientos tengan los servicios sociales necesarios para atenderlos debidamente, como es el caso de la capital donde en su opinión «Todo aquel que duerme en la calle, es por su voluntad y no por necesidad»

No dudo de la buena Fe del particular Groucho Marx de la escena política española, seguramente fundamentada en el castizo dicho labrado en los versos del poeta del Siglo de Oro Luis Quiñones de Benavente que decían “ El invierno y el verano/ En Madrid sólo son buenos/ De la cuna a Madrid / Y de Madrid al cielo” que hicieron fortuna allá por el XVIII tras las mejoras impulsadas bajo el reinado de Carlos III. Mas, conviene recordarle a tan bienintencionado alcalde, que el dicho popular continua con un melancólico “Y desde el cielo…un agujerito para verlo” Y ¿qué es lo que se ve desde tan privilegiada posición?

Lo primero que se observa, es una palmaria hipocresía sociopolítica, porque la necesidad de esta pobre gente es mucha y la voluntad institucional para mitigarla poca o nula, dado que su desorganización no les permite presentarse como un lobby de esos que va pidiendo por los despachos del congreso recibiendo la limosna en el BOE en forma de subvenciones y contratos millonarios. El sistema económico del ¡Sálvese quien pueda! cuyo lema de auxilio consiste en ¡Políticos y corruptos primero! ha conducido a que los felices presupuestos del famoso Estado del Bienestar que pretendían huir de la denostada caridad cristiana que a decir de los nuevos solidarios degradaba a quien la recibía sin elevar a quien la daba, practicada durante milenios por la vilipendiada Iglesia Católica, ahora relegada en su tarea por las Oenegés creadas a imagen y semejanza de los Partidos políticos, exentas de divina trascendencia evangélica volcadas en la inmanencia repentina de su humanidad, demasiado humana que diría Nietzsche, parece agotada cuando sólo hay lo que queda después de las llevadas y derivadas de su aséptica y desinteresada cooperación, de modo que, aumentada con la crisis la demanda de sus servicios sociales, estos aparecen del todo desbordados en la práctica, aunque cuadren los números en las concejalías.

Lo segundo que se percibe, es que hace tiempo que se persigue esconder el resultado obtenido de una sociedad que apostó alegremente por lo que se conoce como de dos tercios, consistente en que pese a lo que algunos puedan pensar, dos tercios de la población vivan cómodamente por encima de la media, mientras el tercio restante equilibre la media como pueda. Pero evidentemente, ello comporta problemas, siendo el más acuciante el de la seguridad de quienes empiezan a sentirse atosigados primero por miradas hambrientas, manos que se extienden a su paso, gente que se le acerca para que comparta por la fuerza su móvil, bolso, cartera… y después, entrando en casa, atracando a punta de pistola en cada esquina y extendiéndose el secuestro Express, que obligará a esos dos tercios a disfrutar de su confort dentro de una jaula de oro, con rejas en las ventanas, a circular en coche blindado con las ventanas levantadas sin parar en los semáforos, olvidarse de salir de compras de tienda en tienda, enviando a los niños a una escuela con seguridad privada…de ahí que el tema haya aflorado en una reunión sobre seguridad y no sobre obras públicas que es en lo que más parece ocupado el alcalde de Madrid, porque aquello de trabajar antes de pedir y pedir antes de robar, estaba muy bien, cuando había trabajo para todos, pero ya no son pocos a quienes le da lo mismo ir a la cárcel, al hospital e incluso al cementerio, si al arriesgarse no tienen nada que perder y mucho que ganar.

Por último, lo tercero que se observa, es que la calle, hace tiempo que no es de todos: es de ¡La Coca Cola! y de cuantos pueden pagar vayas publicitarias, luminosos en azoteas, grandes letreros en las aceras; de cuantos viajan en automóvil a todas partes para quienes se les reservan inmensos espacios donde aparcar y circular contaminándolo todo; de quienes acaparan todos los bajos de nuestros edificios, a saber, bancos, cajas, seguros, sin lugares de recreo para los jóvenes…Lo que queda al ciudadano son las vías imprescindibles para ir a trabajar y consumir, sin el menor resquicio para el ocio, el descanso, la conversación entre amigos y vecinos, etc, cosa que sólo puede hacerse previo pago en algún local ex profeso para ello o en tu nicho hipotecado viendo la tele para que comulgues con este modelo de vida que se nos ha impuesto. Por ello molesta tanto que esta escoria social que no tiene donde caerse muerta, hagan de la calle su hogar paseando por las aceras arriba y abajo como lo harían por el salón de su casa, desayunando, comiendo y cenando en los bancos de los parques, y durmiendo cobijados en un cajero automático o sobre unos cartones frente al Exmo. Ayto a la luz de las farolas.

Curriculum pauperis

Con la persistencia de la crisis, hasta los medios de desinformación se han hecho eco de un fenómeno bien conocido por los jóvenes que buscan empleo, bautizado como Curriculum Pauperis, consistente en bajar el perfil de su preparación para poder sobrevivir accediendo a empleos muy inferiores a la cualificación adquirida por el aspirante, pongamos por caso, para hacerse con el puesto de repartidor de supermercado, cuando sus méritos académicos bien podrían hacerle acreedor de una cátedra universitaria, pues resulta muy difícil dar órdenes a un subordinado de inteligencia superior, a no ser que, como sucede habitualmente el subordinado se haga el tonto, mientras al jefe le convenga.

Y tiene gracia que sean precisamente los pobres, hijos de aquellos otros pobres que esperaban que su descendencia escapara de la pobreza por medio de su sacrificio en aras de su formación, quienes de motu proprio asuman de nuevo la natural condición que sus progenitores deseaban dejar atrás, aceptando la traumática experiencia de que, en nuestra sociedad, la pobreza es hereditaria y resulta de mal gusto renegar de los tuyos colgando del ego pretenciosos títulos que para las clases superiores no son otra cosa que papel higiénico enmarcado, cuando se trata de preservar a su descendencia los mejores lugares de la sociedad, cuáles son, aquellos en los que el disimulo es más llevadero y puede evitar en mayor medida el trabajar con las manos, la responsabilidad directa o incluso la más mínima turbación del espíritu noble y elevado de cuantos estamos llamados a gozar de la existencia en nombre del resto de la humanidad, para podéroslo contar en forma de música, poesía, películas, cuando no daros lecciones desde la superioridad moral o recomendaciones económicas para que conduzcáis vuestras insignificantes vidas por la senda del éxito por nosotros recorrida.

La gente que tiene su dinero en el banco, o sea, la pobre gente, a la luz de la sádica descripción zapateril, son personas confiadas que creen a pies juntillas cuanto se les dice, de modo que, siempre ha sido sencillo apaciguar a las masas bien con promesas políticas, bien con esperanzas religiosas que les permite invertir sus instintos de supervivencia, sucumbiendo a la Pedagogía Negra de Miller con sus consiguientes fatales resultados, interiorizando el mal que les acaece por su bien, como merecido castigo por una culpa primigenia con la que cargan desde su más tierna infancia, a saber: la de no haber hecho lo suficiente para igualarse a quienes desde lo más alto de la pirámide social, ahora le ordenan y mandan cuánto, cómo, cuándo y dónde tiene que hacer, al modo en como se trata a los niños pequeños o a los esclavos.

La Fe en los superiores es un rasgo sintomático de los pobres que permanecen como tales mientras participan de la misma, no siendo sencillo escapar de dicho círculo vicioso por cuanto la debilidad mental que propicia el estado de creencia, es debido a sus malas condiciones de vida y sobre todo alimentarias; Con todo, por mucho que sea su pobreza, el pobre no es tonto del todo y tiene la inteligencia suficiente para sufrir su cochina existencia que dependiendo de la Coca Trola que tome y las hamburguesas que ingiera, la achacará en el peor de los casos a la mala fortuna que rápidamente intentará sortear por medio de la lotería o el Horóscopo y en el mejor de ellos o lo que es lo mismo, que lleve una vida sana, a la famosa injusticia social, cosa que creerá poder corregir por medio de la democracia, que no sé si es para echarse a reír o llorar…En cualquier caso, fue esta Fe, la que le llevó en su día a interpretar la realidad social del siguiente modo: Los ricos y poderosos, lo son, porque han trabajado mucho antes, se han sacrificado duramente, han ahorrado y ahora recogen los frutos de su buena conducta y de su virtud. Sus hijos dirigen las empresas porque son propiedad de sus padres y ocupan los mejores puestos porque han podido estudiar una carrera…

Así, con la fábula de la cigarra y la hormiga sembrada en su cerebro desde la escuela – que para algo está – el pobre dio por buena la injusta situación histórica que personalmente le había tocado vivir y mirando más al futuro que le prometía esperanza, que al pasado que le habría evitado inútiles fatigas, se lanzó a emular a quienes él consideraba superiores con la ingenua idea de que con su trabajo, esfuerzo y privación, podría procurar a su prole el sublimado nivel educativo al que se asignaba la función de llave maestra que daba acceso al siguiente escalón social sin percatarse del techo de cristal que separa a la chusma de la élite. Mientras sucedió que la tecnología permitiera sustituir la espalda al Sol por el buzo azul, aquel por el cuello blanco y éste por el traje gris con maletín, digamos que el pobre llegaría a la Tierra Prometida, mas como a Moisés, a la mayoría de sus nietos les ha tocado verla de lejos, después de haber estudiado una carrera, aprender el puto inglés en EEUU, sacarse un Master en telecomunicaciones, saber informática, ofimática, disponer de coche propio, estar soltero, con certificado de haberse hecho la ligadura de trompas o vasectomía y estar dispuesto a ir a la Chinchapapa con tal de poder trabajar como un esclavo, que es para lo que siempre había nacido.

¡Pobres niños!

http://www.youtube.com/watch?v=WzixRPj0-Ls

Según un informe de UNICEF presentado el pasado Martes en Madrid elaborado con datos recogidos durante el 2009, uno de cada cuatro niños en España, se encuentra en riesgo de pobreza al vivir en hogares con ingresos inferiores al 60 por ciento de la renta media, cosa que nos sitúa en el vagón de cola de los 27 países de la Unión Europea, junto con Rumanía, Bulgaria, Letonia e Italia.

Entre otros datos, el informe destaca que los hogares en riesgo de pobreza son los constituidos por familias monoparentales, numerosas, o cuyos progenitores se encuentran desempleados. Sin embargo, España, también figura entre los Estados que presentan un nivel más alto de pobreza en hogares donde los dos adultos están trabajando, concretamente un vergonzoso 20,6% que dice mucho del Mercado laboral que disfrutamos.

Como muy bien apuntan sus responsables para evitar equívocos semánticos “Ser un niño pobre en España no significa necesariamente pasar hambre, pero sí tener muchas más posibilidades de estar desnutrido (…) no significa no tener un techo donde guarecerse, pero sí habitar una vivienda hacinada en la que no existan espacios adecuados para el estudio o la intimidad, y en la que el frío o las humedades pueden deteriorar el estado de salud (…) porque estar en riesgo de pobreza relativa no significa necesariamente privación, pero sí exclusión y reducción de oportunidades”.

Tras leer el Informe de UNICEF siento cierto alivio personal por lo siguiente: Ya lo decía la canción ¡A la gente no le gusta que uno tenga su propia Fe! por lo que tiene por costumbre presionar al diferente para hacerle comulgar con la homogeneidad. Así, amigos y familiares preguntan insistentemente ¿cuándo te vas a casar? ¿por qué no tienes hijos? como si al no seguir dicha senda les hicieras un feo. Yo suelo contestar a lo primero que no me caso, porque me da apuro, y a lo segundo que lo considero un pecado. Claro que las respuestas son peores que las apuestas y generan mayor confusión en mis interlocutores que rápidamente se apresuran a formular otras cuestiones como ¿No te gustan las mujeres? o ¿Qué te inspiran los niños? a las que contesto, no sin cierta guasa, que precisamente no me caso para que me continúen gustando y que los niños lo que más me inspiran son pena…Ahora además de citar a Groucho Marx que situaba al matrimonio como la mayor fuente de divorcios, podré esgrimir este informe de UNICEF para avalar mi posición respecto a la infancia y lo que opino de traer hijos al mundo.

EpC: Cómo distinguir a un pobre

Hay dos clases de pobres. Los pobres vergonzantes y los pobres sinvergüenzas.

Es natural que, en una sociedad cuya tasa de natalidad a penas alcanza para reemplazar a quienes pasan a mejor vida, no queden proletarios. Lo que no era de esperar, es que la desaparición de aquellos, no llevase aparejada o bien el aumento de los propietarios como prometía el liberalismo, o en su defecto, la eliminación de estos últimos, como profetizaba el comunismo, sino la absurda extendida pretensión engañosa de pertenencia a la Clase Media por una inmensa mayoría de gente que si pusiera negro sobre blanco la auténtica circunstancia de sus vidas, cuando menos, habría de revisar qué significa en su caso eso de “Media” porque no vaya a ser que, en lugar de apuntar que pertenece a un grupo de riqueza intermedia, pertenezca a un grupo de riqueza media, que no es lo mismo…pues en esta segunda expresión, la palabra “riqueza” puede intercambiarse por “pobreza” sin ver alterada en nada la realidad a la que apunta.
Por esta regla de tres, si con la desaparición de la prole, desapareció el proletariado, con la ausencia de los pobres, se acabó el problema de la pobreza. El problema ahora lo tienen esas Oenegés solidarias que están en peligro de extinción por motivos semánticos, de no ser que sufran el correspondiente proceso de reconversión para poder asistir sin cortapisas estatutarias a la Clase Media española.
Mientras llega esta reconversión, se que hay muchas personas entre las asistentes sociales y miembros de Cáritas que lo están pasando ciertamente mal por no saber a quién otorgar o denegar las ayudas, dado que hoy, resulta muy complicado distinguir quien necesita de verdad, del que solo necesita por capricho, dada la tremenda igualdad social que padecemos. Por eso, es primordial atender a algunos indicadores eficaces para distinguir a un pobre de quien no lo es: lo primero en que hay que fijarse, es en si tiene el hábito de fumar, es una de las señales inequívocas de que si no es pobre él, lo habrán sido sus padres, o de que lo acabará siendo; otro rasgo evidente de su pobreza, es si viste ropa de marca, y cuanto más grande se ve el nombre o el logotipo de la marca, mayor es el grado de desamparo, no digamos si luce camiseta del Barca, o del Real Madrid…Suele ser típico que los pobres tengan móvil y no paren de usarlo compulsivamente, es casi su seña de identidad; Si se diera el caso de que estas señales externas faltaran un modo de distinguir a un pobre, es ofreciéndole escoger algo de beber entre zumo, café, té, chocolate, o un refresco como Coca Cola, quien escoge el refresco, ese sin lugar a dudas, pobre de solemnidad; también es posible detectar al pobre, atendiendo a cómo pasa el tiempo libre, si gusta ver la tele, y disfruta paseando por las grandes superficies, está claro que es muy pobre…Da igual el arte y el talento con el que los pobres avergonzados de su condición traten de evitar ser descubiertos haciéndose pasar por Clase Media, al final, los detalles antedichos les traicionan, y las instituciones democráticas y asociaciones caritativas, podrán ayudarles, socorrerles, asistirles y cuanto sea menester, sin miedo a equivocarse.