Una de las ventajas de consumir ¡chumba! ¡chumba! Anglosajona, es no tener ni pajolera idea de lo que sus ridículas letras transmiten, significado que chiquitea en nuestro subconsciente al modo en que lo hacen estribillos como “El aserejé” o “el Auamba buluba balambanbú” de modo totalmente inocuo para nuestra salud mental. Nada que ver entonces, con los crípticos mensajes ocultos de algunas melodías nativas cuyos intérpretes parecen regodearse coqueteando en dificultad comprensiva con tratados de Ontología, Mecánica Cuántica y Arte Abstracto, verbigracia de lo que habla Amaral en el conjunto de su obra, que mal que bien, cruzando la letra de sus enigmáticos complejos Sencillos puede uno entender que, si se pasa toda la noche en la calle, le parezca que no quedan días de verano…de ahí, que diga, que este mundo no lo entiende, ni falta que le hace.
Pero hay momentos, en que la coyuntura ayuda lo suyo en la labor de exégesis, como me ha sucedido con la canción de Alaska “Retorciendo palabras de amor” Sinceramente, reconozco que aun con el texto en la mano, era incapaz de adivinar el sentido de unas estrofas sabiamente enrevesadas en una espiral melódica aparentemente carente de sentido. Por más vueltas que le daba y por más veces que analizara el video colgado en Internet, la clave de interpretación se me resistía, hasta que el otro día, escuchando a Zapatero durante el Tontodiario explicándonos las medidas para hacer frente a la crisis económica, me puse de pronto a tatarear la dichosa cancioncilla: “No, no pretendas tener la razón, no me vengas pidiendo perdón, no me digas que ha sido un error que lo sientes. En fin, de que sirve un futuro ideal, construido en terreno ilegal
un pasado que me hace dudar del presente.” ¡Increíble! Pero…¡Cierto! La letra de Alaska era una premonición, una profecía cantada, comparable en oscurantismo a las famosas Cuartetas de Nostradamus. Y yo, he revelado su sorprendente secreto. Les animo a todos ustedes a escuchar la obra entera y comprobar por si mismos cuanto digo.
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¡Sálvanos! Belén Esteban
Nunca he llegado a comprender del todo la oferta de Salvación que preconiza el Catolicismo a los fieles, entre otras cosas, porque como le expuse a mi profesor de Teología Rafa Aguirre, no intuyo el peligro del que se me desea salvar. Cierta parodia de la coreografía empleada por las Iglesias evangélicas a este respecto, se adivina en la cubana Lucrecia cuando canta eso de ¡Que levante la mano el que se quiera salvar! como si con el superficial cumplimiento litúrgico o la mera Fe, bastara para hacerse merecedor de la misma. Muy parecido a la propuesta publicitaria que una marca de cosméticos hacía a las mujeres a las que animaba a decirle ¡No! a las arrugas.
Pero en tiempos de crisis económica, zozobra institucional, titubeo gubernamental, indecisión de los mercados, es lógico que la gente tenga más miedo del habitual y busque con desesperación cualquier fuerza emergente que muestre energía suficiente como para poder hacer frente con firmeza sin tibiezas a los distintos problemas que acucian al ciudadano, aunque su encumbramiento suponga poner entre paréntesis algunas libertades burguesas de pensamiento, movimiento y asociación que de nada sirven de faltar estabilidad, orden y seguridad. Los antiguos, contemplaban la posibilidad de nombrar tiranos y dictadores en momentos críticos como periodos de guerra o de malas cosechas, costumbre que viene recogida en las constituciones democráticas modernas bajo el rótulo de declaración de “Estado de excepción” que sabe a poco a una población terriblemente asustada durante años que termina por estrechar la primera mano que se alce para salvarles, como en su día lo hicieron con la de Hitler en Alemania o la de Mussolini en Italia.
En este orden de cosas, es en el que interpreto la encuesta de Sigma Dos encargada por Tele 5, cuyo estudio publicado recientemente desvela que, si su estrella de la programación se presentara a las elecciones del 2012, se convertiría con el 8,9% de los votos, en la tercera fuerza política de España por delante de IU o el PNV, para disgusto de UpD cuya líder Rosa Diez, debería contentarse con la medalla de galleta. Ello, lejos de ser preocupante, me parece todo un gran avance fruto de la espeluznante experiencia acumulada durante el pasado Siglo XX, pues entre que vengan en nuestra ayuda los típicos salvapatrias profesionales pistola en mano, a que lo hagan gente del espectáculo con bótox en los labios , ¡que quieren que les diga! lo segundo me parece menos peligroso. Aunque, las bochornosas actuaciones de gobernantes como Berlusconi y Sarkozy, puedan hacer bacilar esta positiva opinión que expreso sobre la sabiduría mostrada por nuestra sociedad a la hora de depositar sus esperanzas de salvación en Belén Esteban, en estos tiempos difíciles. No obstante…estoy un poco disgustado; Yo hubiera apostado por Antonio y Mercedes de “Cuéntame” como tándem perfecto de cara a convencer al electorado.