Cuando Gila decía por el auricular aquello de ¿Está el enemigo? nunca sospechó que el enemigo fuera a ser el propio aparato. Por entonces, las fechorías de Timofónica, eran las propias de todo monopolio, pequeños abusos continuos que se sobrellevaban de solo pensar que no había donde escoger…Eran tiempos en los que se aguardaba como agua de Mayo la liberalización del mercado, para en cuanto fuera posible, abandonar aquella sanguijuela, en la inocente esperanza de que la competencia abarataría los costes y mejoraría el servicio, más o menos lo mismo que prometía la transición de la dictadura al régimen democrático.
El último episodio lo ha padecido un ciudadano de Girona a quien Timorange le ha querido cobrar por error 1.022 euros por cuatro llamadas desde su móvil a su propio móvil mientras estaba de viaje en Ucrania, cuya duración era de cero segundos. Evidentemente ha sido todo un error de esta compañía, pasar tan abultada factura que, como era de esperar, fue rechazada de inmediato por el usuario. Lo correcto, según el manual que manejan las compañías de Timofonía, sería haberle cobrado de más, pero por debajo del umbral de desidia, cuya cuota anual se calcula en un 6% del volumen total tarifado, repartido en distintos conceptos entre las mensualidades, en caso de ser un consumo alto, o de un 10% del total, de una sola tacada, en caso de victimas de bajo consumo o de quienes se sepa que son personas mayores jubiladas, presas fáciles de engañar, límite que garantiza que los pichones acepten la factura, bien porque no lleguen a percibir el timo, bien porque aun presintiendo algo raro en los números, sus cuentas se aproximen a las oficiales lo suficiente como para hacerles dudar, bien por darles vergüenza reclamar tan poca cosa, o bien porque no les compense perder el tiempo reclamando.
Ya estaba al tanto de la Tarifa por Debajo del Umbral de Desidia TADEUDE, cuando hace unos años, Timofónica me cobró 84 euros sin motivo. Tardé más de cuatro meses en que me devolvieran dicha cantidad, pero no crean ustedes que me fue sencillo; tuve que poner en juego todo mi arte y ciencia de la persuasión, para que la compañía de la que era victima, me restituyese lo que me pertenecía. ¿Cómo lo conseguí? Pues dedicándole muchas horas de conversación pausada, respetuosa, reiterativa, constante, a llamar al número gratuito, desde cualquier cabina, a cualquier hora del día, para exponer una y otra vez mi caso, y sobre todo haciendo conocer a la compañía del timo, que tenía tomada la decisión de continuar así el resto de mi vida, para que hicieran números y vieran que les salía más a cuenta devolverme el dinero, a tener que dedicar a varias operadoras a atender mi caso.
Desconozco cual es la compañía a la que está abonada Lady Gaga este verano para mantenerse en lo alto de la lista de los éxitos más vendidos con su sencillo “My Telephone” pero no me extrañaría nada que, cuando termine de hablar, escuche al otro extremo que Gurruchaga le diga ¡Hola mi amor! ¿Soy yo tu banco? Quero tenerte cerca para cobrarte mejor…