¡Con los Terroristas!

Les voy a descubrir un secreto: lo que no tengo de vista, lo tengo de oído. Gracias a esta compensación de la naturaleza, el otro día camino de Burgos en el autobús pude apreciar bajo los auriculares de una quinceañera sentada detrás mío una sintonía que atrajo pronto toda mi atención. El sonido de allí emanado era propio de su edad a base de mucha percusión, reiterativo y pocas palabras. Sin embargo, dos cosas eran diferentes: se cantaba en castellano y había mensaje. ¡Pero qué mensaje! ¡No daba crédito a lo que escuchaba!

La letra de aquel torrente acústico, por calificarlo de algún modo, no decía más que “Con los terroristas ta-ta-ta-ta-ta”. Posteriormente, gracias a las herramientas de Internet percibí que una voz oculta mencionaba también el nombre del grupo “Harlen Shake”, cuyo tema lo está petando en todas las discotecas haciendo bailar su ritmo a nuestros jóvenes que no pueden reprimir después reproducir su explícita declaración, inaudito éxito comercial, nunca mejor dicho que sólo cabe explicar cual salvaje acto de rebelión inconsciente en juvenil respuesta ante tanto lavado de cerebro institucional escolar cuando a los niños se les hace comulgar con el puto pacifismo de mierda y la galopante manipulación mediática donde los muertos en carretera se presentan como “accidentes” los muertos en la jornada laboral también son “accidentes”, mientras cualquier algarada es calificada de atentado terrorista por los poderosos y la prensa a su servicio, que hacen creer a la ciudadanía que ETA está con los desahuciados del PAH, los indignados del 15-M, las víctimas del Yakovlev…

Parece que, a parte de dar de comer a los mismos que se benefician de los “Planes contra la drogadicción”, no han valido de mucho todos esos “Planes para la paz” que se imparten en los colegios con ánimo de educar a los más pequeños en los valores del aguante y la sumisión frente al más fuerte, ante cuya opresión explotadora es mejor esperar la acción de la justicia y confiar en el Estado de Derecho, renunciando a la autodefensa y la venganza, valores sacros de la Religión verdadera. Porque mira que durante décadas se han gastado millones en pasar cientos de veces las películas sobre la vida de nuestro Señor Jesucristo, de Gandhi, y Luther King, para que luego en un descuido de las emisoras la canción del verano sea el grito de guerra “¡Con los terroristas!” que ya se puede escuchar en cualquier fiesta; claro que los niños son pequeños, pero no tontos siendo lo suficientemente hábiles para dejar a un lado la papilla atolondradora de sus pedagogos y extraer la enseñanza debida de todas esas biografías, cuál es, el fin que les aguarda a cuantos renuncian a defenderse, pues los tres personajes cayeron asesinados.

Para comprender mejor el fenómeno, me dirigí a un experto alumno mío de catorce años quien me puso al corriente de cómo escuchar este temazo; fui a mi casa, puse la tele y cuando llegó el Tontodiario le bajé el volumen al tiempo que puse en alto el youtube; y entonces comprendí ¡Vaya si comprendí! Mientras por la pantalla desfilaban el Rey, Rajoy, Rubalcaba, Rosell, Bárcenas, Barcina, Cospedal…los altavoces no paraban de decir ¡Con los terroristas! ¡Con los terroristas! en un peligroso rosario asociativo sin par.

Por menos de lo que se dice en este tema de Harlen Shake, Otegi y varias decenas más de ciudadanos han sido condenados a años de cárcel y se han cerrado cientos de bares en Vascongadas, por lo que yo me pregunto ¿A qué espera para actuar el Ministerio de Injusticia e Interior? ¿Hasta cuándo el Gobierno va a consentir este inequívoco enaltecimiento del terrorismo? Si no se actúa pronto contra esta lacra social disfrazada ahora de grupo musical, en breve veremos como en todas las txosnas de todas las fiestas de todos los pueblos y capitales vascas el tema sonará una y otra vez como durante cuatro décadas se coreaba impunemente la tonadilla “Carrero voló” lanzando pañuelos al aire.

Frente a la fachada democrática

Cuánto cuento cuentan, entre manipulación y demagogia acerca de la representatividad democrática de nuestra soberana opinión, a la que parece bastar con consultarle cada cuatro años de legislatura en legislatura por si cambia de parecer, limitando así su libertad a tener que elegir entre más de lo mismo y lo mismo de lo demás tras el correspondiente periodo de aturdimiento de quince días de campaña y uno sólo de reflexión, olvidándose que elegir no consiste únicamente en optar para una voluntad sana que no desea verse atrapada en el sofisma de tener que decantarse entre lo malo conocido y lo malo por conocer, por aquello de que debe haber un sentimiento de adhesión o querencia en la elección que a ningún politólogo escapa disminuye de votación en votación aunque no decaiga el porcentaje de los votos emitidos, contados y recontados de cara a computar el reparto democrático de la partidista subvención.

La chusma que el pasado martes se reunió en el Congreso de los Diputados, como no se han cansado de decir una y otra vez los medios de comunicación con “entera normalidad”, como acostumbra, conculcó con su mera presencia uno de los principios fundamentales de la Democracia, cuál es, el de no suplantar la voluntad popular en un puñado de privilegiados circunstanciales que presentándose como sus mayores defensores poco menos que cometen en cada una de sus convocatorias por muy legales que estas sean, el mayor atentado que quepa imaginar contra su funcionamiento, al Golpe de Estado me estoy refiriendo. Esta gentuza a la que se le llena la boca en todos los foros habidos y por haber, sea en twiter que ante las cámaras de televisión, en radio, periódicos o megáfono en mano, alardeando siempre de los valores democráticos, de su conciencia social, de su preocupación por nuestros problemas, presentando sus soluciones como panacea al mas puro estilo de aquellos charlatanes que tan pronto alababan las virtudes de su jarabe como reconstituyente del vigor varonil que como crece pelo, quieren hacernos creer que son nuestros representantes, cuando la verdad es, que como dicen en las marchas ¡no nos representan! De no ser que por representación entendamos “traición” al bien común y al interés general, porque el bochornoso espectáculo internacional que de continuo esta panda de impostores de la Política con mayúsculas en nada ayuda a mejorar la imagen internacional que de nuestro país se proyecta en el exterior, habida cuenta de los numerosos escándalos de corrupción descubiertos y la incompetencia que han demostrado en defender nuestros intereses colectivos. Suerte tienen los muy sinvergüenzas de no ser llevados ante un Tribunal, bajo la acusación de Alta Traición.

Estos canallas que se presentan como la fachada democrática del Estado del Bienestar que salvaguarda los valores cívicos y las libertades que gozamos, en sus continuas manifestaciones políticas, con sus reiteradas convocatorias al pueblo y sus manidos hasta la saciedad de comunicados de prensa sobre lo divino y lo humano que nos afecta, pretenden hacernos creer que son gente de bien, pacíficos y educados por el mero hecho de ir vestidos de traje y corbata luciendo sonrisas propias de un anuncio de dentífrico; Pero ya no engañan a nadie, ahora que hemos comprobado en directo con qué energía se ha visto forzada la policía a emplearse para salvaguardar el orden y la paz social que estas bestias públicas ponen impunemente en riesgo por considerarse “Intocables”, pues estando como está policía supeditada a las ordenes que desde el poder se le da, la mano ejecutora que con tanta violencia se emplea en las calles y plazas trabaja por control remoto, aunque el otro día lo de “remoto” le viene grande a la expresión.

Llevo décadas buscando despejar que forma política es preferible para España, si la de una dictadura democrática o la de una democracia dictatorial, sin llegar a una clara conclusión que satisfaga convenientemente la elitista necesidad de gobernar contra el pueblo pero con el pueblo sin riesgo de que se de cuenta tarde o temprano, porque se puede engañar a todo el mundo algún tiempo y todo el tiempo a algunos, pero a todo el mundo todo el tiempo, eso como dijera Kenedy es imposible y sino, a las pruebas me remito con lo acontecido con la figura del Rey, otrora presentado como de vida ejemplar y neutral en lo político.

Cuando el bueno es el que más mata

Dos cosas aumentan inevitablemente con la edad en el universo mental particular de la bestia humana que todos llevamos dentro: el número de potenciales parejas sexuales hacia las que se dirige el deseo y la cantidad de familiares, vecinos y allegados a los que nos gustaría ver muertos. Así, Eros y Tánatos, se disputan las pasiones con ventaja del segundo sobre el primero en la tradición judeocristiana por aquello de que la muerte de Jesús más que su corta vida de amor a los demás fuera la que en definitiva redimió nuestros pecados.

Este regusto cultural en la Pasión del Cristo muerto en contraposición de una ocultada pasión o pasiones del Cristo vivo que en cuanto hombre las hubo de satisfacer para ejercer como tal, tuvo su reflejo entre otros en la trayectoria artística jalonada de escenas sangrientas, a cada cual más espeluznante, que a la postre derivaría en un nada sutil afición sadomasoquista muy anterior a la forjada en literatura por el Marqués de Sade y Masoch quienes por su parte fueron dignos herederos de la misma.

Esta milenaria esquizofrenia de mensajes contradictorios emitidos desde nuestra querida Iglesia Católica donde de una parte se nos habla de un Evangelio de Amor y de otra se predica la muerte como forma de redención, posteriormente conjugadas mediante el artificio intelectual de la Resurrección, tiene su paralelo en nuestros días en el incesante bombardeo de la doctrina tontopacifista que padece el ciudadano medio – precisamente aquel que se dedica a trabajar y mantener a su familia – desde los más variados púlpitos institucionales, mientras la industria audiovisual, que cumple mejor que bien, la antigua función de la pintura o la escultura de transmitir la conveniente doctrina a las masas analfabetas, censura besos, desnudos, escenas de cama cuando sin embargo muestra con entero detalle ametrallamientos, explosiones, decapitaciones, ejecuciones y toda suerte de asesinatos a los más pequeños de la casa.

Los padres responsables suelen poner cuidado en que sus hijos no vean imágenes eróticas, en que no entren en páginas pornográficas de internet y paradójicamente pasan por alto con qué emoción atiende ojoplático cómo el Schwarzenegger de turno a la salida de un ascensor con un pistolón le pega un tiro en la frente al malo de la película esgrimiendo la frasecilla internacionalmente exclamada por nuestros retoños ¡Sayonara baby! Que arrancan de sus gargantas al unísono aplausos y carcajadas a modo de válvula de escape tras una trepidante secuencia de tiros y persecución que no voy a esconder que a mi mismo me gustaría ver cómo le pegan un tiro en mitad de su mandíbula al Ministro de la Risa, mientras su asesino le dice ¡Tómatelo como un retiro!

Lo sucedido en un cine de Colorado, es la consecuencia lógica de ver de continuo en la pantalla como los buenos son los que más matan, dado que, los malos cuando tienen la oportunidad de acabar con sus rivales bien les invade la mala suerte porque se les acaba las balas, bien porque sólo vacían el cargador cuando es difícil acertar…Si a ello le sumamos la Resurrección de los actores en otras películas, el surtido de ejemplos que integran la papilla iconográfica administrada al espectador reúne todos los elementos para ser vomitada a la sociedad que ha consentido en suministrarle, primero durante su tierna infancia y después a lo largo de toda su adolescencia, tan ingente cantidad de violencia gratuita y tan escasos motivos de darse placer y mostrase afecto.

Para comprender lo incomprensible

http://www.youtube.com/watch?v=_gwc3AAu7Gs

Los charlatanes profesionales, a propósito de lo sucedido en Francia, parecen coincidir en que es muy dificil comprender lo incomprensible, si bien, no renuncian por ello a marear la perdiz buscándole tres pies al gato para ganarse el sueldo y rellenar espacio mediático con la noticia que toca, con el mismo desparpajo con el que pasados unos minutos tratan de lo bien que le va a Messi en esta liga. Así, sacan a pasear el manido antisemitismo, la socorrida acción de un loco, las típicas motivaciones electorales, sin entrar para nada a preguntarse el por qué estamos conmocionados por tan lamentable noticia, cuando por lamentable que sea, es una gota de agua en el océano de tragedias con las que se aliñan las sobremesas de todos los días laborables y festivos frente al Tontodiario, y mucho menos, invitarnos a practicar una acción introspectiva para sacar a la luz esa otra verdad soterrada, la cual, seguramente nos ayudaría a comprender lo incomprensible, mucho más de lo que lo hacen sus ensayados discursos políticamente correctos repletos de sensiblería enlatada, apropiado piscolabis obsequiado al moralista dominguero que gusta desayunar su cruasán leyendo con avidez dónde, cuándo, cómo y quién ha cometido semejante crimen para sentirse mejor consigo mismo exclamando aquel certero interrogante nietzscheano de ¿Por qué soy tan bueno?
Pues bien, si ustedes siceramente desean llegar a entender qué pasa por la cabeza de alguien que a sangre fria acude a un colegio y se pone a disparar a niños indefensos, continuen leyendo mientras puedan, que no les defraudaré valiéndome para ello de una conocida técnica utilizada en las claes de Ëtica para poner a prueba nuestras convicciones y sobre todo, descubrir nuestros más oscuros sentimientos, mecanismo de investigación moral magníficamente expuesto en la obra recientemente publicada de Michael J. Sandel “Justicia” cuya recomendable lectura es todo un ejercicio espiritual:
Así como la cercanía de los hechos supone un plus emocional dado que aumentan las posibilidades de verse implicado el “Yo” en la escena, y la reiteración mengua la intensidad con la que percibimos cualquier realidad – de haber ocurrido en Israel, nuestra conciencia lo asumiría como algo normal – sucede que en asuntos psicológicos, como advirtiera Hume en su célebre “Tradatado sobre la Naturaleza Humana” nada hay en uno que no pueda hallarse en los demás y nada en los demás que uno no pueda encontrar dentro de si mismo. O sea, que para comprender al asesino de esos niños judios, hemos de escarbar en nuestra intimidad, no tanto para empatizar con su causa, cuanto para aceptar que al contrario de lo que se nos dice, no es un monstruo, más de lo que ya lo somos el resto. ¡Síganme!
Según se nos ha informado, un ex militar bien armado irrumpió en un colegio judio donde sin piedad mató a 3 niños y un profesor del centro. La noticia es ¡Terrible! Pero ya hemos visto que de haber acontecido algo más lejos, sería menos terrible aunque hubieran sido el doble, el triple o incluso el cuadruple del quíntuple las víctimas, que de estos casos los hay para dar y tomar por el mundo, sólo que, en lugar de un loco solitario armado de ametralladora en moto por el sur de Francia, es un piloto de la OTAN bien entrenado que lanza bombas por aldeas de Afganistan o Irak. La cuestión a la que ustedes deben enfrentarse primeramente es: el conocimiento de la tragedia ¿les impactó más o menos antes de saber que los niños eran judios? El dato no es irrelevante. Una mente bien formada, trabaja por su cuenta más rápido emocionalmente que racionalmente. Lo suyo, es que una vez sabido que eran judios, le importase menos, hasta lo recibiera con alivio porque saber que el asesino mata judios, disminuye la incertidumbre de la arbitrariedad. Además, aunque cruel, entra dentro de la tradición europea antisemita. De haber sido niños, pongamos por caso, de una comuna Bahai, casi merecerían aparecer en la página de sucesos por su rareza.
Establecido lo anterior, ciertamente, el pensamiento consciente rechaza sin ambages la tragedia y cualquier intento de explicación se le antoja justificativo, pero nuestras emociones continuan trabajando subrepticiamente. Para ahondar en este plano emocional pregúntese en un segundo momento, si el horror que siente por esos pobres niños judios indefensos, ¿sería el mismo si en vez de judios, fueran gitanos? Yo ya les adelanto que independientemente de su hipocríta respuesta, en el fondo saben que ¡No! El judio, aunque despreciable para el buen cristiano, digamos que de momento y por dos o tres generaciones más, ha pagado con creces su merecido castigo y no es cuestión de ensañarse, además de que cuentan en su haber con la marca registrada de “Victimas globales”. Pero el gitano…con sus 800.000 oscuras almas muertas en los Campos de Concentración nazis, no alcanzaron dicha cuota de reconocimiento Hollywoodiense necesaria para que les tengamos ninguna lástima. Con todo, pese a ser gitanos, su condición de niños haría que nos conmoviera algo el corazón, cosa que evidentemente no sucede si fueran gitanos con pelo en pecho y navaja en el bolsillo que seguramente les habrian dado su merecido por andar todo el día metidos en jaleos, más por vicio que beneficio, cosa que sería disculpable.
Para averiguar algo más, es necesario plantearnos en un tercer estadio de la cuestión, si acaso, el conocer que el crimen se haya cometido en una escuela, no nos ablanda un poco el seso. A tal objeto, supongamos que además de no ser judios, sino gitanos, estos no estuvieran disciplinadamente en clase en un considerable esfuerzo familiar por la integración, cuando su asesino les disparara a sangre fria a la cabeza, sino jugueteando como dios los trajo al mundo en su chavola en un poblado a las afueras de Toulouse. Llegados a este punto, lo que ustedes empeicen a sentir por estos pobres diablos, se asemejará más a lo que sentimos cuando se nos habla de lo anteriormente sugerido sobre los niños muertos durante un bombardeo de las fuerzas humanitarias, cuya impresión, tampoco es que iguale en la mente a la que nos provocaría la muerte inesperada de un personaje de ficción como Harry Potter en la gran pantalla.
Un cuarto paso en el proceso nos lo permite el hecho de que, como quiera que las fronteras todavía sirvan para distiguir lo nuestro de lo ajeno, el ser conscientes de que esos mismos tres gitanillos acribillados a balazos, pese a ser gitanos, son de aquí, hace que tengamos para con ellos cierta indulgente empatía que sin lugar a dudas se vería esfumada ¡ipso facto! en cuanto se notificara, que además de gitanos, son de origen rumano. Entonces, ya podemos confesar sin disimulo que lo que sentiríamos hacia ellos, en poco o en nada diferiría de lo que sentiríamos por una gamberrada denunciada por la Protectora de Animales en una tienda de mascotas. Es más, podría nacer en nosotros la indignación de que con tantas personas que lo están pasando mal con la crisis, esta gente venga aquí con sus problemas a turbar nuestra paz social. ¡Que se vayan a matar a su país!
Para no prolongar hasta el infinito este ejercicio moral, por último devolvamos su condición de judios a esos pobres niños, pero esta vez, en lugar de ser ejecutados a sangre fria por un ex militar neonazi, murieron a manos de un musulmán en venganza por la muerte de decenas de niños durante los bombardeos efectuados por el Gobierno Nacional Sionista de Israel sobre la Franja de Gaza. ¡Vaya sorpresa! Quien más quien menos de entre ustedes ya lo sentirá algo menos e incluso en algunos corazones asomará la alegría.
Pues bien, si usted ha realizado por entero este Via Crucis interior reconociendo los lugares comunes de nuestra sensibilidad, le será más sencillo comprender cómo y de qué manera se llega a lo que se ha llegado. Sólo es cuestión de esperar o como se dice ahora, de estadística.

Asterix, contra el terrorismo

Tras los pasos dados por las Brigadas Rojas en Italia, la Fracción del Ejército Rojo en Alemania, los Corsos e Iparretarrak en Francia, el Ira en Irlanda y Terra Lliure, el Exérxito Guerrilheiro do Povo Galego Ceive – ya sólo por el nombrecito merecían desaparecer – los GRAPO, los Comandos Autónomos Anticapitalistas en España y alrededores, sin mencionar a los Unionistas, grupos Neonazis, Neofascistas, el Batallón Vasco Español o los GAL para no confundir al lector asiduo al Tontodiario mezclando el terrorismo bueno con el malo, parece que ETA se sube al carro de la Paz mundial ahora que ejerce de mensajero de la misma el Premio Nobel Obama, bajo cuyo mandato imperial, se ha alcanzado en España y en Europa entera el fin de todo terrorismo.
¿Todo? Todo…¡No! Un pequeño grupo de irreductibles malvados se resiste a dar cumplimiento al deseo de la inmensa mayoría de la población; Nos estamos refiriendo a los grandes banqueros, que desde la cúspide de sus enormes rascacielos, dan las directrices a sus esbirros y capataces politicoempresariales para tener atemorizados a los pobres ciudadanos, cosa que consiguen a través de distintos procedimientos:
En primer lugar tenemos al Terrorismo de Estado cuyo máximo exponente viene de parte de los Servicios Secretos para dar cumplida respuesta a los “malos oficiales” haciendo pagar un crimen con otro crimen, como hace sin cortarse un pelo Israel.
Luego tenemos el Terrorismo Patronal, consistente en anonadar al trabajador para que no reclame sus derechos y se porte sumiso como un esclavo. Entre sus prácticas más conocidas se hallan la financiación de Escuadrones de la Muerte” por parte de las Multinacionales para eliminar verdaderos sindicalistas, o lo que eufemísticamente se denomina “Accidente laboral”.
A caso de baja intensidad, pero no por ello menos sangriento y desagradable, tenemos al Terrorismo Judicial o legislativo cuya organización primero mete miedo sobre los comportamiento que se desea evitar y después se sirve de su estructura para de modo arbitrario poder prohibir, proscribir, perseguir, juzgar, condenar y encarcelar a cuantos elementos pongan en peligro los objetivos perseguidos por los terroristas anteriores.
En esta línea se encuentra el Terrorismo informativo, practicado por los medios de comunicación para que la gente tenga recelo paranoico de todo conforme a la “Doctrina del Shock” expuesta con detalle por Naomi Klein. Su mejor ejemplo, es el “Cambio climático” que no digo yo que no sea…pero ante su llegada, el individuo sólo puede amedrentarse como lo hace cuando se le comunica desde la televisión que un asesino en serie anda suelto por Florida, nada menos.
Y finalmente, podríamos citar el Terrorismo Bancario propiamente dicho, que asusta como el que más amenazando a hombres y Pueblos enteros con toda suerte de catástrofes como el desmantelamiento del Estado del Bienestar, reducción de salarios, pensiones, prestaciones, recortes en educación y sanidad…o multas, comisiones, embargos, desahucios e incluso cárcel por impago.
Habrá que convocar una distinta Conferencia Internacional de Paz para estudiar el modo de eliminar democráticamente estos otros terrorismos y no estaría nada mal que a tal objeto, la misma se inspirase en la feliz coincidencia del anuncio de actividad armada de ETA y la eliminación física de Gadafi. ¡Están locos esos pacifistas!