Pantaloncitos cortos

La cíclica controversia sobre la conveniencia del uniforme escolar que aparece con cada inicio de curso, esta vez asoma a la opinión pública de la mano del colegio femenino perteneciente al Opus Dei “Les Alzines de Girona” cuando el pasado Martes obligó a una treintena de sus alumnas adolescentes a marcharse de clase y volver con una indumentaria más acorde para con la normativa aprobada el pasado Junio por el Claustro y el Consejo Escolar, en la que se estipulaba que las alumnas habrían de vestir una indumentaria correcta, aunque no institucionalizada, como una falda, pantalones largos o cortos a la altura de la rodilla y una camiseta de manga corta pero no de tirantes…directiva que ya suponía una concesión para las estudiantes de bachillerato respecto al resto del alumnado de cursos anteriores que han de continuar llevando el uniforme oficial del Colegio.
Algunos padres, se mostraron molestos con la actitud drástica del centro, aduciendo que hubiera sido menos violento para todos haberles avisado esta primera vez, en lugar de humillarlas delante de sus compañeras y ante ellas mismas y sus familias con volver a casa a cambiarse o pedir ropa prestada a sus amigas e incluso irse a comprar algo con lo que poder salir del paso. Pero, la portavoz del colegio, Alba Serra, concretó que las alumnas se presentaron con una indumentaria «exagerada» responsabilizando de ello a los padres. «que están al corriente de la normativa desde hace meses. Además las ven salir de casa vestidas con tacones altos, camisetas muy abiertas… ¿Pero adónde van: a la escuela o a la discoteca?». Además, en su opinión, “esta situación que genera dinámicas discriminatorias y rivalidades entre las chicas y las distrae del aprendizaje, se tiene que acabar».
Yo, hace tiempo que me he posicionado a favor del uniforme escolar por múltiples y variadas razones, desde las económico-familiares, pasando por las social-igualitarias, hasta las más inconfesables apreciadas durante mis vacaciones en el Paraíso Marxista de Cuba, donde a falta de la habilidad de saber calibrar la edad de las féminas, de gran ayuda era atender el color de la vestimenta que llevaban…En cualquier caso, hoy por hoy, comprendo y comparto la decisión de este centro, porque si su portavoz comenta que las chicas se distraen, ni les cuento lo difícil que se me hizo impartir clase de Filosofía durante el verano en un aula repleta de hormonas mixtas para que los chicos centraran su atención en el Imperativo Kantiano cuando salía a la pizarra, cuál fenómeno, los pantaloncitos cortos de un inalcanzable Noúmeno hembra, eso por no reconocerles abiertamente, que los profesores, no somos de piedra.
Igualmente, me muestro de acuerdo con la afortunada apreciación sobre la responsabilidad paterna en este asunto de la vestimenta de las jóvenes; De hecho, hace unos años, publiqué una hipótesis que explicaba este constatado creciente fenómeno entre las adolescentes de ir vestidas a todas partes como si estuvieran de “after hour” de Lunes a Domingo, luciendo modelitos de continuo, con camisetas ajustadas echando los bracitos atrás para marcar pezones y llevando las cuatro estaciones del año pantaloncitos cortos como si su culito estuviera en almíbar, a saber, la hipótesis SPRP o Solidaria Permisividad de la Reciprocidad Paterna, consistente en que como quiera que a ningún padre le apetezca ver salir a su hija para que esta sea el objeto de deseo de sus vecinos y amigos, sólo una cosa ayuda a comprender que aún con esas, le permita salir así vestida de casa y hasta le pague tan atrevidos trapitos, y es la esperanza de que el resto de los padres hagan otro tanto y de este modo, él pueda disfrutar en las hijas de sus amigos y vecinos, lo que los tabúes sociales le impiden gozar de lo que tiene más cercano y estaría mal que no se avergonzara íntimamente: Así, su solidaria permisividad, descansa en la reciprocidad paterna, que se camufla en lo imposibles que se ponen los adolescentes, tanto cuanto los profesores ocultamos nuestra propia turbación en la distracción del alumnado.
Con todo, también he de advertir, que en un futuro próximo, según se hagan más presentes los efectos del cambio climático, estos escándalos y la opinión a la que me he adherido, quedarán fuera de juego intelectual y axiológico, pues la circunstancia, modificará nuestro comportamiento colectivo y por ende, nuestra moral se verá trastocada, tomando por bueno y juicioso lo que hoy se nos hace intolerable como cuando alguien como el rapero Porta se atreve a sacarlo a la luz con toda su crudeza en una melodía cuyo rapio empieza con un enérgico “Las niñas de hoy en día, ya no comen chuches…” De hecho, en los países tropicales, están tan acostumbrados a ir con todo al aire, que lo que distrae y da que hablar, es precisamente lo contrario. Y ahora que pienso en ello…en este Colegio femenino, espero que nuestro Señor Jesucristo, esté debidamente crucificado con túnica y toga, para evitar que sus alumnas desvíen sus oraciones en sus abdominales o ¡peor aún! Dirijan sus inocentes y curiosas miradas hacia ese minúsculo trapito blanco que cubre sus partes pudientes, porque aún predicando en el desierto, hay que dar ejemplo.

¿Para qué sirve esto?

Si a los padres les atormenta el continuo “ ¡Y por qué! “ de sus hijos, a los profesores les persigue durante toda su carrera, el famoso “¡Para qué sirve esto!” preguntas para las que no prepara la naturaleza y mucho menos los manuales de enseñanza al uso. Las primeras, dada la corta edad de los sujetos descarados que se atreven a formularlas, son fáciles de esquivar con mentirijillas que, si bien no le dicen la verdad científica del por qué la nieve es blanca cuando el agua es transparente, el Arco Iris tiene esa forma cuando el horizonte es plano, por qué el cielo es azul, o quién mueve el viento…al menos les ofrece una respuesta que calma su curiosidad innata que más adelante trascenderá, mas por descontado los hay que se atrofian conviviendo de por vida con tan pueriles ideas sea para defenderlas, sea para combatirlas, como los mitos bíblicos de Adán y Eva, pero sin superarlos. En cambio, las segundas, tienen mucha más enjundia porque quienes las plantean suelen ser díscolos preadolescentes que empiezan a rebvelarse en el sistema educativo como sujetos de aprendizaje y no meros objetos pasivos que aceptan sin rechistar lo que se les desea transmitir, con la dificultad añadida de que, esta vez, no suele ser tan sencillo contentarles, entre otras cosas, por convertirles en escépticos la traumática experiencia de los Reyes Magos.
De los muchos problemas con los que lidia la institución docente, uno de ellos, es la motivación de alumnos y profesores, pues si en algo coinciden es en que no tienen muy claro para que sirve lo que hacen, y si no se sabe a donde se va, difícilmente se darán los pasos adecuados en la buena dirección.
He observado que el alumnado no discute toda la información transmitida, nadie cuestiona para qué sirve leer o escribir, ni contar,…los problemas aparecen con la raíz cuadrada en matemáticas, los análisis morfosintácticos en lengua, las gráficas en geografía, etc. Un análisis superficial podría concluir que es una estratagema ante el incremento de dificultad académica, y es posible que así sea, pero ello obedece a la natural resistencia de trabajar en balde. En consecuencia, su reclamación es del todo pertinente y ha de afrontarse con diligencia antes de acometer cualquier otra majadera reforma en ciernes, pues si nuestros adolescentes desconocen para qué sirve esto…harían mal en aprobarlo sin más. En mi opinión ayudaría bastante que los maestros antes de empezar el año escolar les animaran a demostrar por si mismos que la Tierra es redonda, cuanto mide una montaña, construirse un teléfono, hacer en equipo un periódico escolar, que liguen por internet con parejas de otros países, para de este modo por un lado, experimenten sus limitaciones e intuyan la utilidad de los conocimientos impartidos, y por otro, cuando el profe y los resultados lo permitan, experimenten el goce intelectual.
Y si la preguntita que encabeza estas líneas trae por la calle de la amargura a mis colegas de ciencias y matemáticas cuya realidad inmediata valida los sacrificios personales y sociales dedicados a su estudio e investigación, qué les voy a contar yo de cómo me las tengo que ingeniar para explicarles la utilidad de una materia cuyo máximo representante Sócrates, no tuvo mejor ocurrencia que pasar a la historia con su archirequetefamosisima frasecita de “ Yo solo sé que no sé nada” o la de aquel otro idiota de Descartes que vino a decir “Pienso, luego, existo” Con semejantes antecedentes, lo mejor que puedo hacer es arrojar la toalla, se dirán ustedes. Pues no.
Para empezar, les desarmo a la primera confesándoles un secreto: Es verdad, la Filosofía no sirve para nada; ¡Nada de servir! La Filosofía no ha nacido para servir y los filósofos no han venido al mundo para ejercer de sirvientes, esa función se la dejamos a las ciencias y demás saberes prácticos…discurso que aprendí de mi profesor de Filosofía, Don Alfonso, durante mi bachillerato en Estella. Luego, más en serio, les cuento la fábula de “El cazador de dragones” para transmitirles que de momento, y a falta de mejor prueba, les vale para obtener el diploma a ellos, y a mi para ganarme la vida, que no es poco, y como daño colateral, a algunos les hace pensar por si mismos. Acto seguido, les realizo un experimento filosófico consistente en idear un método para sacar un dado oculto bajo un cubilete sin ayuda de las manos, de ningún instrumento y sin ejercer fuerza alguna sobre la mesa; Pasados infructuosos intentos suyos, doy comienzo a la demostración: me acerco al cubilete, lo miro atentamente, hago que me esfuerzo mentalmente, y ¡Tachán! ¡Ya ta! Enseño mi puño cerrado. Por supuesto, los muy desconfiados se mofan, y siempre hay algún Tomasillo que levanta el cubilete para darme la estocada final; Es entonces, cuando aprovecho para acercarme de nuevo, y cogerlo con la boca, y mostrárselo a todos entre mis dientes. Es posible que con ello deduzcan que la filosofía solo vale para engañar…y no estarían del todo desencaminados, pero al menos, ya tendrían algo que contrastar.
Claro que también podemos probar a enfrentarles con su propia medicina como hace mi colega bióloga Nagore, que cuando le vienen con eso tan despectivo de ¿ Para qué sirve esto? ella contraataca con ¿Y tú? ¿ Para qué has nacido?

Premio y castigo en la docencia

http://www.youtube.com/watch?v=-Li-vrPzUyc

Hace tiempo que no se oye hablar de premios y castigos en la docencia. Ahora la enseñanza discurre por el tranquilo sendero del hacer sin ser molestado y cada cual a lo suyo. Por eso, me ha sorprendido un titular aparecido en prensa que anuncia nada más y nada menos que “Extremadura premiará a los docentes con buenos alumnos” ¡Bravo! ¡Ya era hora! Algunos deben estar ya desquiciados y a punto de dejar la profesión por tener que enseñar a leer en 2º de Bachiller y los más, por dedicarse a educar en buenos modales, comportamiento y conducta en lugar de hacerlo en matemáticas, filosofía o historia.

¡Que te lo has creído! ¡Que no! Nicola…que no se trata de premiar al profesorado con dar clase a alumnos aplicados que muestran interés por las materias, que vienen educados de casa, que saben atender, muestran curiosidad por las cosas, etc. ¡No se trata de eso! Se trata del otro ESO el que se conoce de sobra. ¿Entonces…? ¿Lo de premiar a qué viene?

Según reza en el periódico que tengo entre mis manos, el premio consiste en “ a mejores notas del alumnado, más sueldo” Este es el nuevo espíritu de la Ley de Educación que actualmente está tramitando la Junta de Extremadura que ha de aprobarse en Febrero y que cuenta de partida con un fondo aproximado de 1.566,7 millones de euros para los próximos ocho años. Con tan estimulante iniciativa, se pretende que el profesorado se implique más en su labor formativa y se esfuerce en elevar la calidad de la enseñanza. O sea, algo así como se viene haciendo con la Guardia Civil de tráfico, que ganan más según el número de multas…

Bueno, no seré yo quien tire piedras sobre mi propio tejado. Pero sospecho que para cuantos han llegado a la enseñanza por el camino de la vocación, dar clase ya es todo un lujo y que te paguen por ello colma de sentido sus vidas, por lo que difícilmente estas personas van a trabajar más y mejor de lo que ya lo hacen. Luego la medida, irá dirigida al cuerpo docente que no quedándole otro remedio que dedicarse a la enseñanza, se toma la formación de los jóvenes como cualquier otro funcionario, limitándose en el mejor de los casos a cumplir con un horario, rellenar unos papeles y que no se le pida más, porque no es su…trabajo. Para esta plantilla tan poco motivada, evidentemente que su alumnado saque mejores notas en este sentido, sí va a suponer un estímulo la Ley de la Junta de Extremadura.

Y es posible que dicha Ley que está en ciernes de ser aprobada, tenga un puntillo de interés, siempre y cuando, el alumnado fuera examinado por tribunales ajenos al centro donde cursan estudios, de modo que sus notas, en cierto modo, no fueran empujadas hacia arriba por la misma mano que de su inflación valorativa se fuera a beneficiar posteriormente, pues no otra cosa se puede esperar como reacción natural a la Ley del Premio, más que las notas asciendan vertiginosamente si por ello resulta que cobramos más, quienes las hemos de poner. Y aún así…habría el riesgo de tácita colaboración corporativa entre examinadores.

En cualquier caso, con vocación o sin ella, hoy dar clase, para la gran mayoría del profesorado se ha convertido en una tortura diaria, en un continuo castigo que no compensa las grandes y dilatadas vacaciones. Era por ello que al leer tan curioso titular, en mi inocencia pensaba que, el premio consistía en que de nuevo, al docente le llegarían sólo escolares con capacidad de aprendizaje, interés por estudiar, curiosidad por lo que le rodea…pues en dichas condiciones ideales, seguramente es una delicia la enseñanza.

Pero, evidentemente, no puede convertirse en premio, precisamente la tarea que han de hacer los profesionales de la docencia. Al margen de las distintas capacidades naturales del educando y de los mínimos educativos hogareños y familiares con los que arriben al aula, el enseñante, debe precisamente fomentar el estudio, transmitir ilusión por aprender, instruir debidamente en las herramientas necesarias para adquirir conocimientos más elevados, de modo que nuestro displacer, en parte es merecido y lo que podría haber sido un premio, cuál es, ver avanzar al alumnado por la senda de la sabiduría, se ha transformado en un castigo que nos fustiga la conciencia por ser en parte culpables del desastre de juventud que hemos contribuido a malear.

A lo mejor, se me ocurre, que la solución empiece por aprobar una Ley General de la Enseñanza Española que premie a los alumnos con buenos profesores, impidiendo que lleguen a dar clase gente que no le gusta dar clase y que esta ha sido su última opción de encontrar un trabajo, gente a la que le pagues lo que le pagues, no habrá forma de sufragarle su decepción personal, su frustración laboral y su depresión existencial.

La cinta blanca

http://www.youtube.com/watch?v=1QHzI5HmXl4

Paradójicamente, puede decirse que, ya no hacen rodajes como el que da nombre a estas líneas: en blanco y negro, con mensaje, sin efectos especiales, sin escenas de violencia gratuita, etc. Es inexplicable que haya llegado a nuestros cines, pues es de esas películas destinadas a aparecer solo en la segunda cadena a altas horas de la madrugada. En esta obra magna, que permite todavía referirnos al cine como séptimo arte, aparece retratada la denominada por Alice Miller Pedagogía Negra, consistente en la malsana interiorización que los niños realizan durante la infancia de la perspectiva punitiva de sus padres en contra de su propio parecer y emociones, que pasan a ser reprimidos en beneficio de aquellos y que en el futuro serán reproducidos en la educación de sus propios hijos, perpetuando con así, el peor de los maltratos, a saber: el que se le hace a un niño ¡por su propio bien!

Como suele ocurrir con las escenas de los cristianos merendados por fieros leones mientras los romanos levantaban o bajaban sus pulgares, o con las imágenes de los judíos entrando en los campos de concentración bajo la atenta mirada de los uniformados SS, nuestra conciencia, que no es tonta, pronto se apresura a posicionarse del lado del débil, del justo, del perseguido, del que sufre, del oprimido…pocos estamos dispuestos a aceptar que, por sencilla estadística, la mayoría de nosotros seríamos esos que iban al circo, o aquellos que alzaban el brazo y que decían no saber lo que pasaba al terminar la Guerra. Así también sucedió a la salida de la proyección; todos asentían lo mucho que se ha mejorado en el trato a la infancia. ¡Si los adultos supieran lo que los niños nos harían si ellos pudieran…!

Es habitual y hasta natural, ubicarnos moralmente en el marco de referencia más cercano para acomodar nuestros actos en las coordenadas convenientes de actuación, al tiempo que acostumbramos a mirar fuera, y bien lejos, los malos ejemplos para evitar en lo posible que se reconozcan sus características en nosotros mismos. De este modo, el Tontodiario, que para algo está, nos ofrece espantosas imágenes de guerra para que sintamos paz social; continua información de la opresión de las mujeres en Afganistán, y resto de países musulmanes, para que no tensen demasiado la cuerda de sus derechos, no vaya a ser que se rompa; y como no…bochornosos casos de explotación infantil en China y Corea, entendiendo por la misma solo la laboral.

Pues bien, Papis y Mamis…Sabed que es vox pupuli entre los más pequeños, que aquí y ahora, entre nosotros los Occidentales, existe también explotación infantil académica, con jornadas que van desde las ocho de la mañana hasta las diez de la noche, entre viajecitos de autobús para ir al cole, clases regulares, clases particulares, extraescolares, y los putos deberes que os los podríais meter por el orificio inferior trasero. Vosotros, los buenos, los justos, seguramente ya habréis probado a pasaros seis y siete horas sentados al día, sin contar desayuno, comida y cena, y os habrá encantado la experiencia de llevaros trabajo para casa los fines de semana, puentes y vacaciones; seguramente por eso, obligáis a vuestros hijos a hacer lo mismo ¡Por su propio bien! Pues permítanme hacer mal mi trabajo de Espejito Mágico, pero ustedes son monstruos, producto no ya de la Pedagogía Negra, sino de la Pedagogía Oscura, consistente en reproducir lo peor de su educación, pudiendo elegir no hacerlo, por comodidad, aún a sabiendas de su intrínseca maldad. Ustedes no colocan cintas blancas a sus hijos: les ponen mochilas de colores.

Educación recurrente

Quienes hablan de educación recurrente no saben lo que es trabajar. El trabajo sí que es recurrente y los que trabajamos...¡Recurrantes!

Más por necesidad que por racionalidad, se va asumiendo socialmente que la educación, si bien nunca se inicia con la escuela, tampoco termina en ella. Si hubo un tiempo en que preparaba a los ciudadanos para las futuras ocupaciones que habrían de desempeñar, digamos que hace lustros pasó a la historia trabajar en lo que se había estudiado, ejercer su oficio hasta la jubilación, que la profesión no variase demasiado a lo largo de la vida laboral, y demás características propias de la era industrial del pasado Siglo.
Cada vez escuchamos más a menudo hablar de mayores que vuelven a las aulas, de inauguración de centros para adultos, convocatoria de talleres de formación, para atender una persistente demanda intelectual de parte de una población que va muy por delante de la oferta pública, pues no son pocos los jubilados que se sienten realizados acudiendo a estos cursos donde poder hacer realidad aquellos estudios que en su día dejaron aparcados por tener que afrontar sus responsabilidades familiares, y los desempleados que ven en ellos una oportunidad de incorporarse al mercado de trabajo. Es elogiable las iniciativas que en este sentido han sido anunciadas desde los distintos organismos, empero advirtiendo de su insuficiencia, dado que es toda una lástima que, adoptemos este enfoque a remolque de los acontecimientos en lugar de un modo planificado, cosa que requeriría adecuar la producción a la educación, y no al revés, como sucede hasta la fecha, porque entre otras cosas, se ve, que ya no funciona.

Lo deseable no es que personas con curiosidad, apetito intelectual, y ganas de formarse en las distintas áreas del saber sean estas científicas, sapienciales, técnicas, mecánicas, o manuales, deban postergar su desarrollo personal, entregándose a ello solo cuando se lo permite la producción – paro, jubilación – pues aunque nunca es tarde si la dicha es buena, todo tiene su momento, y lo conveniente es que los aprendizajes se realicen de modo constante y recurrente a lo largo de toda la vida de la persona, no dando por sentado que el tiempo de aprender es la infancia y juventud, la de trabajar la madurez, y descansar la vejez, no dejando nada que hacer para la ancianidad…
Hasta hace poco, se creía que el cerebro a penas sufría modificaciones sustanciales superada la pubertad, si no eran para menguar sus facultades, atrofiar sus capacidades, o degenerar en patologías. Pero recientemente se ha descubierto que el cerebro está en evolución constante, que las tareas intelectuales y psicomotrices como jugar al ajedrez a decir de Leontxo García, le ayudan a mantenerse en forma, retrasar cuando no evitar, los problemas de Alzheimer, Parkinson, y a ser feliz. Y qué mejor gimnasia mental para nuestro músculo gris que, estar siempre estudiando, aprendiendo, memorizando, y ejercitándose en una educación recurrente…

Su puesta en práctica requeriría trastocar el actual sistema de producción: Para empezar, la educación obligatoria debería integrar la polivalencia en el aprendizaje de oficios; más adelante, cuando haya acreditado un mínimo genérico que le capacite en dicha polivalencia, podrá decantarse por su especialidad, mas antes de recibir la titulación habría de superar un periodo de prácticas; ya inmerso en la vida laboral, cada seis años, tendría obligación de tomarse un año sabático con sueldo, para disfrutar su juventud viajando, formándose en idiomas, informática o los avances y novedades de su especialidad. La edad de jubilación se retrasaría según la naturaleza del oficio, tantos años como se haya tomado sabáticos.
Como puede observarse, la educación recurrente ofrece muchas ventajas, y pocos inconvenientes, y es toda una tragedia que esta medida que estaba entró a estudio a mediados de los Ochenta en el foro de la UNESCO, se haya guardado en el cajón de las utopías junto a otros proyectos como el “Cheque tecnológico” una vez se hubiera caído el Muro de Berlín.