La gran familia

Que te pego leche! y la leche (por supuesto, de Clesa) le sacudió. Pero más les ha atizado a los 500 ganaderos a los que debe siete millones de euros. Ruiz Mateos, ese discípulo aventajado de Gil y Gil, ese empresario friki, es el penúltimo animal que tropieza dos veces en la misma piedra y en la segunda se da más fuerte. «Si no devuelvo hasta la última peseta me pegaría un tiro, siempre que mi religión me lo permitiera», es el nuevo grito de guerra de este expropiado y concursado. Y lo dice un personaje esperpéntico que enseñó a Madoff todo lo que sabe de estafas piramidales, aunque todavía quede alguno que le considere héroe en lugar de villano.
Quizá si recalase en el vestuario de los jugadores del Rayo Vallecano, a los que adeuda diez meses de salarios, le lloverían algo más que cuatro buenos flanes. El tipo recuerda a Berlusconi -por su afición al bótox- si al italiano le diese por disfrazarse de Superman y tomar un par de copazos de Garvey. Además los dos han dado trabajo a mucha gente, sobre todo a los jueces. Para anunciar su bancarrota virtual, el estrambótico sujeto se presentó con una imagen de patriarca decimonónico rodeado por sus seis hijos varones -las siete hembras se quedaron en casa-, y reclamó a sus acreedores paz y sosiego. Lo que no dijo es que todos los inversores que han picado con Nueva Rumasa recibirán en su casa unos riquísimos bombones trampa. Yo, sinceramente, lo que más siento es que el Cacaolat corra peligro.

3 comentarios en «La gran familia»

  1. Es posible que toda la culpa no sea de Ruiz Mateos,sí tenemos en cuenta que el Estado aún le debe cerca de 900 millones de euros…

  2. La expropiación «Boyer» de hace casi treinta años,fué declarada improcedente ,posteriormente,por lo qué el Estado debía devolverle lo incautado,o parte del mismo,algo qué aún no ha hecho en su totalidad…tengo entendido.

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