Como si de una chirigota se tratara, un juez de Huelva ha dejado libre de cargos al rey Baltasar y ha archivado una denuncia contra el Mago de Oriente por el caramelazo que sufrió una vecina en un ojo durante la cabalgata. De la sentencia se concluye que no se puede juzgar al negrito por lesiones. Si Baltasar hubiese optado, en un alarde de originalidad, por lanzar martillos, si hubiese sido punible.
Tampoco se le puede aplicar la ley de extranjería porque no es una majestad indocumentada. Además, incluso podría haber que apelar al Tribunal Penal Internacional dado que se desconoce la procedencia exacta del susodicho inmigrante. El juez admite, antes de sobreseer el caso, que es un simpatizante del rey porque a él también le trajo regalos. Lo cual, digo yo, le obligaría a inhibirse por cohecho.
La sentencia es para mear y no echar gota y para, por supuesto, enchironar a la tipa que ha planteado semejante demanda aunque sea evidente que cuando le atizó el caramelo en el ojo le fundió las dos neuronas que le quedaban. Además se olvidó de pedir el pasaporte de Baltasar… igual se apellidaba Garzón, las cartillas sanitarias de los camellos, los contratos de trabajo de los pajes y las facturas del IVA de los regalos. Pues yo me voy corriendo a poner una demanda al ratoncito Pérez o a Maritxu Teilatuko porque la última vez que se me cayó un diente no me dejaron ni una triste gominola. Y le recomiendo a la señora que coja sitio en la cabalgata de este año para poder tener los dos ojos iguales.
Un crak el juez.
Poco serio, vale; pero una forma elegante de poner en su sitio a una caza indemnizaciones de estas (estos) que tanto abundan últimamente. Que charco (o gotita de agua en el suelo por paragüas mal sacudido) que ven en edificio público o privado, parece que tienen iman. Al suelo y 3 años de baja por un moratón en el culo y con un abogado listillo, a exigir millonadas.