La recuperación económica que está vendiendo el PP viene con muchísima letra pequeña. La que firman unos cuantos gurús que están mandando recaditos a diestro y siniestro. Por ejemplo, el economista jefe de la CEOE que ha pedido retrasar la edad de jubilación hasta los 70 tacos y cotizar cuarenta años. Cabría preguntarle a este iluminado cuántos años ha cotizado él, por cuánto, quién le paga las cotizaciones, cuánto piensa cobrar cuando se jubile y quién se lo va a sufragar. Después, si quiere, hablamos.
El miserable currante empieza a ver los rendimientos de su capital después de cuarenta años de deslomarse porque desde un laboratorio fantástico, unas mentes pensantes de primer orden han establecido la ecuación trabajo/esperanza de vida como les ha salido de los «Kinder». Menos mal que al penúltimo que nos sugirió esta fórmula, un conocido empresario y presidente de la CEOE, se le ha buscado alojamiento en Soto del Real.
La segunda receta de sufrimiento ha venido del Eurogrupo. Su presi, Jeroen Dijsselbloem, también ha pedido trabajar más años y más duro. Le ha faltado decir y por menos dinero. A lo cual Rajoy preguntó si también era necesario poner el culo. «Dijjsseloquesea» respondió que, de momento, no hace falta. Claro, así podremos subvencionar a más europarásitos. Con todos estos canta-mañanas voceros de grupos financieros, solo nos falta ver a los abuelos cavando zanjas mientras los jóvenes dan de comer a las palomas.