En Magaluf, Mallorca, sede del conocido «balconing», ha nacido una nueva especialidad, el «mamading». Varias discotecas ofrecen barra gratis a cambio de felaciones a los clientes. La práctica lleva a algunas muchachas a participar en un concurso por el que deben realizar un número determinado de felaciones a varios chicos durante un tiempo prefijado. La que consigue sumar muchas logra, a cambio, bebida gratis para toda su estancia, y pasa de amorrarse a un botijo a amorrarse a otro. En Mamaluf y el resto del planeta de chupones, los más puritanos piensan que es sexista y denigrante para la mujer que lo hace y para el hombre que se deja hacer.
Otros creen que eso es prostituirse por un cubata, y además de garrafón. Muchos discrepan y argumentan que todo lo que provenga de la libertad de cada cual, y que no esté condicionado por la necesidad… es solo eso, libertad. Y están seguros de que para divertirse hay que desmadrarse a saco con vacaciones salvajes de sol, alcohol y sexo.
En realidad, no sé a qué tanto escándalo. Es una práctica pactada y voluntaria entre gente adulta. También hay muchos vascos que viajan a Cuba y a Santo Domingo y no es precisamente para exportar nuestro knowhow a otras culturas. Es mucho más grave que entre los aforrados haya tantos que maman de las arcas públicas y sigan chupando en el bar-chiringuito del Congreso de los imputados.