Los camareros, hartos de cobrar horas extras

¿Cenamos muy tarde? A alguna ministra se lo parece.” No es razonable un país que tiene abiertos sus restaurantes a la una de la madrugada”, dijo el otro día Yolanda Díaz, y se armó el belén. La hostelería ha cargado contra el supuesto adelanto de la hora de cierre que atenta contra la esencia española. “Esos horarios obedecen a que hay consumidores y una industria turística envidiada a nivel mundial”, asegura el sector.

O sea, somos el chiringuito de Europa, en versión Magaluf luxury, para que los turistas no se tiren al Don Simón. Pero ¿qué va a pensar el presidente de la patronal si fue el mismo que dijo que media jornada son 12 horas?

La lideresa madrileña no ha perdido comba. “España tiene la mejor vida nocturna del mundo. Nos quieren socialistas, sin alma, sin luz y sin restaurantes. Aburridos y en casa”, ha zanjado. Todo, claro está, mirándolo desde la perspectiva del cliente. Me gustaría ver a Ayuso solo un año tirando cañas y sirviendo tapas. No creo que pudiera vivir con el sueldo de poner copas y limpiar mesas hasta las dos de la madrugada.

Deduzco que la razón por la que faltan tantos camareros es porque están cansados de cobrar horas extras y pluses de nocturnidad. También es verdad que sin esos locales y sin esos horarios, ¿a dónde van a ir Tito Berni y compañía? A esa hora solo están los borrachos y los Koldos de turno en sus marisquerías de cabecera. Libertad ante todo. 

El haba del roscón

Déjenlo. No hagan más propósitos de Año Nuevo. Es imposible cumplirlos. Solo el 8% de las personas lo consiguen. Por eso, yo llevo con los mismos desde que tenía 30 años. El principal problema es que hacemos demasiados. Así que toca rebajar las expectativas.

Desde luego, en mi lista está aprender inglés porque no me entero ni de los anuncios de las colonias. Por eso, me he matriculado en una academia, y punto. Igual dentro de unos años voy, y lo cumplo, como eso de la agenda 2030. Quería viajar más, pero quizá con el Street view me arregle. Voy a escuchar más música para que me suba el ánimo, pienso, y ya me he oído el villancico de Leticia Sabater.

El problema es que nos ponemos objetivos totalmente inalcanzables. Para no frustrarse, fíjense, por ejemplo, el subir una talla, comer una guarrería transgénica… Seguro que funciona. Te pones como meta no acostarte con más de uno en 2024. Y lo cumples, fijo. Porque si te propones no beber alcohol, ¿qué te queda para el año siguiente?

Necesariamente hay que conformarse con menos y retocar la lista. En vez de comprar una casa, puedes comprar una cosa. En lugar de perder 10 kilos, prueba a adelgazar uno. Hay que reinventarse, y dejar que los meses fluyan. Lo último que pretendo, de verdad lo juro, es comer sano. Así que hoy mismo me voy a pedir una pizza con piña, y de verdura, tomaré el haba del roscón. Ya está, un objetivo realista. Urte berri on!

Cigüeñas en vías de extinción

Los bebés ya no los trae la cigüeña, los trae en un paquete un mensajero de Amazon. A este paso pediremos los niños online, vendrán cargados en el moisés en un Uber, y tendrán derecho a devolución porque no dejan de ser una transacción. La tardía maternidad de Ana Obregón está siendo la polémica de la semana. Hay quien denuncia que se está comercializando con niños, pero, admitiendo que no estoy de acuerdo con la gestación subrogada, ¿qué no se compra y se vende hoy en día? Dígame usted algo que no se haya convertido en negocio.

Seguro que la Obregón ha dejado todo atado y bien atado por si le da un parrús. Ni estará sola en la crianza de la niña, ni la va a dejar desamparada si le sucediera algo, dados sus 68 añazos. Puede parecer antinatural que una señora que podía ser abuela sea madre, pero nadie ha armado tanto escándalo con los mellizos de Bosé, los gemelos de Ricky Martín, las niñas de Kiko Hernández, o las criaturas de Javier Cámara, por no alejarnos de tierras patrias.

Porque resulta muy progre criticar a la presentadora por usar un vientre de alquiler en Miami, y no se dice ni mú con los gays que hacen exactamente lo mismo. Eso sí, lo verdaderamente patético ha sido la salida en silla de ruedas de un hospital donde otra mujer ha parido, y con la pulserita de paciente. Solo le ha faltado hacerse una foto simulando el parto y pedir reducción de jornada por lactancia. Yo creo que El Cuento de la Criada se va a quedar corto con lo que nos viene encima.

‘Paguitas’ para los que más tienen

La gente corriente estaba ya muy quemada, y la polémica con el bono energético le ha acabado de achicharrar. Primero se supo que un tal Enrique Ossorio, a la sazón vicepresidente de la Comunidad de Madrid y con una nómina de 104.928 euros brutos al año –tal vez le recuerden por “no saber dónde están los pobres”– se beneficiaba del bono para la calefacción.

Pero hete aquí que estaba la izquierda tirando a matar contra el número 2 de Ayuso, y resulta ¡oh justicia poética! que el marido de la jefa de la oposición, Mónica García, había hecho exactamente lo mismo.

A ver, qué yo me aclare. Pero ¿no eran los inmigrantes los que se beneficiaban de las ayudas? Vaya tropa. ¡Siempre dispuesta a arramplar con el último céntimo a su alcance! En realidad, las aves de rapiña del PP y Más Madrid lo único que han hecho es sacar provecho de las mamandurrias y de un procedimiento descontrolado. Un bono social que reparte paguitas a los que más tienen, y carga la factura a los trabajadores.

Igual que cuando Amancio Ortega, Juan Roig y Florentino cobraban la bonificación de 20 céntimos cada vez que repostaban. Así que, de repente, la vicepresidenta Ribera se cae del guindo, y se da cuenta de que la subvención va a parar a rentas muy altas. Haberlo hecho bien a la primera hubiera sido mucho pedir, ¿verdad, querido Gobierno? A mí me da igual quién cobre. Llámese Ossorio, Mónica o Chiquito de la Calzada. Es igual de indecente.

¡Lo que nos faltaba! Y ahora ovnis

Tras la pandemia global, la guerra en Europa, la crisis energética y el IPC desbocado, ahora nos llega la amenaza alienígena. Porque esto ya no es un globo, dos globos, tres globos… ahora parece que va de ovnis y el Pentágono advierte de que algunos de los últimos objetos voladores derribados podían ser de origen extraterrestre. Esto no va solo de un programa de globos chinos a gran altitud espiando a Occidente.

La histeria desatada por los artefactos ha desembocado en una búsqueda de objetos voladores no identificados en Estados Unidos. Qué raro que no se haya posado todavía un platillo sobre la Gran Manzana, como en todas las pelis yankis. Tendría que haberse bajado un marciano y decir; “Hola me llamo Ralph”.

Yo creo que el objeto es claramente de origen tontolienígena, o sea de la tierra. Ya lo decía ET (Estamos Tontos). Lo que comenzó con el derribo de un aerostato en el cielo estadounidense ha derivado en una sucesión de objetos volantes misteriosos y en un nuevo factor de tensión internacional. Pero esto de los globos espías en tiempos del Google Earth es la mayor tomadura de pelo universal desde lo del efecto 2000. Y parece igual de creíble que aquella noticia que afirmaba que la autoría de las cartas explosivas correspondía a agentes rusos y luego, resultó ser que las mandaba un pensionista de Gasteiz. Dejad de ver Cuarto Milenio, porfa, porque, si no, los Men in Black nos van a tener que borrar la memoria a todos.