‘Paguitas’ para los que más tienen

La gente corriente estaba ya muy quemada, y la polémica con el bono energético le ha acabado de achicharrar. Primero se supo que un tal Enrique Ossorio, a la sazón vicepresidente de la Comunidad de Madrid y con una nómina de 104.928 euros brutos al año –tal vez le recuerden por “no saber dónde están los pobres”– se beneficiaba del bono para la calefacción.

Pero hete aquí que estaba la izquierda tirando a matar contra el número 2 de Ayuso, y resulta ¡oh justicia poética! que el marido de la jefa de la oposición, Mónica García, había hecho exactamente lo mismo.

A ver, qué yo me aclare. Pero ¿no eran los inmigrantes los que se beneficiaban de las ayudas? Vaya tropa. ¡Siempre dispuesta a arramplar con el último céntimo a su alcance! En realidad, las aves de rapiña del PP y Más Madrid lo único que han hecho es sacar provecho de las mamandurrias y de un procedimiento descontrolado. Un bono social que reparte paguitas a los que más tienen, y carga la factura a los trabajadores.

Igual que cuando Amancio Ortega, Juan Roig y Florentino cobraban la bonificación de 20 céntimos cada vez que repostaban. Así que, de repente, la vicepresidenta Ribera se cae del guindo, y se da cuenta de que la subvención va a parar a rentas muy altas. Haberlo hecho bien a la primera hubiera sido mucho pedir, ¿verdad, querido Gobierno? A mí me da igual quién cobre. Llámese Ossorio, Mónica o Chiquito de la Calzada. Es igual de indecente.

La banca siempre gana

Los cinco grandes bancos españoles acumularon el año pasado unas ganancias conjuntas de 20.582 millones de euros. El Santander obtuvo el mayor beneficio de su historia: 9.600 millones. El BBVA también ganó más que nunca, 6.420 millones, el Sabadell logró otro pastizal y suma y sigue. Los bancos están reventando la caja, subiendo los tipos de interés de las hipotecas, pero dan cero euros por nuestro dinero en depósitos y cuentas corrientes, o cobran diez pavos por una libreta. ¿Y luego se quejan y se querellan contra el gobierno por querer ponerles un impuesto extra?

Mientras los españoles se asfixian con la inflación, estas magníficas empresas logran récords de ganancias, con un servicio deleznable, miles de empleados despedidos y comisiones de prestamista. Pero todavía no he oído a Feijóo y a Cuca Gamarra al grito de; «Se forran a costa de los ciudadanos». Será impecablemente legal, pero resulta asquerosamente obsceno.

Estos «buenos samaritanos» llenan sus arcas a manos llenas, al tiempo que lloriquean por un gravamen para que arrimen el hombro. Mientras, cierran oficinas, cajeros, despiden empleados y crujen a sus clientes, haciéndonos trabajar gratis en internet y tomándonos el pelo online. Que una entidad financiera no haya sido rescatada con fondos públicos (el caso de las arriba citadas) no quiere decir que no se haya lucrado hasta la saciedad. Urge, por tanto, el nuevo tributo, algo bastante simbólico en un sector que, en plena crisis, aumenta sus beneficios exponencialmente y aprovecha para eliminar puestos de trabajo. La banca siempre gana.