¡No tiréis comida a los cuadros!

A ver, tontos a las tres. ¿Me podéis explicar por qué os dedicáis a arrojar sopa de tomate, puré de patata o cualquier guarrindongada a los cuadros? ¿Desde cuándo es ecologista atacar el patrimonio cultural? Los y las papanatas loctite se pegan las manos a las paredes y a los marcos, y se quedan tan anchos.

El otro día le tocó el turno a Warhol, pero han sucumbido a la chorrada de los activistas climáticos Goya, Monet, Van Gogh, un Picasso. Hasta la pobre Gioconda fue atacada con una tarta.

¿Por qué destruir para hablar de la propia destrucción? ¡Qué pena! Hemos creado una sociedad de ofendiditos. Adolescentes privilegiados que creen que con gilipolleces así ayudan al planeta. Bobos y bobas eco jetas que igual descubrieron anteayer que Van Gogh no era un jugador del Ajax.

No acabo de entender qué parte de respetar el arte choca con respetar el medio ambiente. Porque protestar será muy chic, pero como te hagan pagar la factura de la restauración ya no mola tanto. Lo siguiente, echar una lata de fabada con chorizo en el David de Miguel Angel. ¡Qué despropósito! Y a eso le llaman ecoprogreso. ¿Por qué no se encartelan frente a las embajadas de los países más contaminantes? ¿Por qué no se atreven con las nucleares o con las eléctricas? No tienen narices. Cinco años limpiando la National Galerie, o tres años desinfectando váteres en El Prado, y se les pasa la tontería.

¡En 2020 sin familia y en 2021 sin alcohol para aguantarla!

Faltan más de 30 días para Navidad y ya hemos entrado en shock, en una especie de apocalipsis bíblico porque van a escasear hasta los chicles. ¡Ejem! Primero fueron los chips. La carencia de microprocesadores y otros componentes hace temblar un montón de industrias y muchos bienes de consumo se esfuman. Ahora se vaticina que faltará de todo.

La rápida recuperación del consumo global ha hecho saltar por los aires la cadena de suministros. ¡Bummm! La fábrica del mundo, China, no da abasto. ¡Zasss! Faltan buques, faltan camioneros y usted y yo, querido lector, igual nos quedamos sin poder comprar licor esta Navidad porque falta vidrio. ¡Glu, glu, glu! Resulta que no es que no haya alcohol, sino que no hay botellas. Marcas tan conocidas como Absolut, Beefeater, Jameson o Seagram’s no tienen stock. También los espumosos escasean. Ni vino ni cava. ¡Vaya por Dios! ¡El año pasado sin familiares y este año sin alcohol para poder aguantarlos!

Planea la amenaza del desabastecimiento severo, y si en pandemia se agotó el papel higiénico, ahora podemos acabar bebiéndonos el agua de los floreros. Mientras tanto, China anima a su población a acumular comida ante la posible escasez invernal. O sea, nos pasamos todo el confinamiento en un puro pienso, comiendo como posesos, y ahora resulta que hay que ponerse a apilar cajas de arroz y tomate frito en el trastero. ¡Toc, toc! ¿Hay alguien ahí fuera?

Almudena Díaz-Ayuso

¡Qué bonito es el amor! El pulso soterrado de Ayuso y Almeida por el control territorial de la comunidad de Madrid se saldó el día de la Almudena con un abrazo fraternal. Casi casi como Cain y Abel porque la navaja la llevaban en el bolsillo. No nos engañemos. Esas luchas intestinas por el poder no las arregla ni Dios. Pero ellos ya se han abrazado, han exhibido buen rollo, y han llegado al apaño para repartirse los puestos y los sillones internos. ¡Oye, Casado protégete los riñones que se avecinan puñaladas traperas!

La presidenta y el alcalde viven en la misma casa pero se comportan como en La guerra de los Rose. Aunque el pobre Almeida tiene todas las de perder. Es un advenedizo contra una profesional de los medios y del postureo diario como es desde hace años Ayuso. El otro día, lo que en realidad limaron no fueron asperezas, sino su amistad, mal alimentada por los egos de sus protagonistas. Sellaron sus diferencias y comulgaron. Yo creo que Judas debía ser un santo varón en medio de esta tropa. Pero da lo mismo que se maten dentro, si fuera se besan.

En Madrid existe una clase media que siempre va a votar al PP. Lo único que quiere es que no les suban los impuestos y se las refanfinfla la sanidad, la educación, o la dependencia. Les da igual la corrupción, la simpleza de ideas, la pobreza, y la explotación. Almudena Díaz-Ayuso… la beata de España.

¿Una vida o un post?

Una bloguera compara fotos reales y fotos subidas a Instagram

Instagram es la meca del postureo, un submundo de post en el que todo es mucho más perfecto que la vida real y cada usuario se esfuerza en crear una imagen idealizada de sí mismo con el único objetivo de pasárselo por el morro a sus seguidores. Hace poco, un estudio interno de Facebook cargaba contra los efectos dañinos de esta red social en la salud mental de las adolescentes. Y afirmaba, por ejemplo, que “un 32% de las chicas dicen que cuando se sienten mal con su cuerpo, Instagram les hace sentir peor”.

La información, revelada por The Wall Street Journal, aseguraba que a mucha chavalería le causa depresión, ansiedad y pensamientos suicidas. Parece lógico que una red donde famosos, influencers, ricos y tontolabas en general presumen de su cuerpo y su estilo de vida dañe la autoestima de algunos usuarios.

Pero hay que subir contenidos para quedar bien ante los demás, fotos que revelen vacaciones idílicas y visitas a parajes paradisiacos. Agrega filtros y editar sus imágenes para que parezcan perfectas y logra fácilmente que las niñas/mujeres se sientan como si sus cuerpos no fueran lo suficientemente buenos. Aunque no hay que esperar a ningún informe para que nos digan lo que todos sabíamos, que allí el hedonismo es una patología. Tampoco sería justo culpar sólo a Instagram de algo que es habitual en muchas apps. Casi todas prefieren pedir perdón a pedir permiso

Grupos de WhatsApp, al Tribunal de La Haya

Me pregunto a qué mente demoníaca se le ocurrió la idea de crear los grupos de WhatsApp. ¿No había bastante con sufrir a los cuñados que ahora tenemos que aguantar otro purgatorio más en la tierra? ¿Qué puede salir mal en un grupo? Pues todo. Y si alguien ha tenido la brillante idea de bautizarle Txintxa Rabiña para mandar todo aquello susceptible de dar envidia cochina, es el acabóse. Se sacan las fotos que más pican al resto, y se desata el caos. Es como Los Juegos del Hambre en versión trolls y voyeurs dando por saco.

Enseñan txuletones del tamaño de San Mamés, y practican foodporn. ¡Ojo! que no hablo de sexo, sino de esa manía de hacer retratos a la comida y enviarlos. Otros se vienen arriba con el vino. ¿Se me habrá picado este Vega Sicilia? (Emoticono sonriente). Están los jubiletas que se van a la playa en día laborable. Y se regodean. Los hay que parecen GEOS y tan pronto están en la punta del Himalaya como buceando en Islandia.

Todo el día, meme arriba, gif abajo. Lo peor es que ni se molestan en coger el chiste de la galería. Y pone; reenviado muchas veces. ¡Horreur! Además, el grupo es como una secta del siglo XXI. No puedes salirte nunca. Concha abandonó el grupo, chiva. A su lado, Judas era un puñetero aprendiz. Yo no sé cuándo piensa meter mano a este asunto el Tribunal de La Haya. A veces me cabreo, y borro todo el chat, pero en seguida me abduce y vuelve a la carga. Es el día de la marmota.