Los bebés ya no los trae la cigüeña, los trae en un paquete un mensajero de Amazon. A este paso pediremos los niños online, vendrán cargados en el moisés en un Uber, y tendrán derecho a devolución porque no dejan de ser una transacción. La tardía maternidad de Ana Obregón está siendo la polémica de la semana. Hay quien denuncia que se está comercializando con niños, pero, admitiendo que no estoy de acuerdo con la gestación subrogada, ¿qué no se compra y se vende hoy en día? Dígame usted algo que no se haya convertido en negocio.
Seguro que la Obregón ha dejado todo atado y bien atado por si le da un parrús. Ni estará sola en la crianza de la niña, ni la va a dejar desamparada si le sucediera algo, dados sus 68 añazos. Puede parecer antinatural que una señora que podía ser abuela sea madre, pero nadie ha armado tanto escándalo con los mellizos de Bosé, los gemelos de Ricky Martín, las niñas de Kiko Hernández, o las criaturas de Javier Cámara, por no alejarnos de tierras patrias.
Porque resulta muy progre criticar a la presentadora por usar un vientre de alquiler en Miami, y no se dice ni mú con los gays que hacen exactamente lo mismo. Eso sí, lo verdaderamente patético ha sido la salida en silla de ruedas de un hospital donde otra mujer ha parido, y con la pulserita de paciente. Solo le ha faltado hacerse una foto simulando el parto y pedir reducción de jornada por lactancia. Yo creo que El Cuento de la Criada se va a quedar corto con lo que nos viene encima.