Ya que estamos en la semana de la libertad de expresión, Súper Mario Bros, Mario Fernández para los titulares de los periódicos y para los empleados de Kutxabank, se ha descolgado con una declaración de impacto: «Salvo un norteamericano que quiere crear una especie de casa de putas en Madrid (en referencia a Eurovegas) nadie va a crear en un día 2.500 puestos de trabajo». Está bien eso de que los presidentes de las entidades financieras sean tipos lenguaraces que califican este tipo de chiringuitos sin eufemismos. Aunque bien mirado, al personal también le gustaría que llamase por su nombre a los gestores de Bankia o a los de CajaSur.
Porque en estos tiempos que corren, la peña opina que las verdaderas casas de putas son los bancos y cajas que han hecho de su capa un sayo. El magnate Sheldon Adelson organizará un superlupanar donde aflorará el dinero de la mafias, mientras Rodrigo Rato se ha forrado como un mafioso y los gestores de las cajas quebradas se van de rositas entre sospechas de corrupción.
Si vamos a echar mierda, repartámosla entre todos. Porque a la gente le sabe mal que vengan los directivos de banca a sentar cátedra, cuando ellos son los primeros en disfrutar de barra libre. Y sobre todo porque, puestos a buscar burdeles, hay para dar y regalar. Como la justicia, el mayor prostíbulo del momento, donde siempre hay un amiguito del alma dispuesto a archivar causas como la de Carlos Dívar.