Por fin. Rajoy ha hablado para reconocer que fue un error apoyar a Bárcenas, un error de veinte años que, curiosamente, mientras no salió a la luz pública no fue un error, y que nunca lo habría sido si no le pillan. Algo tenía que decir después del culebrón protagonizado por él mismo, alias caraplasma, Pedro Jota como la mano ejecutora de Dios, los esbirros de la FAES siempre en la sombra y una secretaria ppringada, ‘Maricospe’ creo que se llama…. Ese paladín de la elocuencia al que se le da tan bien leer chuletas prefabricadas, ese ser sin riego sanguíneo que incomprensiblemente aún consigue mantener vivo a un grupo de palmeros, ha hecho hoy gala, sin embargo, de una fina ironía con su muletilla reiterada de «fin de la cita».
Ese personaje hierático, que, como tiene el cerebro almidonado, ni siente ni padece se ha descolgado en el Senado con una frase rotunda sobre que «creyó a un falso inocente pero no dio cobertura a un presunto culpable». Y se ha quedado tan ancho. Ni dimitirá ni convocará elecciones porque Raticulín vive en un mundo de ponis rosas vestidos con tutús rosa que comen nubes de algodón rosa y juegan con hilillos de plastilina, rosa, por supuesto. ¿De verdad se han creído la versión del presidente? Un tipo con tanta credibilidad que solo le falta empezar los viernes el Consejo de Ministros diciendo aquello de ¿Cómo están ustedes? Claro, ha estado tanto tiempo esperando a que sus rivales políticos se inmolaran para ocupar el trono oval (o sea el wc), que de allí ya no le baja ni sanpedro (Jota evidentemente).