¡Qué vienen los rojos!

Llegaron los rojos con un preacuerdo de Gobierno y ya nos llevan directos al abismo. La meteorología ha sido lo primero que se ha rebelado. Las nubes negras han caído sobre nuestras cabezas y estamos sumidos en el peor temporal del otoño. La lluvia no da tregua y el terror se apodera de las calles, la gente huye en todas direcciones por el viento hipohuracanado, y el frío helador provoca tanto castañeteo de dientes que a los más mayores se les ha caído la dentadura postiza. Las olas trepan hasta Igeldo (cuna de batasunos) y la nieve sepulta el chalé de Iglesias. No deja de llover y cae tanta agua que se ahogan hasta en Venecia. Cosas de isobaras que también se han conjurado contra los comunistas y separatistas para preservar la reserva espiritual de Occidente.

Y haciéndose fuerte en el barro, el líder de Vox clama al cielo con tono guerracivilista. Según Abascal, el preacuerdo entre el PSE y Unidas Podemos lleva al país directo hacia la cartilla de racionamiento. Racionamiento, pero estricto, el que había al hacer reparto de cerebros cuando él nació porque le tocó uno bien pequeño. Pero como hay bastantes cerdos que se revuelven bien en el lodo, José María Aznar cree que Pedro Sánchez ha elegido la “peor fórmula posible” para pactar y formar Gobierno. “Frankenstein comparado con lo que parece venir resultará un modelo de armonía”, señala. Siempre mejor Frankestein que Francostein.

Mi más sincero pésame al cerdo… ¡ojo! al de Instagram

Esto es el despiporre. El mundo se va a la porra, pero no es por el cambio climático, si no por la rehatíla de chorradas que pululan por las redes sociales. Instagram acaba de eliminar las fotografías de un cocido gallego por “violencia gráfica”. Ha censurado las imágenes del vecino vigués, Richard Barreira, que publicó el bodegón culinario, por “infringir las normas comunitarias”. Garbanzos, costillas, carne y chorizos, servidos en una mesa, eran los alimentos  (mi más sincero pésame y un sentido recuerdo al cerdo que los proporcionó) que se podían ver en las fotos del “primer cocido de la temporada”.

El usuario compartió la publicación un domingo al mediodía y por la tarde ya había sido eliminada. Y todo porque la inteligencia artificial nos domina. El filtro detectó trozos de carne y huesos y, directamente, lo catalogó como violencia. Decididamente, de locos. Los algorritmos obvian que una hamburguesa o cualquier salchicha son mucho más gores. Así que si van a comer un chuletón, mejor háganlo en la intimidad. Nada de fotos ni envíos de whatssap. Con todo mi respeto para veganos, animalistas, defensores de gallinas agredidas, lectores de poesía para pavos, besucones que van al matadero a abrazar vacas, y tantos otros seguidores del Dios insta, no hay más tontos porque faltan metros cuadrados. Y es que para verdadera violencia gráfica, el postureo de las influencers.

No me toques el buzón

Casi 38.000 vascos han rellenado bien sus cosas para no recibir propaganda electoral y evitar tanto gasto inútil. Ellos ya han actuado y han clausurado digitalmente el buzón. Yo lo intenté y fracasé. A veces la página del INE estaba petada y otras la dirección URL era un caos. El DNI electrónico resultaba tan inútil como la lista Robinson y se empeñaban en que me descargase no sé qué app y obtuviera otra Cl@ve. Desistí. Y decidí dejar que mi buzón se llene de mierda.

Mientras me ziscaba en lo más barrido, constaté una paradoja: la Ley de Protección de Datos no permite enterarme de en qué habitación de hospital está ingresada mi tía, pero Abascal se puede meter hasta la cocina y pringarme la encimera de amarillo y rojo. Debería ser ilegal que los partidos se hagan con las bases de datos de los ayuntamientos. Con los votantes hasta los bemoles, la pregunta debería ser qué hay que hacer para no constituir la mesa electoral. Porque sería más efectiva la desobediencia civil que hacer el caldo gordo a unos políticos inútiles. Nos piden borrarnos para economizar, cuando el verdadero ahorro hubiese sido no pagar a unos empleados públicos que no han hecho su trabajo. Ya que regalamos el dinero, sigamos con el paripé y el despilfarro. Así que recibiré la propaganda. Total, tengo el contenedor azul enfrente del portal.

Cotorras, mirlos y pardillos

Me lo han puesto a huevo. El titular (real como la vida misma) dice así; Madrid eliminará la mayoría de las 12.000 cotorras invasoras que amenazan la ciudad. ¡Evidente! Lo que sobran allí, sobre todo en la Carrera de San Jerónimo, son pájaros y pájaras. La noticia afirma que esta ciudad no ofrece el hábitat necesario para las cotorras. ¡Error! Génova es un paraíso. Y la señora presidenta de la Comunidad, Díaz Ayuso, está perfectamente adaptada. Por otro lado, la plaga de cotorra argentina ( a la que también alude el artículo) y que deduzco atiende por Cayetana Álvarez de Toledo, ya ha sobrepasado los límites de la capital y se ha vuelto una especie invasora en Barcelona.

De momento solo exterminarán a las cotorras. Pero cuando vayan a por las cacatúas, algun@s van a sudar tinta. Porque España es un ecosistema rico en rapaces políticas. No habla el ayuntamiento, sin embargo, de otros pajarracos exóticos como Albert Rivera que está cargándose la flora y fauna local. Ni que en determinadas áreas anidan los cuervos Ortega Smith. ¡Y alguna que otra urraca! ¿Miran ustedes a Arrimadas? Ya era hora de que alguien se tomara estas plagas en serio. Aunque se les podía haber ocurrido antes controlar a los buitres. Sobre todo los llamados buitres Botella. Puestos a cazar aves, no solo caen gaviotas, también algunos mirlos y bastantes chorlitos, pero ¡qué raro! solo despluman pardillos.

Pero ¿crees que soy Cofidis?

Los préstamos son para el verano porque el 15% de los ciudadanos paga sus vacaciones a crédito. Para eso está el maravilloso mundo financiero y su ramillete de productos que permitirán a dos millones de españoles financiar estas vacaciones a cambio de estirar un poquito más su masa de deuda. Alargue su verano. Préstamo preautorizado al 6,22% TAE sin comisión de apertura hasta el 15 de agosto.

Pagar a plazos la estancia en la playa es obligado si uno quiere adentrarse en vacaciones en los tours del postureo para subir likes en Instagram. ¿Porque qué sentido tiene estar en la playa más exótica si no puede lucirse entre sus contactos? Para presumir de vacaciones en las redes sociales, dicen los que saben que nos endeudamos un montón. Y es que como resulta complicado transferir el dinero que uno tiene en la cabeza a la cuenta corriente, no cabe otra, más que pedir prestado.

Además según a dónde se dirija tendrá que engordar más o menos su cartera. Según Rastreator, disfrutar de cinco días en Donostia es un 41% más caro que la media nacional. La ciudad cuenta el precio más elevado para disfrutar de una cerveza (5,5 euros el medio litro, un 33% por encima de la media) y es la más cara para alojarse, con un precio medio de 1.011 euros por cuatro noches en hotel de tres estrellas (153% más). Pida un crédito, vaya y cuéntelo. Y sobre todo, asúmalo, si no queda rastro digital es como si nunca hubiera estado.