Olores Gran reserva

 
 
 
 
 

La máscara antigás, un elemento imprescindible para llevar en el bolso

Menos mal que han pasado los últimos calores, porque quizá hayan venido bien  a las uvas, pero les juro que a los que no íbamos a vendimiar en metro nos arrojaban a una cloaca de olores. Uno de los peores es el del sudor rancio, ya macerado, una especie de Gran Reserva que noquea las pituitarias. Sin necesidad de hacer ninguna cata, adviertes sus cualidades organolépticas, su buqué penetrante y su aroma de sotobosque.

Lo peor es cuando identificas al portador, –lo siento, suele ser mayoritariamente hombre–, intentas encogerte en el asiento y no encuentras la máscara antigás en el bolso. Tambien hay otro, tipo crianza, joven, ácido y ligeramente afrutado. Es propiedad de esos chavales con las hormonas desbocadas y los sobacos relucientes de actividad. En ocasiones, el tufo proviene de más abajo y no hablo de partes nobles, –no he desarrollado mi olfato al nivel de a qué huelen las nubes –sino de otras menos impúdicas, los pinreles.

Las hawaianas son un invento de órdago para que los pies se refrigeren, pero también para que saquen a relucir la necesidad de llevar incorporado el Devorolor o de colgar una etiqueta del dedo gordo, como en las morgues, con aquello de Lávalo, que no encoge. Entonces, en una metamorfosis, poseída por la putrefacción, te puedes convertir en el Jean-Baptiste Grenouille de El Perfume y te entran ganas de cargártelos a todos. No para guardar sus esencias, sino para que te permitan respirar porque estás a punto de morir asfixiada.

Voto de pobreza

Que nuestros políticos no habían hecho voto de pobreza era sabido, pero la difusión de su patrimonio ha sido carnaza devorada con fruición por el gran público. Tanto que la exposición de sus miserias gananciales sometidas a la curiosidad del populacho colapsó hasta la web del Congreso. El destape patrimonial de sus señorías no ha defraudado y el que más y el que menos tiene el riñón forrado y las espaldas bien cubiertas.
No revelan ningún mérito. Que tuvieran menos significaría que se han pulido la pasta en chorradas o pondría de evidencia que algunos se administran de culo como Tomás Gómez con solo 1.400 euros en la libreta, o que otros, como Alicia Sánchez Camacho, mienten más que hablan ya que dicen deber al banco la friolera de 747.000 euros y ganar 82.593.
Varias conclusiones: No se entiende cómo hay tanto piso por vender si algunos políticos, artífices de la burbuja inmobiliaria, tienen cuatro por cabeza. Otra, cómo no iban a quitar el impuesto de patrimonio si ellos acumulaban alguna de esas riquezas. El problema es que tanto ladrillo no nos deja ver el bosque y sobre todo no nos deja formularnos por qué tienen sueldos de por vida, por qué cobran bien aunque realicen una gestión penosa y cómo pueden compatibilizar tres salarios de forma simultánea. Y eso que sus honorarios de políticos son bastante poquita cosa comparado con lo que luego ganan en los consejos de administración o en los puestos donde son recolocados.

Lo que de verdad importa

Ni la reforma de la Constitución, ni la vuelta al cole, ni la crisis…, la noticia más leída y más comentada en medio mundo la pasada semana, fue esa pillada de una alcaldesa belga practicando sexo. El cortometraje erótico de Ilse Uyttersprot mirando pa Olite y montándoselo en el torreón, ha arrasado en internet. Aunque increíblemente la gente se escandaliza más viendo este envite en Olite que a un guardia aporreando a un paisano en la JMJ de Madrid.

Mantener sexo en público es un debate eterno que suscita pasiones, pero cuando son representantes delPartido Popular Europeo los que se lo montan en las almenas de un castillo al grito de abre la muralla, la cosa tiene su miga. A los Torquemadas del sexo no les ha gustado y proponen ir todos a copular al Atomium de Bruselas. El de la regidora de Aalst es solo un caso que se suma a la larga lista de caras conocidas fotografiadas y grabadas practicando sexo al aire libre como ha sucedido estos días con el bailaor Antonio Canales que fue pillado haciendo un solo de flauta a un tipo en una playa gaditana.

El bailaor quizá estaba inspirado tras leer Schossgebete, la novela que ha vuelto a colocar a la escritora alemana Charlotte Roche en lo más alto de la lista de ventas, con una obra que arranca con una descripción detallada de una felación que se extiende durante cinco páginas. Intereses literarios aparte, el lance de Olite solo evidencia que el turismo cultural es más placentero que el de sol y playa.

La rebelión de los descorbatados

Primera foto de familia del consejo del Gobierno vasco tras las vacaciones y nueva vuelta a la rebelión de los descorbatados. De nuevo, Martin Garitano se apea del lazo al cuello y Juan Karlos Izagirre, anfitrión de la sesión, aparece disfrazado de ministro iraní. Eso sí, abandona las sandalias, se tapa los pinreles  y calza zapatos. En el Congreso, Bono ha montado más de una tangana por ir descorbatado. Y eso que es difícil de entender que un tipo que se hace implantes de pelo y parece un paleto vestido de domingo, reprenda a Sebastián por ir sin corbata y llame al orden a periodistas por no cumplir con el decoro en el vestir. Parece sencillo de comprender que a los políticos no se les vota para que se disfracen de auxiliares administrativos de los años 40. Considera Sebastián –y el exprimer ministro japonés, Naoto Kan, pionero en aplicar la medida–, que un ciudadano despojado de la corbata, aguanta mejor el calor y hace menos gasto de refrigeración. ¿A qué Bono no se atrevería a abroncar a Steve Jobs?, creador de Apple y sempiterno portador de camiseta negra, vaqueros y zapatillas deportivas, al que le importa un rábano la rebelión de las corbatas. Tampoco Patxi López se atreve a amonestar a Garitano. La moda casual del diputado guipuzcoano muy pronto podría pasar porque se presentara en la Dipu con los piratas, la camiseta de la selección de Euskadi y las chanclas. La vestimenta progre es lo que tiene. Que un día dejas la corbata en el ropero de casa, y al siguiente, enseñas gayumbos txuri urdin, y calzas hawaianas. Que copie de Hugo Chavez y Fidel Castro, luciendo un coqueto chandal soberanista de verano, y todos tan frescos. 

  

Horteras sin Fronteras

Los delantales sexys, un souvenir solo apto para los más horteras

El alcalde de Pisa ha lanzado una ofensiva que incluye multas de 500 euros contra los recuerdos turísticos de mal gusto, como aquellos que hacen referencia fálica a la torre inclinada o esos calzoncillos que reproducen un pene gigantesco del David de Miguel Ángel. Marco Filippeschi, el edil en cuestión, ha formado una liga para combatir a los Horteras Sin Fronteras (HSF) que tanto daño hacen a la humanidad. Los HSF son esos tocapelotas que traen de souvenir a las amigas un delantal con los pechos de Pamela Anderson y a la altura del pubis viene dibujado el Peñón de Ifach. Yo todavía guardo uno de Benidorm con unos senos hinchables y la leyenda: Deja de mirar mis tetas y échame una mano.

El decálogo de souvernis horteras puede llegar a ser espeluznante. A mí me horripilan esas colecciones de dedales salidas de un museo de resina rancia, esa flamenca sobre el televisor que, afortunadamente, la tele de plasma arrojó al container, el póster de El Juli con una muleta customizada con la cara del vecino, o ese niqui de Yo estuve en Villajoyosa y me acordé de ti. Lo peor es que las tiendas de chinos venden platos escalofriantes con I Love Fuengirola o abanicos recuerdo de Formentera, fabricados en Guangzhou.

 ¡Qué tiempos aquellos en los que el merchandising nos solucionaba el problema de los regalos! El dinero que nos podíamos ahorrar con la pelota de Nivea, la colchoneta de Telepizza, la gorra de la Caja Rural o la camiseta de DEIA.