Patxi monta una tómbola

Ya es primavera en el Gobierno de Patxi López. Porque solo un gobierno que está en promoción sortea boletos como en una tómbola. Charcutería Patxi e Isabel regala cheques regalo si aflojas el bolsillo en su cadena de establecimientos. Igualito que cuando en las plazas de abasto distribuyen vales de compra entre su clientela. La Boutique de Idoia y Rodolfo reparte seis mil premios de 50 y 100 euros en los comercios de Euskadi. Ya solo falta que las papeletas para que les voten incorporen cupones descuento.

La iniciativa de repartir vales regalo para incentivar el pequeño comercio es una tontería digna de los actuales ocupantes de Lakua, protagonistas accidentales de Torrente, que han convertido la Lehendakaritza en el rincón del friki. No importa que te hayan quitado la ayuda de emergencia, que estés en paro…, el Plan Compra aQtiva premiará tu fidelidad al pasar por caja. ¡Eso! A gastar dinero tontamente mientras hay cientos de necesidades sin cubrir.

Es cierto que el uso de vales de compra ha crecido enormemente en los últimos años porque los clientes están buscando siempre la mejor oferta. Por eso, cuando los políticos no tienen iniciativas ni propuestas, organizan loterías. Solo un gobierno de saldo impone recortes para luego regalar pasta indiscriminadamente. ¿Qué será lo siguiente? ¿Rifar bonos para el solarium, papeletas para la depilación o cupones para el sex shop de la esquina?

La niña de Rajoy

Una sola semana ha acumulado más referencias al mundo femenino que el resto del año. Desde la famosa niña de Rajoy no se había hablado tanto de chicas. ¡Cuánta hipocresía! Hay veces que en el periódico hay que llegar a la sección de contactos para encontrarse con una dama. Las mujeres solo se convierten en noticia cuando son políticas y sufren un cáncer de mama, cuando sus parejas las matan y un día como el 8 de marzo.

Nos tienen acostumbradas a ser protagonistas de cuestiones y de paños menores. Hace pocos días unas señoritas se pusieron de más actualidad que elniñodetrasdePuyol y eldeloscuadros juntos. Eran las pornochachas francesas. Una empresa que ofertaba jóvenes para limpiar casas en ropa interior indignó a los políticos que pidieron el cierre de la web donde se ofrecen esos servicios eróticos. Sensual Clean Service incluía la limpieza de polvo, pasar la aspiradora, fregar el suelo o hacer la cama, con una vestimenta ligera para hacer realidad la fantasía del cliente. El problema estriba en que la cartera también te la dejan bien limpia ya que sus honorarios a la hora oscilan entre los 90 y los 150 euros.

No sé de qué se escandalizan los franceses. En España, algunos lo único que ofrecen es casa y comida a cambio de los servicios domésticos y los otros. Cuando una descubre que su post más comentado es el de madurita busca, se resigna a hablar de banalidades. Por eso, cuando la igualdad deje de ser noticia y se practique todas las semanas, volvemos a hablar.

Yabba Dabba Doo!!

 

El troncomóvil vuelve por sus fueros

Este domingo de Carnaval me debato entre disfrazarme de Tío Gilito o de Pedro Picapiedra. Porque no sé si las medidas de ahorro energético son para atesorar más duros o para volvernos más trogloditas. Rebajar la velocidad a 110 kilómetros es realmente práctico porque lo que economizamos en gasolina, lo pagaremos en multas. Al final tendremos que bajar del coche y empujarlo, cogiendo carrerilla para subir las cuestas. O utilizar un troncomóvil. ¡Yabba Dabba Doo! Por supuesto a oscuras porque nos obligarán a conducir a la gallinita ciega.

También podemos ir en coche de caballos, que hay menos accidentes, aunque entonces nos subirían los impuestos de las herraduras y la alfalfa. Cuentan que algunos ya se han acercado a un Cash Converter a ver cuánto les daban por la 5ª y la 6ª de su coche. Sin ser el ministro Sebastián, a todos se nos ocurre un recetario de urgencia para ahorrar combustible. Consiste en suprimir los coches oficiales, reducir los atascos o evitar que Zapatero vuele desde el Cairo a Madrid para volar al día siguiente a Túnez gastando veinte mil litros de queroseno.

También se podría, es un ejemplo, despedir a medio millón de funcionarios. Así ahorraríamos en transporte, en energía de calefacción y ordenadores y en la iluminación de los despachos. Todo sea por la pasta. No hay de qué extrañarse. Ya han prohibido fumar en el bar, descargar de internet, comprar bollos en el cole a los niños, llegar a fin de mes a los pensionistas, a primeros de mes a los parados…

La gran familia

Que te pego leche! y la leche (por supuesto, de Clesa) le sacudió. Pero más les ha atizado a los 500 ganaderos a los que debe siete millones de euros. Ruiz Mateos, ese discípulo aventajado de Gil y Gil, ese empresario friki, es el penúltimo animal que tropieza dos veces en la misma piedra y en la segunda se da más fuerte. «Si no devuelvo hasta la última peseta me pegaría un tiro, siempre que mi religión me lo permitiera», es el nuevo grito de guerra de este expropiado y concursado. Y lo dice un personaje esperpéntico que enseñó a Madoff todo lo que sabe de estafas piramidales, aunque todavía quede alguno que le considere héroe en lugar de villano.
Quizá si recalase en el vestuario de los jugadores del Rayo Vallecano, a los que adeuda diez meses de salarios, le lloverían algo más que cuatro buenos flanes. El tipo recuerda a Berlusconi -por su afición al bótox- si al italiano le diese por disfrazarse de Superman y tomar un par de copazos de Garvey. Además los dos han dado trabajo a mucha gente, sobre todo a los jueces. Para anunciar su bancarrota virtual, el estrambótico sujeto se presentó con una imagen de patriarca decimonónico rodeado por sus seis hijos varones -las siete hembras se quedaron en casa-, y reclamó a sus acreedores paz y sosiego. Lo que no dijo es que todos los inversores que han picado con Nueva Rumasa recibirán en su casa unos riquísimos bombones trampa. Yo, sinceramente, lo que más siento es que el Cacaolat corra peligro.

A golpe de melena

Marilyn, un pelo de escándalo

Llevo nueve meses haciendo un minucioso estudio de campo. Desde verano estoy examinando las pelambreras de mis coetáneas entre 35 y 50 años. ¡Tranquilos, solo reviso cabelleras! Ríanse si quieren, pero les juro que ha sido riguroso. He concluido que hay una especie de fobia social femenina a cortarse el pelo. No hay una frase más pronunciada en cualquier peluquería que córtame solo las puntas. Si la peluquera se excede más allá de los dos o tres centímetros, el tema adquiere tintes de tragedia griega.