Claro, hemos comido bacon por encima de nuestras posibilidades y pasa lo que pasa. Que la OMS nos mete el miedo en el cuerpo con el venenito. Pero yo me niego a alimentarme a base de bayas salvajes, tofu de soja y semillas de lino. Ni a decir «tengo que comer el lunes brócoli, el martes, nueces, el miércoles, pescado azul para el omega 3… ¡horror llevo una semana sin consumir legumbres!» Por eso, junto con unos amigos, he creado un servicio gratuito de recogida de jamones para seguidamente proceder a su procesamiento y destrucción por un equipo altamente especializado.
“Si usted vive, enfermará y morirá porque vivir es la causa indiscutible del 100% de las muertes”, fue lo que se le olvidó decir el otro día a la OMS cuando lanzó el bombazo de los solomillos cancerígenos. En este intento por querernos alechugar, once de cada diez consumidores recomiendan larga vida a la panceta. La OMS dice que el consumo de 50 gramos de carnes procesadas aumenta un 18% el riesgo de base de padecer cáncer de colon. Pero si este es ínfimo, ese 18% es solo algo mayor que ínfimo, ligeramente por encima del “multiplícate por cero” de Bart Simpson. Menos mal que en poco tiempo, el borregomátrix que todos llevamos dentro, y que es muy olvidadizo, volverá a los hábitos de siempre. Además hasta que Mariló Montero no se pronuncie sobre el salchichón estaremos hablando sin saber.