La patrulla canina

«Si usted tiene un problema y se los encuentra, tal vez pueda contratarlos», era la cabecera (con marcha militar) de la mítica serie de los 80, el Equipo A. Pues bien, llevábamos semanas pendientes de unos perros atrapados por las coladas de lava del volcán, y un misterioso Equipo A los ha rescatado.

Iban a hacer una misión de película, con canes salvados por drones, y la realidad ha vuelto a superar a la ficción. ¡Espérate que todavía los tienen secuestrados! La empresa de drones, la UME y un montón de burócratas llevaban días pergeñando un plan aéreo para la captura y suelta de los animales, y llegan Hannibal, Murdock, Fénix y M. A. en versión canaria, le echan dos bemoles, se saltan la zona de exclusión, y operación concluida. Tanta tecnología y tanta tontería, y van estos, pisan la lava a tropecientos grados y se llevan a los perros.

Ya me imagino a Barracus triturando el magma con sus propias manos y al cororonel John Hannibal Smith haciendo planos sobre la ceniza para acceder al estanque sitiado. Y eso, que si han firmado como el Equipo A, lógicamente no serán unos chavales ni la patrulla canina. Ahora solo falta que nos den una prueba de vida y que ningún descerebrado imite la acción. El mundo pendiente del rescate, la empresa de drones hinchándose a hacer marketing, a la espera de recibir los permisos del mando de Emergencias, y van, y ya no hay podencos. ¡Me encanta que los planes salgan bien!

¿Una vida o un post?

Una bloguera compara fotos reales y fotos subidas a Instagram

Instagram es la meca del postureo, un submundo de post en el que todo es mucho más perfecto que la vida real y cada usuario se esfuerza en crear una imagen idealizada de sí mismo con el único objetivo de pasárselo por el morro a sus seguidores. Hace poco, un estudio interno de Facebook cargaba contra los efectos dañinos de esta red social en la salud mental de las adolescentes. Y afirmaba, por ejemplo, que “un 32% de las chicas dicen que cuando se sienten mal con su cuerpo, Instagram les hace sentir peor”.

La información, revelada por The Wall Street Journal, aseguraba que a mucha chavalería le causa depresión, ansiedad y pensamientos suicidas. Parece lógico que una red donde famosos, influencers, ricos y tontolabas en general presumen de su cuerpo y su estilo de vida dañe la autoestima de algunos usuarios.

Pero hay que subir contenidos para quedar bien ante los demás, fotos que revelen vacaciones idílicas y visitas a parajes paradisiacos. Agrega filtros y editar sus imágenes para que parezcan perfectas y logra fácilmente que las niñas/mujeres se sientan como si sus cuerpos no fueran lo suficientemente buenos. Aunque no hay que esperar a ningún informe para que nos digan lo que todos sabíamos, que allí el hedonismo es una patología. Tampoco sería justo culpar sólo a Instagram de algo que es habitual en muchas apps. Casi todas prefieren pedir perdón a pedir permiso

El show eléctrico de Truman

¿Y si la subida de la luz forma parte de un experimento sociológico para ver cuánto tenemos de gilipollas? Una especie de Show de Truman en el que nuestra vida es un reality emitido en directo para accionistas de todas las eléctricas, incapaces de aguantar la risa viendo cómo soportamos récords de precios. Agosto ha sido el mes más caro de la historia con un gobierno progresista, donde solo ellos progresan. Y hay una tal Ribera que se descuelga diciendo que “las empresas tienen escasa empatía social”. Me mondo y me parto. ¿Perdonaaaaa? Una ministra que pide empatía social es una tertuliana, no una ministra.

Lo único que se le ocurre al PSOE es apelar a las compañías para que se porten bien. Solo les queda rogar a la Virgen del Rocío, como hacía el PP. ¿Y nosotros? ¿Podemos pagar en empatía? KW contratados en hora punta x moneditas de empatía x días de facturación. Que hagan el cálculo.

Dice esta señora que «la empatía cotiza en Bolsa». Vuelve a equivocarse. Los beneficios cotizan más. Este rallye de precios sacude los bolsillos domésticos devorados por tanto KW, horas valle, potencia contratada, y demás tecnicismos. El camarada Garzón, en teoría el guardián de los consumidores, está missing y solo entra a Twitter para recomendar libros. Aún así, su Ministerio sobrevive. ¡Y qué me dicen de Irene Montero!, aquella que aseguró que solamente Podemos podía conseguir que bajase la factura. Menudo par de gargantas profundas. Tragan todo lo que haga falta.

Grupos de WhatsApp, al Tribunal de La Haya

Me pregunto a qué mente demoníaca se le ocurrió la idea de crear los grupos de WhatsApp. ¿No había bastante con sufrir a los cuñados que ahora tenemos que aguantar otro purgatorio más en la tierra? ¿Qué puede salir mal en un grupo? Pues todo. Y si alguien ha tenido la brillante idea de bautizarle Txintxa Rabiña para mandar todo aquello susceptible de dar envidia cochina, es el acabóse. Se sacan las fotos que más pican al resto, y se desata el caos. Es como Los Juegos del Hambre en versión trolls y voyeurs dando por saco.

Enseñan txuletones del tamaño de San Mamés, y practican foodporn. ¡Ojo! que no hablo de sexo, sino de esa manía de hacer retratos a la comida y enviarlos. Otros se vienen arriba con el vino. ¿Se me habrá picado este Vega Sicilia? (Emoticono sonriente). Están los jubiletas que se van a la playa en día laborable. Y se regodean. Los hay que parecen GEOS y tan pronto están en la punta del Himalaya como buceando en Islandia.

Todo el día, meme arriba, gif abajo. Lo peor es que ni se molestan en coger el chiste de la galería. Y pone; reenviado muchas veces. ¡Horreur! Además, el grupo es como una secta del siglo XXI. No puedes salirte nunca. Concha abandonó el grupo, chiva. A su lado, Judas era un puñetero aprendiz. Yo no sé cuándo piensa meter mano a este asunto el Tribunal de La Haya. A veces me cabreo, y borro todo el chat, pero en seguida me abduce y vuelve a la carga. Es el día de la marmota.

Postureo de Todo a un euro

La controvertida imagen en el yate de C. Tangana.

La foto harén de C. Tangana en plan macho de éxito, rodeado de pibones, está dando mucho de sí. Este fulano, al igual que casi todos los tontubers, instapotxis, gilitokers y demás tontos a las tres, piensan que es mejor que hablen de ti, aunque sea mal. Por eso ha posado en un yate, como Jesús Gil en el jacuzzi, y ha acabado tirando del mismo estereotipo de semental rodeado de macizas para promocionar una canción.

El rapero se exhibe repantigado en la cubierta y rodeado de una decena de chicas en bikini en actitud provocativa y culos en pompa haciendo de posavasos. Todas poniendo morritos con un tipo muy culto que canta letras como “La pego y la araño, en el club o el baño / no voy a dejar de darte hasta que te haga daño”. Lo peor de todo es que ahí posan algunas señoritas que son muy feministas de lunes a viernes, pero el fin de semana libran. Todas, por supuesto, muy progres, hasta que hay pasta y likes de por medio.

Feministas de salón y postureo del todo a un euro que luego se apuntarán al Me too. ¿Qué hace que a diez jóvenes les mole aparecer en una imagen como si fueran trofeos de caza o las escorts de un mafioso? Para aquellas que argumentan que son mujeres empoderadas que hacen lo que quieren, habría que preguntar qué sucedería si en la foto saliera, pongamos, Bertín Osborne. Y si no ¿a cuento de qué se han eliminado las azafatas que entregaban ramos de flores en la Vuelta?