La huelga de los millonarios pijos que hablan inglés

Huelga de controladores en diciembre de 2010
Huelga de controladores en diciembre de 2010

Los controladores aéreos acaban de finalizar cuatro jornadas de paros en protesta por las sanciones de la huelga de 2010. Y afortunadamente han pasado sin pena ni gloria. ¿Qué se creían? ¿Otra vez en huelga por depresión por no saber que hacer con los doscientos mil euros que ganan al año? ¡Dios mío que injusticia! Habrá quien piense que les tenemos paquete por ser millonarios, pijos y hablar inglés. Nada de eso. Esta gente cobra un sueldo de miseria y está agotada por la enorme carga de trabajo y horario abusivo al que se enfrentan.

En primer lugar, lo que hay que hacer es agradecer a estos señores sus esfuerzos por complicar la vida a los ciudadanos que, como todo el mundo sabe, sólo viajan en avión para irse de vacaciones a Nueva York. En segundo, preguntarles si van a volver a repetir de menú esa ensaladilla que provocó la espantada de sus puestos de trabajo y que todos se pusieran a la vez enfermos? ¿O qué paso aquel 3 y 4 de diciembre, a la sazón puente, de hace cinco años? En realidad no fue una huelga, fue una cabronada. Con cientos de miles de personas secuestradas en el aeropuerto y con el cierre patronal del espacio aéreo.

Curiosamente los paros que han heho estos días iban a realizarse inicialmente en marzo, pero claro, el accidente de Germanwings, les fastidió los planes. Por eso los han fijado en pleno inicio vacacional. Menos mal que esta vez han sabido pararles los pies y no ha habido un montón de damnificados porque ellos se pasaron de listos poniendo al país de rodillas. ¡Qué pena me dan siempre los privilegiados!… ¡snif!

Superhincha… pero menos

El universo rojiblanco brilla tanto que debe verse desde la Estación Espacial Internacional. A 365 kilómetros de la Tierra, la constelación de banderolas, estandartes, escaparates en rojo y blanco forma una conjunción astral que invitaba a soñar con el triunfo. Hace tres años, al calor de otra final pasó algo parecido. Solo hubo un pero y no me refiero, obviamente, a la derrota. Fue que la bandera de mi vecina estuvo colgada en el balcón más de año y medio. El viento la azotaba, el sol quemaba los colores y al final terminó ajada, hecha jirones y destrozada. A mí se me caía el alma porque no solo afeaba la fachada sino porque entonces era una cruel metáfora de lo que sucedía a un Athletic venido a menos.

Afortunadamente un día, una ciclogénesis explosiva que pasó distraida, tuvo la deferencia de transportarla a mejor vida. Eso sí respetó la cinta americana que la semana pasada volvió a reutilizarse. Mi vecina no era la única superhincha… pero menos. Desde el coche, por la A-8, también veía algún otro hincha de pacotilla que dejaba que su bandera roída y pocha, se pudriese y muriese de inanición en la ventana. Alegoría del tipo abandonado al que todo le recuerda a su amada (Copa) que se ha ido con otro. Me encanta esa forma apasionada, exagerada, a ratos absurda en que se quiere al Athletic, pero, por favor, acuérdense de retirar sus adornos algún día de estos ¿vale? La tela tiene una vejez muy mala.

Maroto Marimotots

Maroto busca el voto y promete bajar los impuestos a todos los gasteiztarras. Después de protagonizar un mandato bronco, incendiar al personal con la RGI y el racismo, y fracturar la ciudad, el candidato a repetir a la alcaldía se corona cada día con una burrada mayor que la del día anterior. Sí, hablamos de esa persona que anunció que complementaría con 50 euros mensuales las pensiones más bajas para que no hubiera mayores que no pudieran encender la calefacción. No aclaró, sin embargo, si iba a pedir a los jubilados que lleven empadronados mogollón de años como exige a los inmigrantes. Maroto ha echado muchas pestes contra los pobres pero menos contra los grandes defraudadores de corbata. Esos que acumulan 20.000 millones de euros en Suiza. Patriotas de golpe en el pecho y misa diaria, lo que se da en llamar gente de orden, que no necesitará nunca rentas mínimas porque ya se insertan y se procuran bien las alubias.

El alcalde también acaba de lanzar la pulsera «Vitoria me gusta»… él es mucho de pulsera. Aunque en honor a la verdad habría que decir que los populares son más de llevar esposas en las muñecas. Como esos esPPañoles de bien con pulserita rojigualda y la pasta en Suiza que pronto podrán acudir a Salburua al nuevo pub de ocio sexual temático. Un local nacido para triunfar porque además del pintxito te dan el pote. Con razón Vitoria es Green Capital.

Esperanza; franca no, franquísima

Esperancista declarada, nada de Cifuentista, yo de mayor (de más mayor quiero decir) me pido ser Esperanza Aguirre. Una política que sobrevive a un accidente de helicóptero, a una masacre terrorista en Bombay, se da a la fuga en un carril bus tras derribar la moto de un policía, se sobrepone a un cáncer de mama, al odio eterno que le profesa Rajoy y tres cuartas partes del PP, y empieza la campaña electoral arrasando.

Ella sería la única que aquí se atrevería a levantar la voz para preguntar a los cuatro vientos por qué los gasteiztarras tienen una estación de autobuses digna de faraones patateros mientras que los bilbainos tienen el equivalente al poblado chabolista de la Cañada Real. Por qué en Termibus hay que pelarse de frío en una marquesina un poco grande, y en Vitoria pueden acceder a la estación a través de una plaza más amplia que la de la Virgen Blanca. Con fama de ser franca, más bien franquísima, la lideresa diría alto y claro ¿y para qué quieren una terminal de buses?, ¿no van todos en bici?

Inversiones megalómanas aparte, que hemos pagado a escote, solo ella entendería por qué se inaugura a las puertas de unas elecciones cuando todos hemos visto que desde setiembre estaba finiquitada. Viva Espe. Que seguro que sale alcaldesa y si no, compra los votos en cualquier mercadillo. No está mal, para alguien que dejó la primera línea de la política.

‘Homosapiens’ y patadas

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Un menda de camisa blanca, pantalón beis de pinzas, ropita de marca y estilo Carromero ha sido noticia esta semana por dar una patada a una chica y hacerle un placaje de espaldas, derribarla y tirarla al suelo. Una agresión injustificada, caprichosa, premeditada y exhibida, cómo no, en internet. En el caso de los que lanzaron una tarta al rostro de Barcina, la condena fue de dos años de cárcel…

Sin embargo, ante una agresión gratuita de este tipo, el señorito de Talavera con perfil de cachorro genovés declara y se va a la calle. Y eso que hablamos de un delincuente que actúa por diversión, haciendo daño a los demás, un cobarde que se atreve solo si pilla a gente desprevenida y de noche, y un borracho que encima va provocando las risas de personas tan desequilibradas como él mismo. Le acusan de una falta y de vejaciones pero el agresor necesita un escarmiento muy serio y sus panegiristas y defensores, unos añitos de reeducación. Hay que ser cenutrio para hacer eso, grabarlo mirando a la cámara, y para rematar la deficiencia intelectual del sujeto, copiar esa moda de hacer el memo más absoluto para que otro memo lo grabe y lo cuelgue en Youtube.

Escalofriante. Igualito que la multa de 50 euros que le ha caído a un club de fútbol regional donde se llamó guarra y zorra a una árbitro auxiliar.  Siglo XXI, año 2015, y aún quedan un montón de homosapiens por bajar del árbol.